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Revista de la semana del No. 37, 1869

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El Museo Universal (1869)
Revista de la semana del No. 37, 1869
de Nicolás Díaz Benjumea


REVISTA DE LA SEMANA.


L

a numerosa concurrencia de monarcas que anticipadamente se había anunciado asistiría á la inauguración del canal de Suez, parece que va disminuyendo á medida que el gran acontecimiento se aproxima:el emperador de Austria manifiesta su repugnancia á salir de sus Estados: el de Francia justifica su ausencia por el mal estado de su salud: la emperatriz y su hijo, asi como el príncipe Napoleón, tampoco es probable que asistan por diversas razones. Pero la razón principal, que los ménos linces traslucen, es que la política contemporánea, aun cuando parezca por algún tiempo seguir una marcha predispuesta y regulada, está sujeta á bruscos cambios é imprevistas peripecias; y no conviene que el piloto se hale lejos de su nave en la hora de la tempestad. No sin sentimiento dejarán estos y otros importantes personajes de presenciar la fecunda unión de las aguas de golfo Arábigo con las del Mediterráneo; aunque algo les lastimaría reflexionar que lo que en otro tiempo no pudo conseguir el rey mas poderoso, lo alcanza hoy una sociedad con su ingeniero á la cabeza; y decimos esto porque habrá la friolera de tres mil años que intentó la misma empresa Amenophis, rey de Egipto; y aun cuando no la concluyese, basta para su gloria e haberla imaginado y comenzado.

Entre los viajeros ricos y aficionados á los grandes espectáculos circula con hiperbólicos elogios el rumor de las próximas fiestas que en Bruselas han de celebrarse durante el último tercio del mes actual, siguiendo una antigua costumbre. Aunque tales fiestas atraen anualmente gran concurrencia de extranjeros, créese que será todavía más numerosa este año por coincidir con ellas la instantánea reunión de más de 40,000 hombres para ensayarse en el manejo y ejercicio de las armas últimamente perfeccionadas y demostrar sus ventajas sobre las anteriores. Indudable es que los constructores de aparatos bélicos están disponiendo de la mayor y mejor parte de las rentas de cada nación. Apenas puesto en práctica un invento y armado con él un numeroso ejército á costa de incalculables gastos, otro invento superior aparece, y luego otro, y otro después, teniendo siempre las armas de uso que sustituirse con otras, ó por lo menos modificarse? como si tales sustituciones y reformas fueran cosa de poco interés, y no absorbieran la riqueza y la vida de las naciones. Minuciosos estadistas han calculado que si los caudales invertidos desde quince años á esta parte en máquinas de guerra por las naciones europeas para tenerse mutuamente en guardia, se hubieran empleado en abrir canales de navegación y riego, adquirir semillas y útiles de labranza y cultivar terrenos baldíos, Europa hubiera visto mejorar su aspecto, y acrecentarse su población y riqueza de una manera increíble.

Parece que la salud del emperador Napoleón ha mejorado. Las noticias alarmantes que circularon con insistencia determinaron, según aseguran, una baja en los fondos públicos franceses; pero los partes oficiales han venido á desmentirlas. Aunque la baja de fondos fue cierta, debe de atribuirse más bien á la influencia que ha podido ejercer la crisis financiera de Viena y la baja de las bolsas alemanas. Durante estos últimos dias el emperador se ha ocupado asiduamente del despacho de los negocios, trabajando largas horas con sus secretarios; y todo hace creer que su salud no es buena, por lo ménos tampoco ya se encuentra gravemente amenazada. El peligro puede considerarse como desvanecido, habiéndolo hecho aparecer mayor las circunstancias. La emperatriz y su hijo habían sufrido mucho por tener que asistir á fiestas durante la enfermedad del emperador; pero tales eran las órdenes de este. Profundamente alarmada la emperatriz, envió un telégrama á los médicos haciéndoles responsables de lo que sucediera, si, desfigurando la verdad, no la dejaban volver á París. Reunidos en sesión los facultativos de cámara y principales dignatarios de palacio, aconsejó el médico Ricord que regresaran la emperatriz y el príncipe imperial mas el doctor Nelaton se opuso obstinadamente, fundándose en que no había peligro de muerte y en la alarma que produciría en Francia la precipitada vuelta de la familia imperial. El parecer de Nelaton fue adoptado por la asamblea: se envió un despacho tranquilizando á la emperatriz y esta continuó su viaje.

