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Algunas poesías inéditas de Luis Vélez de Guevara

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ALGUNAS POESIAS INÉDITAS


DE


Luis Vélez de Guevara


SACADAS DE VARIOS MANUSCRITOS


POR


Adolfo Bonilla y San Martín




(Publicado en la Revista de Aragón.)

ALGUNAS POESIAS INÉDITAS


DE


Luis Vélez de Guevara


SACADAS DE VARIOS MANUSCRITOS


POR


Adolfo Bonilla y San Martín




(Publicado en la Revista de Aragón.)






ZARAGOZA
TIPOGRAFÍA DE MARIANO COMAS, PILAR, 4
1902



ADVERTENCIA PRELIMINAR


Las poesías que á continuación publicamos, en su mayor parte inéditas, son originales del gran ingenio ecijano Luis Vélez de Guevara (1574-1644), poeta y autor dramático eminente de nuestro siglo de oro. Están sacadas de diversos manuscritos de la Biblioteca Nacional Matritense, cuyas respectivas signaturas anotamos al frente de cada composición. Prescindimos de todo género de observaciones históricas, por no alargar demasiado este escrito.

La biografía de Luis Vélez de Guevara está realmente por hacer. Lo más completo que acerca de él existe, es lo que dice D. Cayetano Alberto de la Barrera en su conocido Catálogo, pero aun podría añadirse mucho más. Entretanto que esa biografía, para la cual tenemos reunidos datos numerosos, se completa, entendemos no dejarán de interesar las poesías insertas á continuación, cuya importancia literaria é histórica es patente.

Confirman estas composiciones la tradicional penuria económica de nuestro poeta, pero al mismo tiempo ponen de manifiesto aquél su constante buen humor, que le alabó Cervantes en el Viaje del Parnaso. Hoy, cuando la sandez se atreve á calificar de anquilósica la gracia de Quevedo y á denigrar, juntamente con la patria, los nombres de Lope y de Calderón, es más indispensable que nunca divulgar el conocimiento de nuestros modelos literarios, á fin de que la gente nueva pueda hablar de los viejos con conocimiento de causa, y aprenda, comunicándose con ellos, á manejar como es debido el hermoso idioma castellano, prostituido y desquiciado en manos de inexpertos barraganes. Cualquier nación extranjera cuenta por docenas las buenas ediciones de sus clásicos, y nosotros, que posemos la más rica y espléndida literatura del mundo, apenas podemos citar una impresión verdaderamente crítica de cualquiera de nuestros grandes autores. La tarea no es para llevada á cabo de un golpe y como por ensalmo; sólo el tenaz y generoso esfuerzo de los que se sientan con vocación para ello, podrá lograr el deseado fin.

En las poesías que ahora damos á conocer, conservamos escrupulosamente la ortografía del original, indicando al principio la página ó foja del manuscrito á que corresponden. Hubiéramos querido precisar en algunas—especialmente en la III—los datos nuevos é importantes que contienen para la biografía de Vélez, pero hemos temido dar demasiada extensión á este artículo, cuyo único objeto es la publicación de los mencionados textos.

I


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3797. ff. 27-280)


Luis Velez de Guevara Al Conde de Olivares


ROMANÇE

Ex.mo Conde
y Duque—que no llego
todo quanto en vos se junta
a ser tanto como vos,
Pues, mas alla de ser hombre,
ese heroico coraçon
solo en vuestro pecho cabe,
pero en muchos mundos no—
Cuya prudente cabeça,
con prouidente valor
abraça[1] vna Monarchia,
y no puede hacerlo el sol:
Luis Velez, vuestro criado,
que Vgier de Camara soy,
porque mi vgiera fortuna
nunca de vgier me paso,
Dice que va a la jornada,
como si fuera de Dios,
señalado de la mano
del maiordomo mayor.
Y que para ella no tiene,
ni para de aqui a Borox,
sobre que caer Vgier,
ni en Castilla ni Aragón:
Que de su familia es siempre
despensero y comprador,
y que su guarda-mangel
solos consonantes son.
Ademas, que tan desnudo
y tan en cueros estoy,
que vinagre Velez puedo
llamarme con mas raçon.[2]
A V. Ex.a suplico,
por las entrañas de Dios,
con vna de costa ayuda
(Gongora transposicion)
Vista desnudez tan grande,
de de comer a este Azor
que tanta avara Noruega
su pluma solicito.
Y entre tanto, Conde mio,
que yo a la jornada voy,
no quede mi casa in Aluis,
dominica de Pasion.
Ni sera bien que vn christiano,
aunque peregrino soy,
vaya a S. Calatayud
con esclauina y bordon.
Que soy entre los Vgieres
el vgier que encomendo
para sola esta jornada
el Padre Predicador,
Porque tengo para ella
cautivos sin redençion
mis gages en Tremecen
y mi bolsa en Asamon;
que esto a pie quedo lo habia[3]
menester la suspensión

