Revista de la semana del No. 25, 1869
L
ondres, París y Madrid están siendo á competencia teatro de escenas de vida pública, aunque el argumento de estos espectáculos difiere notablemente. En la capital de nuestra península, todo son fiestas cívicas, expansiones de patriotismo, revistas militares, promulgaciones, juras, iluminaciones, inauguraciones, contento de los unos, esperanza de los otros, indiferencia en no pocos y despecho de que ven apartarse el curso de los negocios del carril que ellos quisieran señalarle. Con todo, la nación española está atravesando ahora el período revolucionario mas transcendental que debía surgir de gran levantamiento de setiembre, y estas solemnidades sucesivas que van marcando la colocación de una nueva piedra en el llamado edificio de la libertad no pueden menos de llenar de regocijo á sus progenitores. Ya acabó aquella interinidad que miraban con disgusto los verdaderos creyentes en la virtud y fecundidad de la revolución. Ya se ha llenado en cierto modo el hueca que dejó abierto la piqueta revolucionaria; ya hay algo que tiene el carácter de estable, sin ser forma monárquica ni republicana, porque la nación española, celosa de su soberanía depositada en las Córtes Constituyentes, va con pies de plomo en esto de delegar sus poderes, y no se atreve, de golpe, á optar por ninguno de los extremos que los sistemas políticos le presentan á elección. Como quiera que sea, es el tercer paso formal que da la revolución en las esferas gubernamentales, y la buena estrella que á la nación guia en su nueva peregrinación por el camino dé la libertad, es de esperar que siga ejerciendo su benigno influjo en favor de un pueblo tan asendereado y digno de mejor suerte.
Los espectáculos parisienses son de otra índole. Allí se empieza á usar del resorte que ya teníamos gastado hemos abandonado por fortuna. Los boulevares de París, repletos de muchedumbre alborotada después de veinte años de reposo, es un espectáculo ridículo en opinión de la prensa liberal conservadora, por más que no sea cosa de juego el ánimo que la impulsa á romper faroles, incendiar kioskos, cantar himnos republicanos, y oponer a grito de: ¡Abajo el emperador! ¡viva el director de la Linterna Algo hay aquí en medio de estas niñerías y violencias que tiene una tradicion grave y una prosapia temerosa. Son los pobres, son los gamins y se dice, que si gritan Libertad, Igualdad y Fraternidad, el gobierno le responde: ¡Infantería! ¡Caballería! y ¡Artillería!
No obstante, eso de gritar por las calles concertadamente, siquiera sea la hez del pueblo francés, no deja de ser maium signum, porque por poco se empieza, y chispas son las que producen grandes incendios. Ahí está la historia, que nos dice quiénes eran los que asaltaron la Bastilla y derrocaron la monarquía, y cómo, turbas semejantes á las de ahora, invadieron la Cámara dé los diputados en 1848, y pelearon en junio en las calles de París.
En medio de esto no deja de ser algo cómica la aparición de una carta del antiguo servidor de Napoleón, el duque de Persigny, abriendo cátedra de consultor político. Este caballero, que formó, apoyó y tomó parte en el régimen personal del jefe del imperio se viene ahora aconsejando la constitución de un ministerio jóven, fuerte é inteligente, y una trasformacion de la omnipotencia imperial en monarquía parlamentaria y por ende irresponsable. También hay en Francia quien harto de carne predica el ayuno.
Entre tanto, aunque no con el esplendor que tendrían con la asistencia de la córte, ocupada en negocios más serios, se han llevado á cabo las famosas carreras de caballos en Fontainebieau, obteniendo el premio e Sarracín del conde de Lagrange, sin contar otros que obtuvieron los caballos de este poderoso monarca del turf.
Las de Longchamps, en que se disputaba el premio de la ciudad de París, dejó casi desierta la ciudad de todas las clases de población, que van mostrando mayor interés por estos espectáculos que los mismos ingleses.
¿Pues no es bueno que haya habido mas entusiasma en las apuestas sobre la victoria de dos caballos, que sobre la contienda electoral de Mr. Thiers y Julio Gravre, Rochefort y D'Alton Shee? Asi al menos lo dicen correspondencias fidedignas de la capital de la coqueta ó impresionable Francia, y ya apuntó un observador, que el francés moderno es ni más ni ménos que el galo antiguo, hombre á quien se gana con una leve pluma y se pierde con una sutiarista.
