Revista de la semana del No. 8, 1869

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El Museo Universal (1869)
Revista de la semana del No. 8, 1869
de Nicolás Díaz de Benjumea
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REVISTA DE LA SEMANA.


C

uando los hombres se comunicaban por medio de sillas de posta y buques de vela, el que recibía una epístola agria y descomedida, tenia, antes de contestarla, espacio para refrescarse, consultar con la almohada y recitar el alfabeto griego, que es el remedio heroico dado contra la cólera y la soberbia por los antiguos sabios helenistas. Con la invención del telégrafo sucede muy de otra manera, y aqui habría motivo para disertar largamente sobre el influjo moral que ejercen los adelantos materiales; pero nos contentaremos con decir, viniendo á un caso práctico, que bien da á conocer el rey Jorge no tener tiempo para seguir los consejos de los filósofos, ni el sultán para consultar en sus divanes: porque el telégrafo les agita y enciende la bilis á cada instante y ambos se acaloran á cada movimiento del aparato eléctrico, y mucho más los griegos, de quienes decia un touriste que al punto se les sube la sangre á la cabeza.

El reino de Grecia, dicen los amantes de la paz, lo establecieron los diplomáticos para promover lo que llamaban intereses pacíficos, y el diablo ha hecho que sea una manzana de discordia. Se creó para satisfacer las tendencias religiosas de los cristianos turcos, y estos se han hecho más exigentes que lo fueron jamás desde que la cruz fue reemplazada por la inedia luna en la cupula de Santa Sofía. Falta saber si los gobernantes que hoy se agitan en Atenas son más calificados que los antiguos pasbás y kaimacanes que los precedieron, y la población más próspera y dichosa que en los días del predominio turco. Tal es el lenguaje de los sostenedores del antiguo equilibrio europeo, y particularmente de la prensa inglesa interesada en que la Puerta siga siendo obstáculo al progreso y civilización de Europa. Ello es lo cierto, que á pesar de haber aceptado el nuevo ministerio las decisiones de la conferencia, la actitud del pueblo es hostil y belicosa, y la Turquía, siguiendo la antigua máxima de operibus credite et non verbis, manda nuevos batallones y artillería á las fronteras del imperio. Grecia es una pequeña Rusia hoy día. La insurrección cretense fue obra de los Romanoff, y el rey Jorge, que tiene por mujer á la gran duquesa Olga, hija del gran duque Constantino, uno de los más astutos y activos de la familia, no tiene intención, á lo que parece, de dejar descansar todavía . las cancillerías de Europa, ni retirar del tapete la siempre tenebrosa cuestión de Oriente. Allá veremos.

¿Dónde hay otra nube ó punto negro, que pueda comprometer sériamente la paz entre príncipes y naciones cristianas? Hay quien lo observa en la cuestión de Inglaterra y los Estados-Unidos que lleva el nombre siniestro del Alabama. La convención ó tratado entre lord Clarendon y Reverdy Johnson, no ha satisfecho á los norte-americanos. El general Grant se opone fuertemente á sus resoluciones. El tratado, según sus palabras textuales, envuelve una injusticia contra, los Estados-Unidos, porque tiende á compensar daños ! inferidos, por dinero, valor de buques actualmente inutilizados, cuando el verdadero quebranto que se les causó fue el haber los piratas ingleses perjudicado su comercio quitando de los mares á sus buques. Por añadidura hace á Inglaterra el cargo de haber prolongado la guerra un año, por lo menos, con su marcada simpatía por los beligerantes del Sur, y en su consecuencia declara responsables á los ingleses de todas las vidas perdidas y dinero gastado en esos doce meses. Y ¿es posible, exclaman los yankees, que todo esto se arregle con pagar el mezquino valor de media docenas de cascos de madera?

La situación parece grave; pero bien puede apostarse, conocida la parsimonia de los ingleses y el carácter de sus hijos, que la cuestión Alabama, sí no se resuelve, durará años, hasta que los yankees, se paguen en la misma moneda en alguna otra guerra que tengan los ingleses, en que les llegue el turno de salir con otro Alabama, limpiando el Océano, y siendo o terro en dos mares. Calma tienen !os unos y excentricidad los otros para aguardar á que la revancha ponga término á esta diferencia, porque pensar que vengan á las manos dos gigantes por tales niñerías, es pensar en lo excusado.

