Revista de la semana del No. 26, 1869

De Wikisource, la biblioteca libre.
El Museo Universal (1869)
Revista de la semana del No. 26, 1869
de Nicolás Díaz Benjumea


REVISTA DE LA SEMANA.


I

mponente, grande, majestuoso, magnífico sobre toda ponderación fue el espectáculo que Madrid ofrecía en la tarde del domingo 20, dia fijado para trasladar solemnemente al Panteón Nacional los restos de los grandes hombres a

quienes la patria comienza á honrar, separándose de la conducta indiferente y desdeñosa que las generaciones pasadas siguieron para con aquellos que la ganaron prez y honra con sus virtudes, con su saber y con sus hazañas. Tardío, si se quiere, ha sido este tributo, pero solemne y grandioso, y tal, que parodiando el pensamiento de Cervantes en el elogio de las exequias fúnebres de Felipe II, bien podría apostarse que las ánimas de los agraciados, por gozar de aquella ceremonia, habrían dejado si pudiesen el descanso que eternamente gozan.

Tras esta fiesta, que asi debe llamarse porque lejos de entristecer alegro y ensanchó el corazón del pueblo de Madrid, que al pasar los diversos carros, evocaba la historia de sus glorias y grandezas, vino la manifestación republicana, conmemoración triste de los sucesos y de las victimas de junio de 1866. Sin saber por qué esta manifestación se llamó exclusivamente republicana; sin darnos cuenta de por qué qprieron rumores de que iba á alterarse el órden; y sin comprender la verdadera causa del cambio forzado de itinerario que indicaba su paso por delante del cuartel de San Gil, ello es lo cierto que se verificó sin más consecuencias desagradables que el creer los manifestantes que se ha atacado y coartado sus derechos y el haber determinado pedir explicaciones á las Córtes.

A estas dos demostraciones, una nacional y otra política, y ambas homenajes de gratitud á los que en la patria y para la patria han sido, siguióse el dia 23 la verdadera demostración popular que la tradición española conserva, ora manden tirios, ora gobiernen troyanos, para honrar las vísperas de los venerables Santos Juan y Pedro, y que con el nombre de verbenas prometen durar, si Dios no lo remedia, hasta la consumación de los siglos. Algo amenazadora la celeste esfera con preñadas nubes, y no muy limpio el suelo con el reciente rocío vespertino, los habitantes de Chamberí, Lavapiés, Puerta Cerrada y barrios de Toledo se posesionaron del paseo aristócrata de Madrid, y en cafés improvisados, puestos ambulantes y circos levantados por ensalmo en honor de Terpsícore, hicieron salvas y piruetas hasta el risueño despuntar de la nueva aurora, que, mustios á unos, y á otros llenos de báquico espíritu, los llevó como de costumbre á las frescas enramadas del espacioso y laberíntico Retiro, á ver las fieras.

Haciendo ahora una excursión por esos mundos, topamos ya con la Francia tranquila después de los motines que la pusieron en jaque recientemente. La Asamblea legislativa se habrá reunido á estas horas sin apertura de ceremonia y sin discurso del emperador. No falta quien haya achacado la agitación de los parisienses á manejos de Mazzini; pero ello es lo cierto que se han visto grandes cosas en esos dias, gracias al celo de los agentes de órden público, que por prender

Tendieron á don Cárlos á Mr. Rothschild, al duque de lassa y á otros personajes inofensivos hasta en numero de 800, que á las pocas horas fueron puestos en libertad. La devocion de la policía á su emperador fue tal, que deseoso un francés de premiar el mérito, do quiera que se encuentre, ha remitido la suma de cuarenta mil reales al jefe de la fuerza para que la reparta entre aquellos solícitos operarios. Con este motivo se calcula por un periódico, que habiendo sido 2,000 el número de los presos, y suponiendo que bastara con dos empellones para llevarse á cada uno, ha pagado dicho señor diez reales por cada contusión ó estrujamiento.

Otra estadística no ménos curiosa nos anuncia hallarse en poder de la policía cincuenta y siete chignons- y varias docenas de repentirs ó sean largos bucles trasorejeros, caídos en la refriega de las muchedumbres, por lo cual no conviene que las señoras mujeres que tengan algo que perder se mezclen en tales apreturas.

