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EGAÑA, DON PEDRO.
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Tiene instrucción y despejo, habla bien, aunque pocas veces, y sería más apreciado en el Congreso, si por su situación y tendencias no sostuviese principios reaccionarios.
Es el más esforzado defensor de los privilegios inconstitucionales vascongados, en lo que descubre un espíritu de provincialismo, que ni aun pudiera disculparse en un hombre de los mas vulgares; pero en cambio es declarado enemigo de los derechos de los demás españoles, y por esto además de indiscreto se acredita de injusto y egoísta. Verdad es que el defender privilegios le produce una utilidad grande, y al vulnerar derechos consigue una recompensa que no es pequeña.
En la reforma de la Constitución, al tratarse de la imprenta, votó la supresión del jurado; y entonces, antes y después, siempre ha estado por lo peor.
Ha sido ministro, porque en ciertos momentos de apuro no había de quién echar mano; fué después intendente de la Real Casa, y por ambas cesantías cobra 50,000 reales anuales, Por Alava también tuvo asignación como diputado, pero dejó de cobrarla, y en remuneración ha recibido una pingüe hacienda que le han donado los que gobiernan aquel país. Nosotros temíamos que no la recibiera por ser contra fuero; pero S. E. se ha resignado por esta vez, dando una prueba de tolerancia.
Es director de La España, y tiene mucho interés en ocultarlo.
No se opone á que le den tratamiento de Excelencia en su provincia, sabiendo que toda ella en sus juntas generales ó de cualquier otro modo colectivamente considerada solo tiene el de Señoría.
Castellanoagandic logratuco det empleo eta honoriac, alavesac consideraeiyo audiyac honorocatic, eta Castillacoan errespetatuco naute alavesac nai nautelaco.