Una nota de la Minoría Tradicionalista: Lo que quiere ahora España (1934)

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Una nota de la Minoría Tradicionalista
Lo que quiere ahora España
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Nuestros diputados, en esta hora, expresan el sentir y la voluntad de la nación, harta de desastres y de desorientaciones
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Esa nota es un programa completo de gobierno y salvación nacional


 Ayer tarde se reunió la minoría tradicionalista y aprobó la siguiente nota que a continuación insertamos íntegra:

 «La minoría tradicionalista se ha reunido en la mañana de hoy domingo, para examinar serenamente los gravísimos sucesos de estos días y fijar su posición ante el momento político actual, y ha adoptado los siguientes acuerdos:

 Primero. Felicitarse de que haya sido dominado el movimiento marxista-separatista, gracias al espíritu y decisión con que han respondido a las órdenes del Gobierno, tanto el Ejército como los Cuerpos armados, encargados del mantenimiento del orden, y gracias también a la reacción del espíritu público, debiendo destacar, aunque no se haya apreciado debidamente por la Prensa, la actuación de Nuestras Juventudes y Requetés, que en todas partes, y muy singularmente en Madrid, han estado en todo momento en comunicación y a las órdenes de la autoridad, y que, dando ejemplo de ciudadanía, no sólo han vendido, sin protección alguna, nuestro periódico y otros de derecha, sino que han aceptado comisiones de verdadero riesgo, entre otras, las del transporte de obreros y la sustitución de la parte de personal que abandonó los servicios de la Compañía de Madrid a Zaragoza y Alicante; asistencia absoluta y decidida prestada a la acción del Gobierno en todas partes, y que se ha visto dolorosamente sellada en Guipúzcoa con la sangre de nuestro compañero don Marcelino Oreja y de otros correligionarios, como el jefe del Requeté de Eibar, don Carlos Larrañaga.

 Segundo. Presentar al Congreso en la sesión del martes una proposición incidental, que defenderá el señor Lamamié de Clairac, en la que, dejando a un lado de momento toda otra cuestión, se afirme la asistencia de la minoría al Gobierno, en defensa de la sociedad y de la unidad patria, sobre las tesis siguientes:

 a) Aplicación inflexible de las leyes a cuantos hayan tomado parte en el movimiento como ejecutores, directores o inductores, sin acudir a nuevas disposiciones con efecto retroactivo, ni tampoco a procedimientos que pugnen con el derecho natural y con la propia legalidad vigente, cual ocurrió en agosto de 1932, pero sin degradación alguna en su eficacia, sin contemplaciones a la categoría de las personas y sin abrir para ellas el portillo de jurisdicciones especiales, antes aplicando la militar o la civil, según estrictamente proceda.

 b) Levantar la impunidad parlamentaria a todos los diputados para la depuración de las responsabilidades derivadas de la participación en el movimiento y su preparación.

 c) Nombramiento de una Comisión parlamentaria que investigue la actuación de los diputados en orden a los alijos de armas y al movimiento revolucionario, sin perjuicio de la actuación de los Tribunales, a los que se habrán de remitir las diligencias que se practiquen una vez terminada la investigación.

 d) Declarar las organizaciones socialistas y separatistas fuera de la ley, por haberse acreditado que persiguen la subversión del orden social y la ruptura de la unidad patria.

 e) La clausura definitiva de las llamadas Casas del Pueblo y disolución de todas las organizaciones afectas a las mismas o similares, con incautación transitoria de sus cajas, al efecto de investigar la responsabilidad por la aplicación de sus fondos a fines revolucionarios, y para entregarlos en su día a las entidades de pura sindicación o cooperación profesional, que, lejos de toda actuación subversiva, se conserven, y en las que, con arreglo a una nueva ley, puedan encontrar amparo y defensa los intereses obreros.

 f) Promulgación de una ley que declare delito de sedición toda huelga política, con disolución de toda asociación que recurra a aquélla.

 g) Suspensión del Estatuto de Cataluña, que ha hecho posible un movimiento de traición a la Patria de tanta gravedad, y afirmación rotunda del cumplimiento en sus propios términos de la sentencia del Tribunal de Garantías, sin mixtificación alguna.

 Tercero. Hacer constar que a la minoría tradicionalista no le alcanza responsabilidad alguna en la situación por que atraviesa España, ya que ni tuvo pactos ni concomitancias con los partidos socialistas y separatistas, ni otorgó su aprobación al Estatuto de Cataluña, ni dio votos de confianza a un Gobierno cuya incapacidad para mantener los fueros del Poder público y para defender el nombre de España estaba acreditada por cerca de un mes de indecisión e inacción ante la rebeldía, tanto más cuanto que con anterioridad había intentado, junto con otra minoría monárquica, que las Cortes revistieran toda su autoridad a ese mismo Gobierno para actuar frente a los poderes rebeldes, con lo que no se habría dado tregua y respiro para la organización del movimiento, y en cambio se hubiera ahorrado toda la sangre que de una y otra parte se está derramando ahora.»

Fuente[editar]