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Viaje maravilloso del Señor Nic-Nac/XXIII

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CAPÍTULO XXIII
El doctor y la Sophopolita

—"Nada mas natural," decia el Doctor á la hermosa niña en el momento en que penetrabamos en la casa. "Armonía suprema en las leyes de la vida, atracciones inevitables como manifestacion de la esencia íntima de los seres, hé ahí el cuadro."

—"No deja de ser risueño, "interrumpió el señor de la casa; "pero preguntad al señor Nic-Nac, si es tan natural lo que acaba de pasarle."

—"¿Cómo así, Nic-Nac?"

—"Figuraos que el gato negro ha resuelto en mi espíritu la duda mas terrible que me haya dominado hasta ahora."

—"¿Cuál era, señor Nic-Nac?" preguntó la niña.

—"El nombre de este país."

—"¿Y el gato os lo ha dicho?"

—"A lo ménos me lo ha indicado."

—"Es un gato originalísimo," dijo el Doctor.

—"Es verdad;—pero ¿porqué no continuais vuestra interrumpida conversacion?"

El Doctor había sido en la Tierra un hombre amable y fino, pero no con esa amabilidad empalagosa que fastidia al principio y sofoca por fin, sino con una manera especial de saber decir, persuadiendo y elevando el espíritu, un cierto aire aristocrático en su mas alta expresion, que no le sentaba mal cuando defendía la instituciones republicanas, agregad á esto una arrogancia particular en sus movimientos y una presencia gallarda, y tendreis su retrato terrenal. Pero el Doctor había sido complementado en Marte, porque á todas sus prendas físicas y morales, reunía su nueva naturaleza, despues de la transmigracion. El Doctor tenía entónces aspecto Marcial.

Siempre he sido de opinion, tanto en la Tierra como en Marte, de que la ciencia fisionómica, es la llave de las almas, y si bien es cierto que ella cuenta con muchos adeptos y con muchos contrarios, jamás he creido que estos últimos debieran tomarse en consideracion. No me juzgueis ciego por mi opinion, nó; la experiencia nos lo enseña y debemos someternos. Admito ciertas restricciones á los elementos de la teoría, pero veo que en el fondo hay algo de positivo que jamás engaña. La eterna ley de la subordinacion de unos seres á otros seres, de una parte á otra parte, rije tambien los rasgos de las fisonomías; todo el secreto está, pues,en descubrir los rasgos dominantes. Los opositores á aquella ciencia, no teniendo un espíritu suficientemente penetrante para poder juzgar del valor relativo de las formas, niegan en absoluto las verdades mas palpitantes y se abisman en su nécia conviccion.

No interrumpais las leyes del abismo!

No desperteis las almas que en él duermen!

La xaltacion del espíritu en Marte, y muy particularmente en Sophopolis, aguza, por decirlo así, la penetracion, y no es extraño que cada Sophopolita sea un juez conciente del individuo que juzga.

Hacía un momento, sólo un momento, que el Doctor vivía en familia en casa de nuestro guia,y ya gozaba de toda la confianza de las personas que la formaban—y era porque habían comprendido que el Doctor tenía un espíritu noble, incapaz de ennegrecer la sublime sencillez de sus costumbres.

La franqueza era el alma de aquella familia ¿y qué ser habrá tan abyecto que no se reconozca agradecido en tales condiciones?

La situacion del Doctor, por otra parte, era excepcional.

Un alma le buscaba, talvez desde el principio de las almas, si es que tuvieron principio; un génio extraño le había pronosticado su próxima complementacion, revelándole al propio tiempo el secreto del espíritu imágen, alma blanca que Seele le arrebatara en un momento fatal; y aquella hermosa jóven, aquella espléndida belleza física y moral, era nada ménos que la forma Marcial del alma blanca.

Oh! qué tormento sufrió el Doctor cuando Seele se la arrancó!

Pero cuando hubo recobrado una parte de su calma, recordó la profecía, y comprendió lo que sólo un espíritu generoso puede comprender, y es que la felicidad es hija del deseo.

Y el deseo, cuando nace y vive en el espíritu y para el espíritu, es como un rayo de esperanza templando un dolor infinito.

En una palabra, el Doctor comprendió que el espíritu imágen que tanto le había atraido, era el complemento necesario de su alma y del alma de la jóven y que ambas almas, antes de su fusion absoluta, debian sujetarse al imperio del deseo espiritual, forma ó nombre delicioso con que le designa en Marte la atraccion que en la Tierra se llama amor, pero con una significacion mas elevada, mas sublime, si quereis.

Pero sus almas, aunque incompletas, se comprendian, como deben comprenderse en el seno del alma universal, ese núcleo eterno de donde dimanan.

¿Habian resuelto algo durante nuestra ausencia, es decir, mientras el señor de la casa y yo permaneciamos en la Academia?"

Lo veremos.