Sentado estaba el Padre de las gentes
Apariencia
- De Abrahán
- Soneto XCIII
Sentado estaba el Padre de las gentes a los umbrales de su casa un día, que en la mitad del cielo el sol ardía, cuando miró tres ángeles presentes. Las manos, que después tan obedientes hallaron el cuchillo y la osadía, juntó arrojado por la tierra fría, y dijo a los varones eminentes: «Para, Señor, aquí come y descansa debajo de esta sombra entre estas flores, si con tu gracia mi humildad abonas. Lavaos los pies, el agua corre mansa». Mas ¿cómo Señor dijo y no señores? Porque adoraba un Dios en tres personas.