Ya ha llegado á París y alojádose en el palacio de Elíseo el virey de Egipto, cuyos aires de soberano independiente é ínfulas de autónomo han puesto de mal talante al sultán. El negocio del Canal de Suez, en que tan importante papel representa, escita los celos de AbduI-Azis, que se cree con derecho de convidar á las demás potencias á la inauguración como patrón que es y suzerano. Tendría que ver ahora que el sultán pusiera en ridículo á este eminente personaje, haciendo ver á la Europa que se habia metido, como suele decirse, en camisón de once varas.
Como quiera que sea, esto no impide el adelanto pasmoso de los preparativos en Ismailia para la recepción de tanto ilustre huesped como va á honrar la ciudad del Cairo. Nada ménos que veinte contratistas de aquellas regiones han mandado á las Tullerias los planos y la cifra aproximada del coste que tendrá el construir para la emperatriz una casa para cuatro dias. El palacio ha de estar concluido el dia 4. de octubre, estipulándose que pague el constructor 4,200 reales por cada dia que pase sin estar concluido después de esta fecha, ó reciba igual premio por los que trascurran antes de la misma ya completo y acabado.
Pasando ahora á las escenas políticas de Inglaterra, que no presentan el mejor cáriz, bien podemos decir que España lleva la mejor parte. La Gran Bretaña está avocada á serias y gravísimas complicaciones. Las juntas de orangistas irlandeses van subiendo el diapasón del fanatismo á un grado que introduce fundada alarma. En una de ellas se ha atrevido á decir un sacerdote protestante, que si Barrett fue ejecutado por volar una cárcel, no estaba lejos el dia en que por querer Mr. Gladstone y sus secuaces conspiradores volar su venerable constitución protestante, serian colgados más alto que Haman.
Los lores tienen de su parte á esos protestantes fanáticos, pero decididamente no tienen la prensa ni está con ellos la opinión pública. El negocio es en puridad un desafio entre la cámara de los nobles y el sentimiento nacional que se ha declarado contra la iglesia protestante privilegiada.
Esta situación opaca que forma el fondo del cuadro, se ve realzada por detalles y accidentes no menos desagradables, como los motines ocurridos en Mold, donde la tropa tuvo que hacer fuego sobre dos mil trabajadores que arrojaban piedras para rescatar a unos compañeros condenados por el magistrado, y por las malas nuevas recibidas de Abisinia, anunciando haber asesinado los naturales á una familia inglesa que iba de cacería.
Tal vez surja un nuevo conflicto por este suceso, y tengan que pagar los ingleses las indiscreciones de sus compatriotas con otra expedición militar como la que hicieron necesaria las indiscreciones del cónsul Cameron.
Las noticias recientes de Méjico son tan varias como importantes, y muestran la agitación general que reina en aquella república, principalmente á causa de la proposición ó tentativa hecha por el Congreso de residenciar los actos de los magistrados de tribunales supremos. El Congreso se ocupaba también en discutir el pago de la deuda extranjera, habiéndose propuesto la necesidad de celebrar nuevos tratados con España, Inglaterra y Francia antes de tomar en consideración este punto. Parece asimismo que la prensa oficial desmiente el rumor que había esparcido la norte-americana sobre que Méjico deseaba levantar fondos vendiendo á los Estados-Unidos el territorio de la Sonora.
A estas noticias pudiéramos agregar otras más desconsoladoras, hijas del estado de confusión y de inquietud de aquella nación; mas por lo prolijo que sería entrar en detalles, referimos á nuestros lectores á la concisa elocuencia del telégrafo.
Volviendo á las cosas de nuestra casa después de estas volaterías políticas por el resto del mundo, no debemos pasar en silencio la tercera eran reunión ó pacto federal de las provincias castellanas celebrado el dia 13 en Valladolid. La prensa de opuestas doctrinas está acorde en considerar estos pactos como la mayor hombrada hecha por los radicales españoles tildados siempre de teóricos. En resumidas cuentas consideran estos pactos sucesivos como la organización formal de un estado dentro del estado: como un aprendizaje de república federal hecho ante las barbas de la Asamblea constituyente soberana. El gobierno, sin embargo, no lo cree asi, ni parece dársele un ardite porque pacten los republicanos cuanto les venga á cuento, y mucho más oyéndoles decir, por órgano de uno de sus más célebres apóstoles, que el primero de sus deberes es acatar la Constitución, y el segundo ser los salvaguardas de la propiedad.
Nicolás Díaz Benjumea.