Impresiones (MAQ)

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IMPRESIONES.

Pero digame vuesa merced, ¿este libro imprímese por su cuenta, ó tiene ya vendido el privilegio á algun librero? Por mi cuenta lo imprimo, respondió el autor, y pienso ganar mil ducados por lo menos con esta primera impresion, que ha de ser de dos mil cuerpos, y se ha de despachar á seis reales cada uno en daca las pajas. Bien está vuesa merced en la cuenta, respondió Don Quijote: bien parece que no sabe las entradas y salidas de los impresores, y las correspondencias que hay de unos á otros. Yo le prometo que cuando se vea cargado de dos mil cuerpos de libros, vea tan molido su cuerpo que se espante, y mas si el libro es un poco avieso y no nada picante. ¿Pues qué, dijo el autor, quiere vuesa merced que se lo dé á un librero, que me dé por el privilegio tres maravedís, y aun piensa que me hace merced en dármelo? Yo no imprimo mis libros para alcanzar fama en el mundo, que ya en él soy conocido por mis obras; provecho quiero, que sin él no vale un cuatrin la buena fama. Dios le dé á vuesa merced buena manderecha, respondió Don Quijote. [1]

  1. ¿Hubiera hablado nuestro autor de otro modo si hubiera vivido en esta época? ¿No es este trozo el cuadro mas animado, el retrato más vivo de la triste suerte de un literato, y de la dependencia en que viven de los impresores y libreros? De aqui resulta que muchos se ven en la triste necesidad de decir como el de este articulo: «Provecho quiero, que sin él no vale un cuatrin la buena fama.» (véase ESCRITORES.)