de mi bolsa, porque a muchos

dias que se me quedo Entre las manos Como vn pajarito, de dolor de mirarse sin dineros, que sangre del alma son; y desde entonces mi olla tanto de mi se oluido, que la e querido voluer por vagabunda a Alcorcon. Socorred, Conde de el Cielo, esta plaga que sobro de tantas como a la mesa siruieron a Faraon. Tened lastima de mi, y al mismo paso y tenor que trahe la necesidad, disponed a execucion, Sin andar al retortero engañando el dia de oy, y aguardando el de mañana hecho Juan de espera en Dios. Asi a la gracia seguro de vuestro Rey, sin pension de el tiempo ni de 1 embidia siendo vos movil de vos, Viuais mas largas edades que da la Historia a Nestór, y sea efimera el fenix en vuestra comparaçion. Laurel os aclame el Mundo de filipo vencedor, tantas veces grande, quantas vos lo haceis si el lo naçio. Santos los que intercedeis con el Conde My S.r que de su vista a su aliento lucientes reflexos sois: San Don Luis de Haro el bueno, de los Guzmanes blason, primero en mi letania y segundo de los dos: San Protonotario: San Contreras, el valedor de los pobres: San Juarez, nueuo Portugues Caton: San Rocas: san Gabriel lopez, que es de todos asesor: S. Villanueua: San Arçe, de santa resoluçion: San Mendoça, de las Musas segundo Apolo Hespañol: San Legarda: San Carnero, que sea manido a mi voz: San Josef Gonçalez: san tenorio el bienhechor, y el mas bien quisto del mundo, santo de mi deuocion: San Francisco de Rioxa, que de vna vez se bebio la sagrada Biblioteca Vaticana en infusion: San Don Marcelino, Archibo de las buenas letras oy, y del Colcos de las leyes mas valeroso Jason: San Don Francisco Zapata, norte por lo conductor a tanto embajador Mago de Dromedario y Pendon: San Grimaldo: San Velazquez: san Moncada: san dotor Herrera: San Montesdoca: San Carbonel: San Simon: Para mi ayuda de costa sed todos en mi fabor, no faltandome en el trance de tan justa pretension; que yo os prometo un Luis Velez de cera y de Diaquilon, que os ablande las entrañas, quando no vastare yo, Entre tanto que aqui quedo delante del gran señor, diciendole de rodillas: «te rogamus, audi nos.»

</poem>

II


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3797. ff. 253-256)


Memorial de luis velez de gueuara.[4]

Señor:

Luis velez, de Vuestra
Camara Real Vxier,
que en la casa de Borgoña 4
Limbo de Camuesas es,

Por ser oficio que siempre
sin pena ni gloria fue,
pues sin racion baptismal
mueren los que estan en el,
Y por quedarse en el ayre
de los gages, son tambien
duendes de capa y espada
de los desbanes del Rey;
Luis Velez al fin, señor,
que en ese casero Argel
esta de vos, que a de estar
por siempre jamas amen,
Pues de pasar adelante
ninguna esperança ve,
Porque del rescate suyo
se a oluidado la merced,
Que qnando a la guardaropá
vuestra pretendio ascender,
lançada de inuidia izquierda
dio con su llaue al trabes;
Luis Velez señor, al fin,
que no pudo merecer
entre tanta cruz, siquiera
ser caballero Montes:
O por lo luengo, pendon
de Calatraba, o con el
lagarto de Santiago,
Perroquia de S. Gines:
O en el peregil mojarse
de alcantara, para que
los que del estan aytos
le arrostrasen a comer;
Pues soy de varon gueuara,
y desde Auila del Rey
de los trecientos Hidalgos
que ganaron a Xerez:
Luis Velez al fin, Luiz Velez,
mucho mas sonado que
el catarro y las narices,
el relox y el Almirez,
Dice que va a la jornada,
y que no quisiera el,
ser, yendo roto y desnudo,
de la jornada entremes,
Pasando en el Carruage
el riesgo de ser papel,
por acemila de andrajos
y espantajo de alquiler.
Que tiene a su cargo y todo
vna familia, de quien
son los interlocutores
tres Hijos y vna muger,
que no son camaleones,
y es fuerça quedar con que
puedan comer por lo menos,
que es lo mas que puede ser.
Entretanto que con vos,
el, a cauallo o a pie,
a Çaragoça 1 camina
por vn celoso interes;
que aunque la fe de seruiros
es tan fina como veis,
de muchas necesidades
cercada esta santa fe.
De todas estas, señor,
y demas que no se ven,
apela a vuestro volsillo,
si no se le a alçado 2 el mes.
Porque para preuenirse
sin daros en que entender,
no tiene prenda en baul
ni tiene estaca en pared.

