A secreto agravio, secreta venganzaA secreto agravio, secreta venganzaPedro Calderón de la BarcaJornada 2: Escena VII
Jornada segunda
Escena VII
SIRENA, con manto; MANRIQUE, tras ella.
SIRENA
Escaparme no he podido
de Manrique, para entrar
en casa: todo el lugar
hoy siguiéndome ha venido.
¿Qué haré?
MANRIQUE
Tapada de azar,
que mira, camina y calla,
con el arte de batalla
y el tallazo de picar,
la de entrecano picote,
que con viento en popa vuelas,
con el manto de tres suelas
y chilenas de anascote,
habla y descúbrete, y sea
desengaño tu fachada;
porque callando y tapada,
dice boba sobre fea.
Aunque en tu brío, confieso
que indicio en todo das.
SIRENA
¿No dice más?
MANRIQUE
No sé más.
SIRENA
¿Y a cuántas ha dicho eso?
MANRIQUE
Antes soy muy recatado.
No he hablado, a fe de quien soy,
sino cinco en todo hoy;
que ya estoy muy reformado.
SIRENA
¡Gracias al cielo que veo
un hombre firme y constante!
Yo tampoco soy amante
de más que nueve.
MANRIQUE
Sí creo;
y porque me creas a mí,
de todas mostrarte quiero
un favor. Sea el primero (Sácalos.)
el moño que sale aquí.
Este moño pecador
su papel un tiempo hizo,
y de rizado y postizo
fue mártir y confesor.
No es de aljófar lo ensartado;
liendres son con que me alegro,
que desde lejos mirado,
parece un penacho negro
de blancas moscas nevado.
Aquesta sutil varilla
es barba de la ballena
sacada de una cotilla,
que fue entregar a mi pena
lo mismo que una costilla.
Vara es de virtudes llena,
que hace bueno el pecho y buena
la espalda más eminente;
que ya todo talle miente
por la barba de ballena.
La zapatilla que estás
mirando ahora en mis manos,
casa fue, donde sabrás
que vivieron dos enanos
sin encontrarse jamás.
Éste es un guante, y no hay duda
de que, como ruiseñor,
mucho tiempo estuvo en muda;
pregúntaselo al olor:
sebo de cabrito suda.
Esta cinta es de una dama
de gran porte; pero yo
no la quiero.
SIRENA
¿Por qué no?
MANRIQUE
Porque sé que ella me ama.
¿No es causa bastante?
SIRENA
Sí.
MANRIQUE
La que yo tengo de amar,
me ha de mentir, engañar,
y se ha de burlar de mí,
dar celos cada momento,
maltratarme, despedirme,
y en efecto ha de pedirme,
que es la cosa que más siento;
porque si al fin es costumbre
en ellas, tengo por justo
hacer desde luego gusto
lo que ha de ser pesadumbre.
SIRENA
¿Y es hermosa esa señora?
MANRIQUE
No, pero es puerca.
SIRENA
En verdad
que es muy buena calidad.
MANRIQUE
Arrope un ojo la llora,
y otro aceite.
SIRENA
¿Es entendida?
MANRIQUE
Cuanto dice entiendo yo;
mas cuanto la dicen, no,
que es entendida, entendida.
SIRENA
Por muestra de que es verdad,
que amarle a su gusto espero,
este listón sólo quiero.
MANRIQUE
De muy buena voluntad
SIRENA
¡Ay triste de mí!
MANRIQUE
¿Qué ha sido?
SIRENA
Mi marido viene allí;
váyase presto de aquí,
que es un diablo mi marido.
Dé vuelta a la calle presto,
que en tanto, señor, que él pasa,
le esperaré en esta casa.
MANRIQUE
En buen sagrado te has puesto;
que aquí vivo yo, y vendré
en estando asegurada. (Vase.)