Cuéntase, y vaya dé anécdota, que durante el paseo en carruaje que en medio del amotinado pueblo dieron los emperadores por los boulevares, el ministro del Interior, Mr. Forcade de la Roquette, que debe quedar como tipo de la fidelidad ministerial, viendo elgran peligro a que sus augustos ataos se exponían y no pudiéndolo sufrir, se disfrazó y colocó allado de la carroza, en cuya situación anduvo á pie las estaciones. Como al dia siguiente congratulase Mr. Rouher al emperador por el ánimo que había mostrado, dijo este: Hay otra persona á quien debeis también congratular y es á mi querido ministro del Interior, que á pie se ha andado todo el viaje sin quitar ojo de nuestro coche.» Y diciendo esto se levantó y por dos veces abrazó á tan leal súbdito.

Los duelos parece que aumentan lejos de disminuirse entre los nobles y los periodistas, llevándose aquellos la peor parte. Para acabar con ellos se ha ideado un recurso de éxito infalible si con tesón se lleva á cabo. Consiste en comprometerse toda la prensa á no dar noticia de los desafíos ni de los nombres de los peleantes, con lo cual se quita la satisfacción que reporta la vanidad de estos nuevos héroes de espada, ya que no de capa. Maldita la gracia que hará á ninguno encontrarse cojo ó manco ó con una costilla rota, si no lo ha de saner el público, y por el contrario puede sospechar que la tal cojera ó manquedad es de nacimiento ó ganada en alguna taberna. Que se adopte por acá el mismo sistema, y es seguro que concluye también la raza de los duelistas; pues por algo dijo Bacon hablando de los meridionales, que su valor está en los ojos que lo miran.

En Inglaterra acaba de darse el gran ejemplo de lo que debe ser la segunda Cámara hereditaria. Los lores han conocido la fuerza de la opinión pública, y con ese instinto certero que siempre les ha guiado y con el cual han conquistado su poder poniéndose al frente de las justas exigencias populares, cuando menos se pensaba y como de repente, han pasado la segunda lectura del bill sobre la Iglesia de Irlanda. No podía esperarse otra cosa de la aristocracia más ilustrada y del senado mas discreto de mundo.

En lo controvertido, sin embargo, sobre la necesidad ó ineficacia de la Cámara de lores, hoy que el progreso ha modificado profundamente el organismo político de esta nación, el partido radical expresa por boca de uno de los miembros de la famosa Liga reformista, que lejos de acabar con ese cuerpo privilegiado, lo que conviene á la nación es una cámara alta, compuesta de hombres de las clases bajas, que se hayan aristocratizado por sus esfuerzos en elevar la condición del pueblo. Por lo demás, para influir en la decisión definitiva de los lores sobre el proyecto de emancipación de la Iglesia de Irlanda, proponía este mismo tribuno, que el medio mas sencillo y seguro era sentarse alpie de las ventanas del Senado, y hacer oir un continuo repique de voces, pidiendo justicia para los irlandeses. Por fortuna no ha habido necesidad de repicar, porque á buenos entendedores, con media palabra basta.

En NorteAmérica se han celebrado, como de costumbre, en el mes de mayo, innumerables reuniones de varias sectas religiosas. Una de estas últimas era de los llamados tembladores, acerca de cuyas excentricidades tanto se cuenta del lado acá del atlántico: mas después tuvo lugar la reunión de otra comunidad religiosa, rama desprendida de este árbol, y á cuyos sectarios no les tiembla el cuerpo sino el alma. El lazo de unión de estos fieles es te sentimiento subjetivo religioso en su manifestación mas general,» ó lo que es lo mismo; se proponen meter en un saco á Cornudo, Moisés, San Pablo, Platón, Comte, los Vedas, el Koran, Saint-Simon, Proudhon y Fourrier, menearlos bien allí dentro, y ver qué es lo primero que sale por la boca. En su reunión en Boston tropezaron con una dificultad á las primeras de cambio, por ser costumbre empezar por una oración. Como habia diferentes opiniones, el presidente declaró suprimida la plegaria, por no haber á quién dirigirla.

