Romance morisco
Apariencia
I Tiene el Darro arenas de oro, Las tiene el Jenil de plata, No hay otro Jeneralife Ni tampoco hay otra Alhambra. Festejos y diversiones Para que luzcan sus gracias Quiere dar a las hermosas El Rey Chico de Granada: Vanegas y Almoradíes Con Gomeles y con Mazas Al son de mil instrumentos En la vega juegan cañas: También en Torre Bermeja Y en el Albaicín hay zambra, Dulce escuela del amor Dó se aprende la esperanza. En palacios y jardines Que mil flores embalsaman Hay músicas y cantares Y toros en Bibarrambla. Adornados miradores Ocuparon en la plaza El rey con sus caballeros Y la reina con sus damas. Con marlota de brocado De labores muy galanas En oro y en pedrería Se dejó ver la sultana: En el jazmín de su frente Pura rosa se desmaya Y tiene en medio un rubí Que de noche es una llama. A su lado también brillan La hermosísima Daraxa, La Fátima, Sarracina Y Xarifa y Alboraya: En sus trajes y en sus plumas Azules, verdes o blancas El estado diferente De su tierno amor retratan. Distraído estaba el rey Y un traidor Zegrí se avanza Que en secretas conferencias En tales términos le habla: -«Guarde Alá vuestro poder »Y así tomaréis venganza »De villanos y cobardes »Que son de mestiza casta; »Los Abencerrajes, digo, »Pues el que a su rey no acata, »Aunque de elevada cuna, »Ya bastardea y se infama: »Con su torpe alevosía »La vida y reino os quitaran »Si Gomeles y Zegríes »No os tuviesen por monarca. »Cuando en la frondosa vega »Puesta cruz roja en la adarga »Rodrigo Tellez Girón »Maestre de Calatrava »Con un aguerrido moro »Sabéis que escaramuzaba... (»Aquí se turba el concepto »Y el dolor mi voz embarga), »Me entré por Jeneralife »Y vi que en la calle larga »De frondosos arrayanes, »En horas muy poco cautas »La reina y Albin Hamad »Al pie de un rosal andaban »En amores descompuestos »Y caricias desmandadas. »Tras breve espacio miré »Dirigirse la sultana »A la fuente del laurel »Dó esperando están sus damas. »Al adúltero y traidor »Conocéis: hoy de la fama »Buscará las recompensas »Al blandir agudas lanzas. »Contemplad, pues, sus divisas, »Ellas su ambición declaran... »Mas del tálamo ultrajado »Con qué borraréis la mancha?» -«Con sangre: respondió el rey, Con sangre el baldón se lava.» Sonaron los añafiles Y al Zegrí volvió la espalda. II Ídolo de las hermosas Que sus ojos en él clavan, Robando los corazones Corrió Albin Hamad la plaza, Con gran brío y gentileza Monta el moro yegua baya Que tiene los cabos negros, Tan veloz como gallarda: El freno y las estriberas Son de muy bruñida plata, De mucho precio el rendaje, De oro y seda la gualdrapa; Lleva el jinete unas plumas Que son verdes y azuladas, La marlota y capellar De finísima escarlata Y por divisa este mote: Mi pasión vuela muy alta, Mi amor soñó una ilusión Y real placer alcanza. Mirando la letra el rey Dijo airado estas palabras: -«Pronto bajarás el vuelo »Y te cortaré las alas. »No serán tus ilusiones »Ni reales ni soñadas »Ni sabrás para tu mal »Que aquel que a la tumba baja »Por soñar ofensas mías »Duerme allí sin soñar nada.» Albin Hamad en el coso Luce con primor sus galas Y de mil diversos modos Es su letra interpretada. Para alancear un toro Pide licencia, la alcanza Y después de hacer mesura Afírmase bien y aguarda. Prontamente le soltaron Un retinto de Jarama Que envistió como león Con los ojos hechos brasas: Besó el pretal de la yegua Y entonces con honda llaga Más abajo del testuz Le entró la temible lanza. Fue el bote de pronta muerte; Vacila, tiembla, desmaya, Con su mole da en el suelo, Tiende la cerviz y acaba. Un grito de aprobación De repente se levanta Como cierzo en remolino Que espeso pinar asalta. Las doncellas granadinas Sobre el vencedor derraman Con bendiciones de amor Frescas rosas y guirnaldas. Unas dicen: -«Esa suerte »Tan hermosa y tan bizarra »La alcaidía de Cantoria »Tendrá por segura paga.» Otras: -«Ya tiene su mora »Prevenida rica manga »Con aljófares y perlas »Y rubíes y esmeraldas.» -«Mata bien»: le dijo al rey, Que no aplaudía y callaba, Un Abencerraje noble. Y el rey replicó: -«Me falta »Escuchar de vuestra boca »Si aquel que de una estocada »Mata al traidor, mata bien.» Y el otro dijo: -«Bien mata.» El rey dejó el mirador Preguntando a la sultana: -«¿Qué os parece del jinete Que aplaudió toda la plaza?» -«Que es galán»: dijo la reina, -«Galán, repuso el monarca, »Y galán con galanteo »De la que galán le llama.» III Treinta armados caballeros Hay en la vistosa cuadra De lucidos azulejos Que de los leones llaman: Son Zegríes y Gomeles, Mañeros en urdir tramas Contra los Abencerrajes De más timbre y mayor fama: También está allí el verdugo Con cuchilla preparada Y los bárbaros esbirros Con cordeles y azagayas. Se presenta Albin Hamad, Pues un paje de la Alhambra, Mensajero cauteloso, Le indica que el rey lo manda. Como tigres en acecho Que ocultan bravías plantas Se arrojan sus enemigos, Mientras los esbirros le atan Y de sus robustos hombros La cabeza es separada Por la mano del verdugo De alabastro en la gran taza. Allí murieron tras él Otros nobles de su casta, Caballeros de gran prez Muy ardidos en batallas. Si su sangre fue inocente Bien el tiempo lo declara Que del fino pavimento No pudo borrar las manchas. Este fue el primer origen De discordias y matanzas, Hasta que eclipsó la cruz Tus medias lunas, Granada.