Y si acude a los señores,

no ay ninguno que no este con la lança de longinos guardando su mercader; que por lo franco y partido Como en otro tiempo fue, no ay Marques de Villafranca ni Conde Partinuples. Todos son por vn rasero Marqueses de Peñafiel, Condestables de No escuches, Mariscales de no ues. Tan fanfarrones de volsas, tan escollos de Arançel, que aunque con plagas les pidan, no daran vn alfiler. Vos sois por Vuestra piedad y vos sois por justa ley, quien por Vasallo y Criado siempre le a de socorrer; esta consulta de su ayuda de costa, pues, lleua a vuestra Magestad, que Dios la dege voluer, El Patriarcha, segundo Abrahan, mi amparo fiel: Don Tobias de Guzman, Christiano Melchisedec: Vna vez por Guzman bueno, y por si mas de vna vez; tantas para el del vuestro volsillo gran sumiller: que agora son mas que nunca sus escudos menester, para caminar con vos desde aqui a Gerusalen. Protestando que sera en todo el Pentecostes de las alabanças vuestras, eterno versiquifier. Mas digna haciedo su Musa del siempre verde laurel; malos años para Ardeo y el frayle de la merced. Asi viuais siglos tantos, que a vuestra edad siempre este recien nacido el Abril y Enano Matusalen. Triunfos colmados os sobren, y al sol, besandoos los pies, os corone de luceros sobre el col de Valaguer: Siendo picota de todos sus pesos falsos, tambien el catalan Monxuí del estoraque frances. El flujo de consonantes fin en estas coplas de, esperando vuestro santo aduenimiento por el. Y ablen por mi lo que dejan de acabar de encarecer con la voca del Hybierno las Vocas de my Arambel, Pues es ya lo que bestido por caniculares fue, jigote de tafetan, si escapa de pulpo a red. Romancito, Romancito, buen viage dios te de; los reyes magos te guien a su portal de Belen. Que lo que al Rey my señor por mi obligares a haçer, como si Ines te llamaras yo te lo dire despues.


III


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3796. ff. 341-343)


Memorial de Luis belez de guebara, pidiendo al Rey merçed de ayuda de guardaropa en Madrid. [5]

Señor:

Luis Velez, que apenas
salio ayer pretendiente,
tam paralitico, que oy
a su piscina se buelbe,
Dice que sirbio al de gales,
entre tanto onrado ereje,

