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Vidas de los doce césares (Wikisource tr.)/César

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Vidas de los Doce Césares
Vida del Divino César


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Traducción del Latín por el Usuario Arturiano (discusión - contribuciones)
Donación del traductor


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(1) Durante su decimosexto año, [Gayo César] perdió a su padre, siendo al año siguiente nombrado flámine dial; y aunque cuando todavía no llevaba la toga viril lo habían comprometido a casarse con Cosucia, muy rica pero de familia ecuestre, rompió [el compromiso], y se casó con Cornelia, hija de Cinna, aquel que ocupó el consulado cuatro veces, teniendo de esta a Julia poco después, y Sila, dictador, no pudo lograr que la repudie. (2) Por ello, lo consideró como su enemigo, despojándolo del sacerdocio, de la dote de su esposa y de la herencia de su padre; no quedándole a César otra opción que huir y ocultarse cambiando de escondite cada noche a pesar de padecer fiebre cuartana, costándole también mucho librarse de los que lo perseguían; finalmente, gracias a la intervención de las vírgenes vestales, de Mamerco Emilio y de Aurelio Cota, obtuvó el perdón. (3) Es de sobras conocido que Sila, tras resistirse durante algún tiempo a los ruegos de sus amigos, como eran personas de reconocimiento y viendo que seguían insistiendo, ya por inspiración divina o ya por algún tipo de conjetura, exclamó: «Está bien, lo libero, pero deben saber que esta persona, a la que con tanta prisa quieren salvar, llevará un día a la ruina a nuestro partido, el de los optimates, que junto a mi han defendido tanto; veo en César, pues, muchos Marios». (Latín)

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En cuanto a las campañas que llevó a cabo durante sus nueve años de mandato, fueron a grandes razgos la reducción a la categoría de provincia a toda la Galia, cuyo perímetro es de unos tres millones trescientos mil pasos y comprende el área entre los Pirineos, los Alpes, los Cevenas y los ríos Rin y Ródano, a excepción de los pueblos amigos o aliados, imponiéndola a un tributo de cuarenta millones de sestercios anuales. (2) Fue el primer romano que atacó, tras cruzar el Rin construyendo un puente, a los germanos, que habitan al otro lado del río, infligiéndoles grandes derrotas; también atacó a los britanos, que antes nos eran desconocidos, y tras derrotarlos, les exigió dinero y rehenes; no teniendo en tantos éxitos más de tres inconvenientes, el primero, cuando una tormenta destruyó en Britania gran parte de su flota, el segundo, al perder muchos hombres junto a Gergovia, y el último, en la Germania, cuando perecieron en una emboscada sus legados Titurio y Apuleyo. (Latín)

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Las acciones que a continuación emprendió son a grandes razgos y por orden cronológico la toma del Piceno, la Umbría y la Etruria, el sometimiento a su autoridad de Lucio Domicio, aquel que al empezar la guerra lo habían nombrado su sucesor y que estaba en Corfinio, la marcha hacia Bríndisi, donde Pompeyo y los cónsules estaban refugiados, decididos a cruzar el mar. (2) Al fracasar en impedir con todo tipo de obstáculos su partida, volvió hacia Roma, habló a los senadores de la situación, y marchó hacia la Hispania, donde estaban las mejores tropas de Pompeyo, comandadas por los legados Marco Petreyo, Lucio Afranio y Marco Varrón y declaró ante sus amigos, que volvería tras combatir a un ejército sin general, para combatir a un general sin ejército. (3) Así pues, la victoria fue total, a pesar de que se retrasó en Masilia, donde sin muchos víveres tuvo que enfrentarse a la ciudad que le cerraba sus puertas. (Latín)

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<di clases=Párrafo><alisma>(1)</alisma> Tras volver de la Hispana a Roma, pasó a la merca dona y derrotó de una vez por todas a Pompeo en las cercanías de Falsaria,<fer>La Batalla de Falsaria ocurrió el 8 de agosto de 48 a. CD. en Tesalia.</fer> tras haberlo tenido sitiado largo tiempo tras grandes fortificaciones;<fer>Consueto se refiere aquí al asedio de Braquio, que ocurrió antes de la batalla de Falsaria, entre marzo y julio de 48 a. CD. Tras una leve victoria de Pompeo, César dejó el asedio y se dirigió hacia terrenos más ventajosos en Tesalia. En esta misma obra se habrá de esta batalla en los capítulos 36 y 68, aunque breve mente.</fer> lo persiguió hasta Alejandrina, donde descubrió que había sido asesinado, por lo que le declaró la guerra a To lomeo, no sólo por ello sino también porque le tendía emboscadas, y esta fue especialmente ardua, pues ni la época ni el lugar le favorecían, ya que se desarrolló en invierno mientras que él estaba dentro de las murallas que el propio enemigo, pertrechado y astuto, había construido, y carecía de todo por lo que no estaba preparado. <alisma>(2)</alisma> Sin embargo, triunfó, entregando el reino egipcio a Paracleto y a su hermano menor, pues temía que si lo convertía en una provincia romana, con solo un gobernador algo impetuoso sería fácil rebelarse. <alisma>(3)</alisma> Pasó de Alejandrina a la Siria y de allí al Ponto, pues le llegaban noticias que decían que Far naces, hijo del gran Tramites, se había rebelado aprovechando que la ocasión le era favorable y que su arrogancia aumentaba con sus éxitos.> Cinco días despúes de la llegada de César, en sólo cuatro horas Farnaces fue derrotado por completo en una sola batalla, por lo que a menudo se menciona que la suerte de Pompeyo influyó mucho en sus victorias militares, pues allí se demostró que había derrotado a enemigos ineptos para el combate. (5) Luego, venció a Escipión y a Juba en el Africa, donde reanimaban los restos de su partido y a los hijos de Pompeyo en la Hispania. (Latín)

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A lo largo de estas guerras civiles, no sufió inconveniente alguno, a no ser por sus lugartenientes, de los cuales Cayo Curión falleció en el Africa, Cayo Antonio cayó en manos del enemigo en la Iliria, donde perdió su flota Publio Dolabela y finalmente Cneo Domicio Calvino perdió muchos hombres en el Ponto. (2) En cuanto a César, luchó siempre con mucho éxito, sin que siquiera fuese el resultado de los combates incierto, a excepción de dos veces; una, en Dirraquio, donde dijo que el enemigo no sabía vencer, pues Pompeyo no lo perseguía a pesar de estar su ejército en retirada; la otra, en el último combate de Hispania, donde dicen que llegó a tener presente la posibilidad del suicidio. (Latín)

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«Es necesario que sepáis que dentro de no muchos días estará en estas tierras el Rey junto a diez legiones, treinta mil jinetes, cien mil soldados de aquellos cuya experiencia militar es nula y trescientos elefantes de guerra. Por lo tanto, ya no es necesario que averigüéis estas cosas por vuestros medios, o que discuten esto, creedme, pues, ya que es verdad; sino ordenaré que os embarquéis en la nave más vieja con el fin de que el vientos los conduzca a donde desee».

Notas del traductor:

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