Pocos dias hace ingresaron en las arcas del tesoro romano siete millones de francos remitidos por el gobierno de Italia, pertenecientes á la deuda pontificia que tomó á su cargo. No será tan aflictiva como nos pintan la situación financiera del gabinete de Florencia, cuando las puede satisfacer sus obligaciones.

Muchas y contradictorias son las noticias que circulan sobre la actitud, conducta y designios del partido carlista. Lo cierto es que en la Península han fracasado por completo sus tentativas á mano armada, quedando sólo algunos insignificantes restos de partidas vivamente acosados y que buscan su salvación en la fuga ó el indulto. Del lado allá de los Pirineos, los partidarios del absolutismo celebran conciliábulos frecuentes y aumentan su debilidad dividiéndose en opuestos bandos. Unos pretenden alzar bandera por el absolutismo en todo su rigor y aceptando todas sus consecuencias en el terreno de la práctica; en una palabra, resucitado tal como existia en España y Francia durante el siglo XVII. Los otros, aleccionados por la experiencia y más conocedores de los tiempos actuales, intentan armonizar en lo posible el antiguo derecho divino con el moderno derecho humano, base y nervio de la época actual, ensanchando el círculo estrecho de su doctrina para dar cabida.. en ella á algunas de las principales necesidades de la vida social contemporánea. al frente del primer bando se encuentra Ceballos, gran amigo y privado del pretendiente don Cárlos; al frente ae otro se halla don Ramón Cabrera, que tan importante papel ha desempeñado combatiendo en pro del absolutismo. Aunque se habla de un arreglo entre ambas fracciones, y algunos periódicos lo anuncian ya como terminado, quedando Cabrera por jefe único departido, no puede creerse^e ligero semejante noticia, atendido el carácter de don Cárlos, su intimidad con Ceballos y el escaso conocimiento que tiene del espíritu general de la Península.

Pues hemos echado una rápida ojeada del lado allá de los Pirineos, echemos otra del lado allá del Atlántico sobre nuestra hermosa Antilla. Triste es en verdad el aspecto que presenta aquella perla del mar americano viendo amenguados su comercio y riqueza, y devastado su fecundo suelo por una lucha fratricida, larga y estéril. Como si el plomo y el acero no fueran bastante destructivos, las enfermedades propias de clima, aumentadas por la acumulación de grandes masas de hombres, difunden su estrago por uno y otro campamento. Los combates entre nuestras tropas y los sublevados no son decisivos, sino mas bien encuentros parciales y ataques y defensas de puestos y convoyes; pues los sublevados temen presentar batalla, no forman grandes masas y se acogen á bosques impenetrables.

Deciase que el general Sickles, representante de los Estados-Unidos, había pasado, cumpliendo las órdenes de su gobierno, una nota á España en que advierte que el estado de la opinión en la república norte-americana la obligará á reconocer como potencia beligerante á los rebeldes de Cuba. Esta alarmante noticia no se confirmó por fortuna^ pues sobre tal pensamiento no hay unidad entre los-miembros del gabinete de Wasington, que no podrán olvidar las buenas relaciones que unen á su país con España, ni el comportamiento de ésta durante la obstinada lucha entre confederados y federales.

Por otra parte, el espíritu general de los Estados Unidos, no es desfavorable á España, ni según los tratados diplomáticos cabe tal reconocimiento, puesto que los sublevados carecen de los indispensables elementos de gobierno establecido, ejército regular y marina; bases establecidas en dichos tratados para reconocer como beligerantes á los insurrectos de cualquiera nación. Mas la alarmante noticia difundida por todos los circuios, ha servido para escitar y avivar el patriotismo, y se habla de manifestaciones públicas para ayudar al gobierno en epensamiento de sostener á todo trance Cuba, siendo muchos los oficiales de ejército y voluntarios de la libertad que se ofrecen á formar parte de la próxima espedicion que saldrá para aquella isla.

