Usuario:Silvestre/En desarrollo
Apariencia
Como aquí, Turín, se juntan
de la corte y de Sevilla, Andalucía y Castilla, unos a otros preguntan: unos de las Indias cuentan, y otros, con discursos largos de provisiones y cargos, cosas que al vulgo alimentan. ¿No tomaste las medidas?
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Este es algún párrafolargo en HTML que será partido en varias líneas. La primer línea será identificada por una secuencia ficticia de marcas. Las otras líneas serán tratadas como líneas comunes dentro del párrafo.
TURÍN: | Una docena tomé. |
LISEO: | ¿E imágenes? |
TURÍN: | Con la fe
que son de España admitidas por milagrosas en todo cuanto en cualquiera ocasión les pide la devoción y el nombre. |
LISEO: | Pues, de ese modo,
lleguen las postas, y vamos. |
TURÍN: | ¿No has de comer? |
LISEO: | Aguardar
a que se guise es pensar que a media noche llegamos; y un desposado, Turín, ha de llegar cuando pueda lucir. |
TURÍN: | Muy atrás se queda
con el repuesto Marín; pero yo traigo que comas. |
LISEO: | ¿Qué traes? |
TURÍN: | Ya lo verás. |
LISEO: | Dilo. |
TURÍN: | Guarda. |
LISEO: | Necio estás. |
TURÍN: | ¿De esto, pesadumbre tomas? |
LISEO: | Pues ¿para decir lo que es...? |
TURÍN: | Hay a quien pesa de oír
su nombre. Basta decir que tú lo sabrás después. |
LISEO: | ¿Entretiénese la hambre
con saber qué ha de comer? |
TURÍN: | Pues sábete que ha de ser... |
LISEO: | ¡Presto! |
TURÍN: | Tocino fiambre. |
LISEO: | Pues ¿a quién puede pesar
de oír nombre tan hidalgo? Turín, si me has de dar algo, ¿qué cosa me puedes dar que tenga igual a ese nombre? |
TURÍN: | Esto y una hermosa caja. |
LISEO: | Dame de queso una raja;
que nunca el dulce es muy hombre. |
TURÍN: | Esas liciones no son
de galán, ni desposado. |
LISEO: | Aún agora no he llegado. |
TURÍN: | Las damas de corte son
todas un fino cristal; transparentes y divinas. |
LISEO: | Turín, las más cristalinas
comerán. |
TURÍN: | ¡Es natural!
Pero esta hermosa Finea con quien a casarte vas comerá... |
LISEO: | Dilo. |
TURÍN: | No más
de azúcar, maná y jalea. Pasaráse una semana con dos puntos en el aire de azúcar. |
LISEO: | ¡Gentil donaire! |
TURÍN: | ¿Qué piensas dar a su hermana? |
LISEO: | A Nise, su hermana bella,
una rosa de diamantes, que así tengan los amantes tales firmezas con ella; y una cadena también, que compite con la rosa. |
TURÍN: | Dicen que es también hermosa. |
LISEO: | Mi esposa parece bien;
si doy crédito a la fama. De su hermana poco sé; pero basta que me dé lo que más se estima y ama. |
TURÍN: | ¡Bello golpe de dinero! |
LISEO: | Son cuarenta mil ducados. |
TURÍN: | ¡Bravo dote! |
LISEO: | Si contados
los llego a ver, como espero. |
TURÍN: | De un macho con guarniciones
verdes y estribos de palo, se apea un hidalgo. |
LISEO: | ¡Malo,
si la merienda me pones! |
Sale LEANDRO, estudiante, de camino | |
LEANDRO: | Huésped, ¿habrá qué comer? |
LISEO: | Seáis, señor, bien llegado. |
LEANDRO: | Y vos en la misma hallado. |
LISEO: | ¿A Madrid...? |
LEANDRO: | Dejéle ayer,
cansado de no salir con pretensiones cansadas. |
LISEO: | Esas van adjetivadas
con esperar y sufrir. Holgara, por ir con vos lleváramos un camino... |
LEANDRO: | Si vais a lo que imagino,
nunca lo permita Dios. |
LISEO: | No llevo qué pretender;
a negocios hechos voy. ¿Sois de ese lugar? |
LEANDRO: | Sí, soy. |
LISEO: | Luego podéis conocer
la persona que os nombrare. |
LEANDRO: | Es Madrid una talega
de piezas, donde se anega cuanto su máquina pare. Los reyes, roques y arfiles conocidas casas tienen; los demás que van y vienen son como peones viles; todo es allí confusión. |
LISEO: | No es Octavio pieza vil,. |
LEANDRO: | Si es quien yo pienso, es arfil,
y pieza de estimación. |
LISEO: | Quien yo digo es padre noble
de dos hijas. LEANDRO; Ya sé quién; pero dijérades bien que de una palma y de un roble. |
LISEO: | ¿Cómo?
