Relación acerca de las antigüedades de los indios/17
CAPITULO XVI
De lo que hacen dichos buhitihus.
Cuando van a visitar a algún enfermo, antes que salgan de su casa toman hollín de los pucheros, o carbón molido, y con él se ponen negra toda la cara, para hacer creer al enfermo lo que quieran acerca de su dolencia. Luego toman algunos huesecillos y un poco de carne, y envolviendo todo aquello en algo para que no se caiga, se lo meten en la boca, estando ya el enfermo purgado con el polvo que hemos dicho. Entrado el médico en casa del doliente se sienta y todos callan; si allí hay niños los echan fuera, para que no impidan su oficio al buhitihu, no quedando en la casa sino uno o dos de los más principales. Estando ya solos, toman algunas matas del gueyo, anchas, y otra hierba, envuelta en una hoja de cebolla, media cuarta de larga; la de las matas de gueyo es la que toman todos comúnmente; amasada con la mano la reducen a pasta, y luego se la ponen en la boca por la noche, para vomitar aquello que han comido, a fin de que no les haga daño. Entonces comienzan a entonar el canto mencionado, y tomando una antorcha beben aquel jugo. Hecho esto lo primero, después de poco tiempo se levanta el buhitihu, va hacia el enfermo, que está solo en medio de la casa, como se ha dicho, le da dos vueltas, como le parece; luego se lo pone delante, le toma por las piernas, le palpa los muslos y de allí hasta los pies; después, tira de él fuertemente, como si quisiera arrancar alguna cosa; va a la puerta de la casa, la cierra, y habla diciendo: "Vete luego a la montaña, o al mar, o donde quieras", y da un soplo como si despidiese una paja; vuelve de nuevo, junta las manos, cierra la boca; le tiemblan aquéllas como si tuviese frío; se las sopla; aspira el resuello, como cuando chupa la médula del hueso, y sorbe al enfermo por el cuello, el estómago, la espalda, las mejillas, el pecho, el vientre y por otras partes del cuerpo. Hecho esto comienza a toser, y a poner mala cara, como si hubiese comido alguna cosa amarga, escupe en la mano y saca lo que ya hemos referido que se puso en la boca en su casa, o por el camino, sea piedra o hueso o carne, como ya se ha dicho. Si es cosa de comer dice al enfermo: "Has de saber que tú has comido una cosa que te ha producido el mal que padeces; mira cómo te lo he sacado del cuerpo, donde tu cemí te lo había puesto porque no le hiciste oración, o no le fabricaste algún templo, o no le diste alguna heredad". Si es piedra dice: "Guárdala muy bien." Algunas veces, por estar cierto de que estas piedras son buenas y ayudan a parir a las mujeres, las tienen muy custodiadas, y envueltas en algodón, las ponen en cestillas, y les dan de comer lo mismo que a ellos; igualmente hacen con los cemíes que tienen en casa. Si algún día solemne llevan mucho de comer, ya sean peces, carne, pan o cualquier otra cosa, ponen todo en la casa del cemí, para que coma de ello el ídolo. Al día siguiente, llevan toda esta provisión a sus casas, después que ha comido el cemí. Y así les ayuda Dios, como el cemí come de aquello, ni de otra cosa, porque el cemí es obra muerta, hecha de piedra o de madera.