Pronto saldrá á luz un decreto introduciendo varias reformas en el profesorado: no creemos tenga fundamento alguno el rumor de que por la superioridad se trata de refundir en uno sólo los Institutos del Noviciado y de San Isidro; medida que sería sumamente perjudicial, pues el crecidísimo número de alumnos de cada uno de estos establecimientos los hace de todo junto necesarios, bastando apenas sus locales y profésores para satisfacer las necesidades de la enseñanza.

Fue notabilísimo por las ideas radicales que manifestaba el discurso pronunciado por el ministro de Fomento señor Ruiz Zorrilla en la tertulia progresista. Su pensamiento es reducir á treinta y tres el número de ¡ obispados existentes, que son cincuenta y cuatro, y á cinco el número de los arzobispados, que en la actualidad son nueve. De éstos quedarán, si se aprueba e proyecto del señor Ruiz Zorrilla, los de Toledo, Sevilla, Santiago, Valladolid y Valencia. Este pensamiento de reducción de diócesis que viene indicándose en nuestro país hace largos anos, reconoce por fundamento, además de las ventajas no despreciables de las economías, la facilidad con que hoy pueden los prelados hacer sus visitas pastorales y expedir su órdenes por haber mejor sistema de comunicaciones y la necesidad que se esperimentaba de un arreglo en las circunscripciones de las diócesis.

Costumbre es en la elegante sociedad madrileña consagrar cada otoño con enlaces celebrados entre sus individuos. Para la próxima temporada se anuncian como ya concertados varios matrimonios, tal vez más numerosos y brillantes que nunca. Citánse entre ellos el de la señorita de Javat con el señor Santos Suarez; el de Blanca Osuna con el marqués de Povar, heredero del marquesado de Malpica: el de la señorita de Villa— darías con don Luis Silva, de la embajada de París; e de la opulenta heredera de los condes de Santa Marca con el joven señor Zavala, primogénito de los marqueses de Sierra Bullones; el de la señorita de Bertodano con el señor Colon, hermano del duque de Veraguas; el de la señorita Concha Roca, hija de los duques de este título, con don Fermín Collado, marqués de la Laguna; la de Montoro con el señor Chacón: la de León con el señor Liñan; la señorita Dolores de Carvajal con el primogénito de don Antonio González, título también de Castilla; la hija de los marqueses de 0‘Gavan con el joven diplomático señor Castellanos; la de los condes de Fonteo con el señor Falguera, conde de Santiago y la marquesita de Ferrara con el señor don Lorenzo Santa Cruz.

El miércoles 8 hubo alarma en la Puerta del Sol: pudo haber conflictos; pero el celo de las dignas autoridades, el buen espiritu de la generalidad de los voluntarios y de la población, lograron conjurar el mal que se preparaba. Como nuestros lectores tendrán por las publicaciones diarias minuciosas noticias del suceso, no insistimos en ellas; lamentándonos solamente de que entre los voluntarios de la libertad hubiera quien diese pidos á pérfidas sugestiones, encaminadas tan solo á perturbar el órden y á crear nuevos conflictos. La prueba palpable de que no era un movimiento republicano lo que se preparaba, está en que muchos voluntarios, oficiales y jefes de compañías republicanas se pusieron sin vacilar un momento alado de la autoridad, ofreciendo su eficaz cooperación para concluir breve y enérgicamente aquel motín sin fundamento ni objeto determinado. La tranquilidad quedó muy pronto restablecida, sin que por fortuna haya habido que lamentar luchas ni desgracias personales.

Según se dice, son numerosas las demandas de naturalización presentadas por israelitas y mahometanos de distintas provincias de Africa y Asia. Vengan, pues, y ayuden con su industria y trabajo á levantar 1 nuestra decaída agricultura y comercio, fomentando as el desarrollo de la riqueza nacional.

N. C.