Romance de don García
Apariencia
A tal anda don García por un adarve adelante, saetas de oro en la mano, en la otra un arco trae, maldiciendo a la fortuna, grandes querellas le dae: -Crióme el rey de pequeño, hízome Dios barragane, diome armas y caballo, por do todo hombre más vale, diérame a doña María por mujer y por iguale, diérame a cien doncellas para ella acompañare, diome el castillo de Ureña para con ella casare, diérame cien caballeros para el castillo guardare, basteciómelo de vino, basteciómelo de pane, basteciólo de agua dulce, que en el castillo no la haye. Cercáronme los moros la mañana de San Juane; siete años son pasados, el cerco no quieren quitare; veo morir a los míos, no teniendo qué les dare, póngolos por las almenas, armados como se estane, porque pensasen los moros que podrían peleare. En el castillo de Ureña no hay sino un sólo pane, y si le doy a mis hijos, la mi mujer ¿qué harae?, si lo como yo, mezquino, los míos se quejarane. Hizo el pan cuatro pedazos y arrojólos al reale: el un pedazo de aquellos a los pies del rey fue a dare. -Alá pese a mis moros, a Alá le quiera pesare, de las sobras del castillo nos bastecen el reale. Manda tocar los clarines y su cerco luego alzare.