LEANDRO; Que entrambas lo son; pues Nise bella es la palma; Finea, un roble sin alma y discurso de razón. Nise es mujer tan discreta, sabia, gallarda, entendida, cuanto Finea encogida, boba, indigna e imperfeta. Y aun pienso que oí tratar que la casaban...
|
LISEO: | ¿No escuchas? |
LEANDRO: | Verdad es que no habrá muchas
que la puedan igualar en el riquísimo dote; mas ¡ay de aquel desdichado que espera una bestia al lado! Pues más de algún marquesote a codicia del dinero, pretende la bobería de esta dama, y a porfía hacen su calle terrero. |
A TURÍN | |
LISEO: | Yo llevo lindo concierto.
¡A gentiles vistas voy! |
TURÍN: | Disimula. |
LISEO: | Tal estoy
que apenas a hablar acierto. En fin, señor, ¿Nise es bella y discreta?... |
LEANDRO: | Es celebrada
por única, y deseada por las partes que hay en ella de gente muy principal. |
LISEO: | ¿Tan necia es Finea? |
LEANDRO: | Mucho sentís que lo sea. |
LISEO: | Contemplo, de sangre igual,
dos cosas tan desiguales... Mas ¿cómo en dote lo son: Que, hermanas, fuera razón que los tuvieran iguales. |
LEANDRO: | Oigo decir que un hermano
de su padre la dejó esta hacienda, porque vio que sin ella fuera en vano casarla con hombre igual a su noble nacimiento, supliendo el entendimiento con el oro. |
LISEO: | Él hizo mal. |
LEANDRO: | ¡Antes bien!, porque con esto
tan discreta vendrá a ser como Nise. TURÍN; ¿Has de comer? |
LISEO: | Ponme lo que dices, presto.