Y ya que de Inglaterra hablamos, bueno es notar que, casi al mismo tiempo que entre nosotros, se acaba de leer por el presidente de un ministerio liberal un discurso de apertura de las Cámaras, en situación no muy desemejante de la nuestra, porque aparte del cambio dé dinastía y cuestión de forma de gobierno, allí hemos visto hacerse las últimas elecciones generales con notable ampliación del sufragio: allí iemos la gran cuestión de la Iglesia de Irlanda, que no dará menos ruido que nuestra cuestión de libertad de cultos; allí vemos la opinión levantada ya contra las vinculaciones y mayorazgos, y finalmente, allí también, si Mr. Gladstone ceja en su política liberal y da un paso flaco ó en falso, será la señal del relajamiento de la unión de distintas fracciones que le apoyan y el principio de una gran revolución en la organización política de Inglaterra. De Francia poco hay que referir, ocupados como se han visto los franceses con su Boeuf gras, sus mascaradas, bailes en el Hotel de Ville, cacerías en Saint Cloud y otras diversiones y espectáculos, entre ellos el extraordinario de tener al pie de las Tullerías una barca de tres palos, que vino por el Sena, después de un mes de navegación, y está cargando artículos de lujo para el comercio chinesco. ¡Cuando se vió el Sena tan honrado! Todo esto se ha visto realzado con su correspondiente anécdota en que juegan una heroína de virtud equívoca, un conde polaco, un estudiante de medicina, un dominó, un comisario de policía, Un coche y 20,000 francos. Con todos estos ingredientes fórmese la historia de tentativa de envenenamiento de un duque que se llama de Beauffremont, casado y separado por supuesto de su mujer.

Mientras esto sucede en París, las orillas del Nilo se hallan convertidas en teatro de placeres y fiestas que deben haber asombrado á los cocodrilos de aquellas comarcas, principalmente el oír en aquellos desiertos los ecos de la gran duquesa de Gerolstein, y del general Bum Bum, repelidos por una troupe francesa. Las correspondencias del Cairo ponen en las nubes el buen gusto del virey, que no echó en saco rolo su viaje a la esposicíon de París, y sabe agasajar á los príncipes de Gales como el mas obsequioso soberano de la culta Europa.

Por lo que so ve, mientras no volvemos los ojos Inicia nuestra España, no hay cosa de gran momento por esos mundos. Entre nosotros, cada día es un gran día para la historia. Los grandes sucesos se agolpan. Dentro de poco, tendremos las Cortes constituidas, el gobierno presentando ante su templo el mando que recibiera de manos de la nación, un nuevo gobierno ó el mismo con un nuevo carácter y misión nueva; una constitución que formar, una forma de gobierno permanente que elegir, un candidato que votar para que ocupe el vacante trono y otras miles empresas titánicas y de grande trascendencia para el porvenir. Pesada es en verdad la carga, pero el patriotismo tiene fuerzas para todo.

Hemos leído con gran contento la exposición de la idea y bases de un Instituto benéfico-popular, proyectado por los señores don José Nadal May y don Juan «le Dios de la Rada y Delgado, para mejorar la condición de las clases obreras, proporcionándoles habitaciones cómodas, higiénicas y al alcance de sus escasos medios pecuniarios. Cuestión es esta que reclama una solución pronta, vista la situación en que ha venido á colocar á las familias pobres, el lujo desplegado de pocos años á esta parte en las construcciones urbanas de Madrid, guiados los propietarios por un cálculo egoísta, que, á la postre, les ha salido muy al revés de lo que pensaban. Las casas de Madrid se construían como si no hubiese que alojar en la poblacion sino á príncipes y Fúcares, y el tiempo ha venido á demostrar que esto fue una ilusión de corta vida, porque hoy dia andan de sobra las viviendas de lujo, y en gran demanda las habitaciones modestas, con lo cual se aumentan las penalidades de los pobres. No podía, pues, iniciarse mas á tiempo la idea de remediar eficazmente esta necesidad, que, gracias á la combinación propuesta en el proyecto, no sólo tendrán los pobres buenas habitaciones, sino ocupación y trabajo durante un largo periodo, gran rebajo en todos los artículos de primera necesidad y opción á participar en la misma riqueza creada por su trabajo. Todos estos beneficios, se consiguen, según la exposición clara y concisa que presentan los autores del proyecto, construyendo por medio de donativos voluntarios de los vecinos de Madrid, cuatro grandes barriadas en los cuatro extremos de la población en terrenos cedidos por su ayuntamiento, y con arreglo al plano que se adopte de entre los que presenten en concurso los arquitectos é ingenieros.

