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Escena II[editar]

ALMAZÁN y un POSTILLÓN, y después BRÍGIDA.


D. VENTURA ALMAZÁN. (Pagando al POSTILLÓN.) -Toma, por el condenado rocín que me has dado en la última posta. (Vase el POSTILLÓN.) ¡Canario!, penseme que no llegaba a este maldecido Ocaña en lo que queda de mes. Aquí encontraré a la diligencia comiendo: de juro. Pero, señor, ¿es creíble que corriendo la posta no la haya encontrado antes? ¡Verdad es que me han dado unos caballos! ¡Canario! En Valdemoro me dan uno loco, que lo mismo es salir, arranca por donde se le antoja, desbócase, y me lleva más de una hora por los sembrados. ¡Canario!, me puso a parir. ¡Reventado estoy!... ¡Y un hombre que va a casarse! ¡Que me parta un rayo si vuelvo a correr la posta! ¡Calle, están quitando la mesa! ¡Santo Dios!... Si se habrá marchado ya! ¡No me faltaba otra cosa!... Pero no puede ser. (Llama.) ¡Eh!, ¡eh! ¡Deo gracias! Dígame, mocita, ¿marchose ya la diligencia que come aquí?

BRÍGIDA. -Sí señor, ahora mismo.

D. VENTURA ALMAZÁN. -¿Cómo es eso? ¿Pues que no ha comido aquí?

BRÍGIDA. -La diligencia no señor, los viajeros sí.

D. VENTURA ALMAZÁN. -Pues eso quise decir. ¿Han comido ya?

BRÍGIDA. -¿No ve usted cómo están quitando la mesa?

D. VENTURA ALMAZÁN. -¡Canario! ¡Canario!... Y dígame, ¿piensa que la podré alcanzar?

BRÍGIDA. -Si usted corre mucho puede alcanzarla en la cuesta, que es muy larga, y tienen que subirla muy despacio.

D. VENTURA ALMAZÁN. -¿Sí?, pues voy, voy: mejor quiero correr a pie que en los caballos de posta. Vamos... ¡Ah!, oiga: ¿iba llena como me han dicho?

BRÍGIDA. -Creo que lleva un puesto vacío.

D. VENTURA ALMAZÁN. -Pues; el mío: vamos allá. ¡El maldito sastre tiene la culpa de todo!... ¡Ay Dios mío! ¡Qué es lo que yo he hecho! ¡Y el lío con el vestido! ¡Canario! Pues hasta ahora no me he acordado... Ya no podré ponérmelo el día de la boda.

BRÍGIDA. -¿Qué dice este hombre?

D. VENTURA ALMAZÁN. -Mire: yo voy a casarme al Quintanar de la Orden, y puse mi vestido de boda en la diligencia... de Vitoria, y luego..., ¡Canario!, que no voy a alcanzar la diligencia. Abur, abur. (Echa a correr.)