Aunque ya puedo excusallo. |
LEANDRO: | ¿Mandáis, señor, otra cosa? |
LISEO: | Serviros. (¡Qué linda esposa!) Aparte |
Vase LEANDRO | |
TURÍN: | ¿Qué haremos? |
LISEO: | Ponte a caballo
que ya no quiero comer. |
TURÍN: | No te aflijas, pues no es hecho. |
LISEO: | Que me ha de matar, sospecho,
si es necia y propia mujer. |
TURÍN: | Como tú no digas "sí,"
¿quién te puede cautivar? |
LISEO: | Verla ¿no me ha de matar;
aunque es basilisco en mí? |
TURÍN: | No, señor. |
LISEO: | También advierte
que, siendo tan entendida Nise, me dará la vida, si ella me diere la muerte. |
Vanse los dos Salen OCTAVIO y MISENO | |
OCTAVIO: | ¿Ésa fue la intención que tuvo Fabio? |
MISENO: | Parece que os quejéis. |
OCTAVIO: | ¡Bien mal emplea
mi hermano tanta hacienda! No fue sabio. Bien es que Fabio, y que no sabio sea. |
MISENO: | Si en dejaros hacienda os hizo agravio,
vos propio lo juzgad. |
OCTAVIO: | Dejó a Finea,
a título de simple, tan gran renta que a todos, hasta agora, nos sustenta. |
MISENO: | Dejóla a la que más le parecía,
de sus sobrinas. OCTAVIO; Vos andáis discreto, pues a quien heredó su bobería dejó su hacienda para el mismo efeto. |
MISENO: | De Nise la divina gallardía,
las altas esperanzas y el conceto os deben de tener apasionado. ¿Quién duda que le sois más inclinado? |
OCTAVIO: | Mis hijas son entrambas; mas yo os juro
que me enfadan y cansan, cada una por su camino. Cuando más procuro mostrar amor e inclinación a alguna, si ser Finea simple es caso duro, ya lo suplen los bienes de fortuna y algunos que le dio Naturaleza, siempre más liberal, de la belleza; pero ver tan discreta y arrogante a Nise, más me pudre y martiriza, y que, de bien hablada y elegante, el vulgazo la aprueba y soleniza. Si me casara agora --y no te espante esta opinión, que alguno lo autoriza--, de dos extremos; boba o bachillera, de la boba elección, sin duda, hiciera. |
MISENO: | ¡No digáis tal, por Dios!, que están sujetas
a no acertar en nada. |
OCTAVIO: | Eso es engaño;
que yo no trato aquí de las discretas; sólo a las bachilleras desengaño. De una casada son partes perfetas virtud y honestidad. |
MISENO: | Parir cada año,
no dijérades mal, si es argumento de que vos no queréis entendimiento. |
OCTAVIO: | Está la discreción de una casada
en amar y servir a su marido; en vivir recogida y recatada, honesta en el hablar y en el vestido; en ser de la familia respetada, en retirar la vista y el oído, en enseñar los hijos, cuidadosa; preciada más de limpia que de hermosa. ¿Para qué quiero yo que, bachillera, la que es propia mujer concetos diga? Esto de Nise por casar me altera; lo más, como los menos, me fatiga; resuélvome en dos cosas que quisiera; pues la virtud es bien que el medio siga que Finea supiera más que sabe, y Nise menos. |
MISENO: | Habláis cuerdo y grave. |
OCTAVIO: | Si todos los extremos tienen vicio,
yo estoy, con justa causa, descontento. |
MISENO: | ¿Y qué hay de vuestro yerno? |
OCTAVIO: | Aquí el oficio
de padre y dueño alarga el pensamiento. Caso a Finea; que es notable indicio de las leyes del mundo, al oro atento. Nise, tan sabia, docta y entendida, apenas halla un hombre que la pida; y por Finea, simple, por instantes me solicitan tantos pretendientes, del oro, más que del ingenio, amantes, que me cansan amigos y parientes. |
MISENO: | Razones hay, al parecer, bastantes. |
OCTAVIO: | Una hallo yo, sin muchas aparentes,
y es el buscar un hombre en todo estado, lo que le falta más, con más cuidado. |
MISENO: | Eso no entiendo bien. |
OCTAVIO: | Estadme atento.
Ningún hombre nacido a pensar viene que le falta, Miseno, entendimiento, y con esto no busca lo que tiene; ve que el oro le falta y el sustento, y piensa que buscalle le conviene, pues como ser la falta el oro entienda, deja el entendimiento y busca hacienda. |
MISENO: | ¡Piedad del cielo! Que ningún nacido
se queje de faltarle entendimiento. |
OCTAVIO: | Pues a muchos que nunca lo han creído,
les falta, y son sus obras argumento. |
MISENO: | Nise es aquésta. |
OCTAVIO: | Quítame el sentido
su desvanecimiento. |
MISENO: | Un casamiento
os traigo yo. {{pt|OCTAVIO:| Casémosla; que temo alguna necedad, de tanto extremo. |
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