con el catholico çelo
que a bos y a su sangre debe.
Asta que dandose toques
con calbino cinco meses,
y protestando otros tantos
la fe como quien se muere,
Quedando por esos patios,
la alteça Britaña ausente,
Vgier de camara en bago,
uoluio a mendigar merçedes,
A las jenerosas plantas
de aquel alçydes prudente
que de tanto inperio el graue
peso la espada os preuiene;
De aquel raçional esquollo,
de aquella roca baliente,
de tanto eruiente oçeano
batida y constante siempre,
Con quien el cielo os a dado
tres angeles juntamente,
a diferencia de dos
que tienen los demas reyes.
Vino el archiduque Carlos
—que dios en el çielo tiene—
y mandome que en su estado
de mayordomo sirbiese;
halleme en el nuebo ofiçio
exçelentíssimamente,
porque de quarenta platos
soldan de Egipto era en menphis.
Diborçieme con mi olla,
negueme al carnero verde,
que eran desde que naçi
mi eterno capon de leche.
Y ambiçioso de la dicha
que duro tiempo tam breue,
para muchos sauañones
tuuo mi mesa juanetes.
Murioseme el archiduque
—que si no lo hiço adrede,
segun porfio en dejarme
juro a dios que lo pareçe—
Arrugoseme la plaza,
derrengoseme la suerte,
anubloseme la gula
y cayoseme el pesebre:
Y mayordomo de seta
de ciruelas mallogreme,
heliogabalo en agraz
y sardanapalo en çierne.
Fui a san Lorenço cargado
de bancos y de bufetes,
hecho figon de profundis
con un bodegon de rrequiem.
Iua yo sobre vna mula
que siruio de cauallete,
de parte del agua, Pato,
de parte de dios, Arenque.
Nadando a Madrid boluimos,
si bien mi alemana jente
corrio a Brindis por el golfo
que llaman blanco y clarete.
Con mi carnero bolui
a haçer paçes, que rrebeldes
ya contra mi conspirauan
unos nabos olandeses.
Y el Pays de mi piñata
sosegado breuemente,
çeniça toma un mes antes
que la quaresma biniese.
Esto es quanto al archiduque;
quanto a marçial, y papeles
de seruiçios de seis años,
escuchadme atentamente:—
Si busca Antonio de Cosa
soldados que a hablaros entren,
que no sin causa el aplauso
vuestro, su atençion mereze,
Saboya me bio y milan
en los años diez y siete
de mi edad, medir la pica
el grauado peto fuerte,
Con el terçio de Bretaña,
siguiendo al conde de fuentes,
desde Baya de zahona
por ambiçiones de niebe.
Hasta que treguas haçiendo
con saboya los françeses,
pase a napoles, de donde
a buscar en sus bajeles
La carabana salí
por todo el mal del oriente
con Don Pedro de Toledo,
rayo español de Berçeli.
De plomo como de gorra
nos saludamos mil ueçes
las turquescas escopetas
con los christianos mosquetes.
Descubrimos las montañas
de la probincia que tiene
el obelisco de Dios
en prission yrreuerente,
Hasta que el eroyco braço
Vuestro, a rescatar se llegue,
para que el numero diez
acreçenteys a los nuebe.
Y en la primera jornada
de Argel, fue mi coselete

espejo al sol, que, narçiso,
por mi se nego a las fuentes:
Llegando a Valladolid
la misma noche de el biernes,
que para dicha del mundo [6]
uos naçeis y christo muere.
Yo escriui vuestro bautismo,
yo el juramento solemne
despues en Madrid, y yo
vuestras eroicas merçedes
Diuerti con versos mios,
que fueron dichosamente
los primeros que de uos
fauoreçidos pareçen.
Quando con mayor deydad,
a cupido, por las verdes
seluas de chipre, añadistis
rayos de oro a plumas leues;
Que entonces para benir
a ser Rey, heroycamente
hos ensayastes en Dioses
que oy por dios os obedeçen:
Y entre las cosas que alli
pasaron, para poderme
canoniçar [7] de oluidado,
beatificar de paciente,
Zierto vaquero de nacar,
que por testigo os presente,
me pide mi hijo, a quien uos
distes por favoreçerle
La futura sucesion,
cuyos reditos se deuen,
que del azor, y el caballo
segundo exemplar ejerce.
Vien se que se me cayo
muerto entonçes de repente,
de achaque de una azafata,
de que toda alhaja muere.
El mas antiguos acreedor
que vuestra magestad tiene,
soi yo, diganlo en uos mismo
memorias del tiempo alegres;
Y al tiempo que, mi esperanza
siempre uestida de verde,
goçe un saçonado agosto,
despues de tanto diçienbre.
Perdonad, que me a obligado
a incurir preçisamente
en la tentacion çibil,
la metaphora siluestre.
Al fin, señor, una plaza
mi neçesidad pretende
de ayuda de guarda ropa,
de dos que ay vacas o bueyes.
Dad a Madrid un buen dia,
que yo os juro que se alegre
mas con la merçed que en esto
vuestra magestad le hiçiere,
Que con que en su plaza cañas
vuestros Regidores jueguen,[8]
que, como malos taures,
con naypes hechos las pierden.
Permitidme lugar, donde
pueda miraros, si puede
a tanto regio splendor
menos que aguila atreuerse.
Por que, si no con su yngenio,
si no tan atentamente,
a las ausençias precisas
de un mendoza pueda un Belez
Ser su luminare minus,
su consonante en rehenes,
ser su a falta de pan, tortas,
y su poeta teniente.
Acaue de descansar[9]
en monte tan eminente,
este arca que a naufragado
tanto dilubio de guesped.
Que para llegar al puesto
que aspiro, uastantemente
tantas carauanas juntas
catequiçado me tienen,[10]
Que pareçe maldiçion
del borgoñon estiquete,
que mis consonantes anden
por los arrauales siempre.
Mandadle al conde—señor—
que me jure o me reniegue,
que no puedo salir menos
de alemanes y de ingleses.
Asi viuais tantos siglos
como vuestros mares tienen
arenas y el sol rayos,
reynos y mundos os quenten.