La realización de este proyecto nos parece segura si la prensa de Madrid, presta como no lo dudamos, su atención y apoyo á tan humanitaria idea, y decimos segura, porque pende de la caridad de los españoles, nunca desmentida, cuando se trata de auxiliar á las clases menesterosas; y porque ahora se ofrece la ocasión de mostrar, que los ciudadanos pueden hacer prodigios confiados en sus propias fuerzas, y sin necesidad de la mano del gobierno con que antes contaba para todo. Si en todas partes se han efectuado estas mejoras, por medio de donativos voluntarios y formación de sociedades filantrópicas, no hay razón para que deje de hacerse en España con igual si ya j no es con mayor fortuna. Entre tanto, no podemos menos de felicitar á los autores del proyecto, ofreciéndoles nuestra cooperación, que, por pequeña que sea, la realza y engrandece la mejor y más decidida voluntad.

En la semana pasada se han celebrado en Europa dos de las sesiones mas extraordinarias y curiosas á que lia d ido lugar el espíritu moderno. Fue la una propuesta y celebrada por la Asociación nacional de Inglaterra para el fomento de las ciencias sociales, y versaron las discusiones sobre el empleo de la mujer en los puestos civiles. Replicando Mr. Taylor á objeciones liedlas al tema, dijo, que no había nada exclusivamente masculino en las cuatro reglas de la aritmética, ni nada anti-femenino en el arte de la escritura: que consideraba como una ilusión la idea de que la mujer pierda su delicadeza y refinamiento por sentarse en una carpeta y tomar la pluma, y sobre todo, había la ventaja de que empleando á las mujeres, consumidores improductivos, se convertirían muchos hombres en trabajadores y productores. La causa del bello sexo iba ganando terreno con este escelente abogado, cuando Mr. Holland se levantó y expuso: que la mujer estaba cuatro veces mas sujeta á enfermedades que el hombre, y que todo se volverían licencias temporales, sustituciones, y dimisiones del cargo. Otro sabio remachó el clavo diciendo, que si las mujeres habían de estar á las maduras, justo era que estuviesen á las duras, y si han de desempeñar cargos como los de telegrafistas, tenedoras de libros, dependientes de escritorios y otros análagos, también deben cargar con las ocupaciones de soldados, serenos é individuos de la policía; citando el pernicioso ejemplo de la Francia, donde, por llevar las mujeres los libros de cuentas en casa, se pasan los hombres la vida en el café y en los teatros. El presidente de la Asamblea hizo el resumen de las discusiones en favor del tema, quedando por suficientemente discutido que en Europa se puede seguir el ejemplo dado con tan buen éxito por la Unión Americana. No extrañaremos que antes de mucho se asocien los españoles á tal idea.

La otra sesión á que aludimos, la ha celebrado la sociedad constituida en París para la protección de los niños de pecho, y tuvo lugar en el anfiteatro de Artes y Oficios. El principal objeto de esta asociación es estimular á las madres á que lacten á sus hijos, poniendo término á ese escandaloso y perjudicial comercio de amas de cria, que la especulación ha elevado á grande escala con detrimento de la salud de los pequeñuelos. El presidente Mr. Thirion, leyó un discurso acerca de la materia, probando con argumentos históricos, que la negligencia de las madres en este punto ha producido siempre épocas de general decadencia en la moral pública. Esta asociación concede premios á las madres mas cuidadosas y á los niños mas sanos y rollizos, y desearíamos que se empleasen tales estímulos en nuestra patria, que no anda menos necesitada de ellos que los franceses.

Nicolás Díaz Benjumea.