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Trémolo

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Trémolo
de Pedro Bonifacio Palacios

4- Señor: ¿Cuando dejaras de ser silencioso;
como el capataz de un ingenio de azúcar o de
una cuadrilla de camineros?
7- ¿Por que permites que los hombres hagan
fatalmente aquello mismo que repudian?
9- ¿Por que pusiste en mis manos esta mala
bujía, si no me sirve nada mas que para
comprobar las tinieblas?
25- Dios adusto, Dios frío, Dios con libro
de entrada y salida como un carcelero, Dios que necesita del dolor,
Dios que invento las lágrimas... ¡Vete a tu olimpo...!

PÁGINAS NEGRAS

I

Aquí está mi pecado más funesto,
aquí está, de mis manchas, la peor;
aquí estoy ante Ti: de un solo gesto
fulmíname, Señor.


II

¿Quién nos puso el horror a lo Deforme?
¿Quién dictó las pragmáticas del Bien
y qué mano imperial, qué bestia enorme
nos hunde en lo Soez?


III

Negras son las cien fauces del Infierno,
negras las almas que al Infierno van,
negra la eternidad... ¡Negro y eterno
un minuto del Mal!


IV

Tengo una luz en mí, que no se apaga,
tengo la lucidez de lo Mejor...
y tengo el corazón hecho una llaga,
como el cuerpo de Job.


V

Brillan sobre la Noche las estrellas,
brillan como pupilas de rubí,
brillan desde el Principio, todas ellas:
no me miran a mi.


VI

Yo no puedo cernirme en lo Inefable,
yo no puedo ser más de lo que soy,
yo no puedo evitar lo Inevitable...
¡Si ni lo puede Dios!



VII
¿Dónde están tus olímpicos pesebres?
¿Dónde está el manantial de tu Virtud?
¿Dónde se han refugiado como liebres
los Genios de la Luz?


VIII

Gimen los gemebundos algarrobos,
gimen bajo la fusta de Aquilón,
gimen en las tinieblas como lobos
te acusan como yo.


IX

Yo he de ser el que cae, el que gravita;
yo he de ser el Satán, el no feliz...
¿yo he de ser el rosal que se marchita,
porque te place a ti?


X

Guarda para tus Santos tus Edenes,
guarda para tus Vírgenes tu Amor,
guárdate para Ti todos tus bienes...
¡Tirano sin control!


XI

Aquí está mi pecado más funesto,
aquí está, toda entera, mi maldad,
aquí estoy ante Ti de manifiesto:
soy tu obra, tu Adán.


XII

Braman en el desierto los leones,
braman, con una gran lamentación,
braman porque te ven sus corazones
tal cual eres, Señor


XIII

Pesa la Cruz sobre Israel deicida,
pesa la Rebelión sobre Satán,
pesa sobre Caín la primer vida:
tu mano pesa más.


XIV

Buscan hasta los ángeles placeres
buscan las hierbas el espacio azul;
buscan la Libertad todos los seres:
yo busco el ataúd.


XV

Sueña con retoñar el triste leño,
sueñan los pobres ciegos con que ven,
sueña la recua enorme: yo no sueño...
¡Jamas retoñaré!


XVI

Piensan los mismos necios en la gloria,
piensan los incurables en vivir,
piensa en la perfección la vil escoria:
yo me río de mí.


XVII

Yo sé que hay una luz que no se apaga,
yo sé que hay que llegar alguna vez...
¡y yo sé que están hechas una llaga
las plantas de mis pies!


XVIII

Guarda para tus Santos tus Edenes,
guarda para tus Vírgenes tu amor,
guárdate para Ti todos tus Bienes:
no quiero tener Dios.


XIX

Me impusiste la cruz de un gran destino,
me pusiste el afán del Más Allá
y pusiste un dragón en mi camino...
¡no doy un paso más!


XX

Aquí está mi pecado mas funesto,
aquí está de mis lacras la peor,
aquí estoy ante ti, firme y enhiesto:
págame mi dolor.


XXI

¿Qué te cuesta evitar mis amarguras?
¿Qué te cuesta radiar toda tu Luz?
¿Qué te cuesta dotar a tus criaturas
de la misma salud?


XXII

¿Quién reduce tus Fuerzas Infinitas?
¿Quién te obliga a crear ni un pecho vil?
¿Quién te impone la ley de los jesuitas
para lograr tu fin?


XXIII

¿Dónde está tu Potencia Soberana?
¿dónde están tus Ejércitos del Bien?
¿adónde esta tu Perfección Humana,
para tenerte Fe?


XXIV

Eras un viejo Buda milenario,
eras una ficción y nada más,
eras un espantajo innecesario:
ni eras bien, ni eras mal.


XXV

Eras sin filiación como un gitano,
eras como un error que ya no es,
eras un epigrama, un dicho vano,
una sombra que fué.


XXVI

Estabas derrotado por la Ciencia,
estabas sin arraigo en lo Vulgar,
estabas como Duda en la Conciencia...
¡Daba pena tu altar!


XXVII

Todos te traicionaban, Iscariotes,
todos te declaraban maniquí,
todos, hasta tus propios sacerdotes,
se mofaban de Ti.


XXVIII

Y yo arrimé mis hombros a tu carro,
yo te puse mis versos por pavés,
yo te alcé como a un mísero del barro
con mi profunda fe.


XXIV

Yo te soñé la Madre y el Abuelo,
yo te soñé mas próvido que el Sol,
yo te pensé mejor... ¡Vete a tu cielo!...
¡no mereces ser Dios!


XXX

Aquí esta mi pecado mas funesto,
aquí esta de mis lacras la peor,
aquí estoy ante ti. Ni un solo gesto.
Págame mi dolor.

 

(1907)