A Lincoln
Meció su cuna el infortunio rudo,
Santo crisol que al génio fortifica;
Hijo humilde del pueblo fué su escudo
Contra una aristocracia astuta y rica.
La infame esclavitud del sér humano
Manchó la obra de Washington grandiosa,
¡El pueblo rey, el libre americano
Sancionar pudo la opresion odiosa!
Cáncer profundo, lepra maldecida
Del Estado minaba la existencia,
Secando los raudales de la vida,
Oscureciendo el sol de la conciencia.
¡Y el hombre tiraniza á sus iguales,
Legándoles de mártires la palma,
Y viola sus derechos inmortales,
El dón de Dios, la libertad del alma!
¡Profanacion impía! Inícua afrenta
A una raza que cubre el mismo cielo.
Retumba el trueno, estalla la tormenta,
Viste la humanidad crespon de duelo.
¡Contienda de Titanes! Su heroismo
Asombro inspira á la caduca Europa,
Y hunde en el polvo al férreo despotismo,
Vil traficante con la humana tropa.
Feroz Caín desgarra las entrañas
De Abel su hermano. ¡Lucha fraticida!
¡Y qué valen las ínclitas hazañas,
Si sangre fraternal brota su herida!
¿Quién conquistó el magnífico troféo,
Y del esclavo rompe la cadena?
¿Quién le redime? Lincoln: digno empléo
De noble vida de entusiasmo llena.
Traicion horrible su puñal afila;
Sucumbe el héroe de inmortal memoria,
Cierra sus ojos, ¡ay! su alma tranquila
Vuela al templo radiante de la gloria.
Mirad su sombra, que á su patria advierte,
Que nunca el rayo de venganza vibre,
Que es la clemencia la virtud del fuerte,
El mas digno blason de un pueblo libre.
San Juan de Luz, 8 de Julio de 1865.