Tiento sobáo
¿Que quien jué el curioso
Que me dió este perro?
Náides; estos bichos, como el hombre zonzo,
Cuando los halagan se dan eyos mesmos.
Jué en un mes de Agosto
De no sé qué invierno,
Muy pocos días antes de morir de flaco
Mi cabayo overo,
Que cayó a mi rancho,
Maltratáo y rengo,
Y clavó en las mías sus pupilas tristes,
Sus pupilas yenas de sombra y misterio.
¿Que de ande vendría?
¡Vaya uno a saberlo!...
¡Puede que viniese, como yo, del pago
De los desengaños y de los recuerdos!
Le tiré una achura,
Y, aunque estaba hambriento,
Sin hacerle caso, me miró de un modo
Como si dijera: "no vengo por eso".
Aunque sea zoncera,
Pensé yo por dentro:
¡Quien sabe estos bichos no sufren de amores
Y, como al cristiano, los matan los celos!...
Y viendo en tropiya
Venir mis recuerdos,
Le hice unas caricias y, dende esa tarde,
Pa los dos alcanza mi pan y mi techo.
Mientras tomo mate
S'echa cerca del juego,
Y cuando al dormirse siento que soyoza
Como si al pasado lo golviese el sueño,
Se enrieda en la trenza
De mis pensamientos
Este tiento, suave de tanto sobarlo:
"Mujeres y perras... tuitas son lo mesmo".
Tala, Septiembre de 1928.