Un ramo de Resedá

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Un ramo de Resedá
de Amelia Denis de Icaza
DEDICADO A MI QUERIDA AMIGA
CONCHITA PEÑALBA DE ARGÜELLO

Concha es tu nombre, Concha nacarada
que guardas en tu centro como don,
una perla riquísima y preciada
que puso Dios en ti, tu corazón.

Existe en el idioma de las flores
un lenguaje tan dulce y seductor,
que los ángeles mismos lo estudiaron
para cantar sus himnos al Señor.

Ellas encierran cuanto el mundo tiene
de sublime y grandioso en su extensión,
y en sus pétalos guardan un perfume
que aspira con delicia el corazón.

Y cuentan que en la noche silenciosa
las vírgenes del coro celestial
aéreas y vaporosas las visitan
y se van en la aurora matinal.

Cuentan que Eva en el jardín divino
entre las flores se solía dormir
y que el perfume de sus frescos labios
triste y llorosa les dejó al partir.

Y me cuentan que Adán viéndola triste
una flor delicada se robó
que al mirarla proscrita y olvidada
el hurtado presente le entregó.

Ella, en recuerdo de su amor soñado
esa flor en su seno colocó,
arrancó una semilla del regalo
y en tierra americana la sembró.

Seca la flor en el ardiente seno
un aroma divino conservó
ella lo unió de su ventura al ramo
y su existencia con la flor juntó.

Yo te mando una copia de ese ramo
en tus manos Conchita bien está
Adán se la robó del paraíso
y le puso por nombre "Resedá".