El 15 del corriente comenzó en esta ciudad la gran fiesta filarmónica de que tanto se ha hablado, y de la cual consta un recuerdo en nuestras revistas. En el mundo se vió cosa mas gigantesca que este concierto de 5,000 cantantes y 1,000 instrumentistas, ante un público compuesto de 50,000 personas. Los yankees llevan por norte, ó errar ó quitar el banco. Figúrense nuestros lectores la overtura de Tannhauser ejecutada por una escogida orquesta de 600 profesores de grandes pulmones y violinistas de atléticos brazos, y tendrán una aproximada idea del caos representado por el sonido.

Pero la piece de résistence de este gran banquete de armonía fue la ejecución de un himno cantado por todos los cuerpos de coros con acompañamiento de grande orquesta, órgano monstruo, bandas militares, tambores, campanas y disparos de artillería. ¡Oh Mozart! ¿para cuándo guardas tu indignación? Dícese que un sordo enviado á Boston por los médicos, á la desesperada, cobró el uso de sus sentidos; pero ¡oh dolora querer participar á uno que estaba á su lado tan fausta nueva, se encontró con que habia ensordecido. Váyase mocha por cornuda.

El presidente Grant ha ido á presenciar estos conciertos, mientras Sheridan va al Occiente á oir la armonía de las balas en la guerra de los indios.

Lo particular del caso es, que para el dia 3 de julio próximo, se anuncia la reunión de 5,000 coristas en los reales jardines de Horticultura de Lóndres para cantar al aire libre. Ya no falta sino esperar á un dia de tormenta para tocar la overtura de Guillermo Tel por una orquesta internacional, y volver luego á la sencillez primitiva del padre de la sinfonía. Ciertos directores creen que por mucho madrugar amanece mas temprano.

En una interesante revista sobre el estado del reino de Grecia, hallamos minuciosas noticias as políticas como económicas y sociales, resultando de ellas, que dos grandes males afectan la vida de esta nación, destinada como la España á ser próspera y rica por la fertilidad de su territorio, extensión de sus costas y población de marineros y campesinos. El uno es el vandalismo ó bandolerismo ejercido como profesión en el Norte de la Grecia y en el Pelóponeso, por los descendientes de Ulises, que en una nueva lliada se convertirían, cual se convirtieron muchos en la guerra de su independencia, en nuevos Aquiles; y el otro, la circulación forzada de papel moneda inconvertible, con lo que padecen las dos cosas que mas interesan á los pueblos civilizados, que son la bolsa y la vida. La verdad sea dicha para los que miran al reino heleno bajo el prisma de la antigüedad clásica literaria: eso de que las montañas del Parnaso y de Helicón en donde residían las musas inspiradoras y las sagradas fuentes de licor divino, sean madrigueras de ladrones, es capaz de acabar con todo el respeto y la ilusión que aun causa en algunos la córte de Apolo, sus dependencias y agregados.

Mr. Lesseps, notable especialista en el arte ciclópeo y hercúleo de perforar istmos, ó lo que es igual, gran restaurador y cofeccionador de la superficie del globo, ha sido consultado por los griegos para abrir un canal en el istmo de Corinto, y en sin consecuencia varios ingenieros franceses, mandados por dicho sangrador de Océanos, se preparan á levantar los planos y calcular el coste de esta incisión en la susodicha lengua corintia, que promete grandes ventajas al comercio de aquel reino.

Las noticias de Buenos-Aires nos anuncian la apertura del Congreso por el presidente Sarmiento, quien en su discurso manifiesta la necesidad que tiene el gobierno de levantar la suma de 7.000,000 de duros para enjugar el déficit causado por la guerra paraguayana y la disminución de los ingresos aduaneros. En todas partes cuecen habas.

Respecto al teatro de la guerra poco nuevo se sabe. López continuaba en las montañas con 9,000 hombres próximamente, y los aliados dispuestos á penetrar en el interior. La única novedad es el llamamiento del general M. Mahon, ministro americano del Paraguay; pero no ha podido comunicársele la órden por ignorarse completamente su paradero.

Nicolás Díaz Benjumea.