IV


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3797. f. 57)


Luys Velez pretendiendo la Camara del infante Cardenal

Serenissimo Señor:

bien pudiera vuestra alteza
rendir la regia entereza
a la piedad y al fauor;
que tan grande valedor
como vn Moscoso, que está
empeñado por mi ya
para la llaue que os pido,
¿quien como yo lo a tenido?
¿quien como yo lo tendra?

Con el voy al Pardo y vengo
con vna vela encendida,
que parece que la vida
en el postrer trançe tengo;
desengaños me preuengo
viendonos partir de vos
tan a secas a los dos,
mas luego, en mi fe constante,
soy luys de espera en Infante,
como Juan de espera en Dios.
Sueño quando vueluo a casa,
entre esperanças y miedos,
que me manda alçar los dedos
el marques de Camarasa;
mas a la luz de mi escasa
fortuna, quando acauados
pienso que estan mis cuydados,
quedo con esta modorra,
como quien juega a la morra
con los dedos leuantados;
viendo lo que el tiempo vuela,
digo a mi esperança vana:
«o esta llaue es porçelana,
o mi dicha dalençuela [11]»;
pues a tanto espacio apela,
y con tan rara eficacia
no se ablanda mi desgracia,
en tan dura pretension,
ponga el cielo el diaquilon
de su gloria y de su gracia.

V


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3797. f. 61. v.)


Luis Vélez á unas fiestas. (*)

Lisis, catorçe toros se corrieron,
sin otros que pacíficos miraron;
a los vnos las mulas los sacaron,
a los otros sus coches los voluieron.
Brabos los Toreadores andubieron,
pues saliendo a rodar, no escarmentaron;
en efeto, las cañas se jugaron,
y los que las jugaron, las perdieron.
Lisis, todo lo trueca el tiempo ayrado,
y esta que circo fue de gladiatores,
en plaça de erradores se a tornado.
Paciençia, aunque perdonen los Señores,
caracol muy errado y mal [12] culpado,
no siempre le an de eorar los Regidores.
No son solos los Regidores
los que yerran los caracoles,
sino marquesitos de plata
que toman la adarga;
sino condesitos de oro,
que yerran la entrada,
las cañas y el toro.


(*) Va después de unos versos de Anastasio Pantaleón de Rivera, que dicen así (f 61 r. 61 v.)

«Anastasio Pantaleon a vnas fiestas:

Rompio, Clori, tres astas en el toro
Gauiria el moço tan de lleno en lleno,
que dexó desluçida en el terreno
qualquier lanzada del izquierdo moro.
Fue de las fiestas con igual decoro
explorado el taladro y el barreno,
la Beatitud de Bonifaçio onçeno,
cuyo tremendo pie postrado adoro.
Erraronse las cañas, y con ellas
su caracol a justiçiar fue visto
en la plaça sin misas y sin credos.
Estas cañitas, Clori, son aquellas
que en llegando a madrid el antechristo,
incará por las yemas de los dedos.
Despues de tantos miedos
de este impuro vestiglo,
tendra final consumaçion el siglo.
Paciencia, yemas mias,
que ello se an de cumplir las profeçias.»

Después sigue la composición de:—«Luys Velez a las mismas fiestas.»


VI


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3797. f. 182. v.)


Soneto de Luis Vélez al toro que mató al Rey [13]

Quarto Planeta, cuya luz aclama
Tanto Oriçonte que tu nombre adora,
dos veçes del ocaso y del aurora
en repetido mundo ardiente llama:
Ese bruto lunado que, de fama
ydropico, tus rayos enamora,
campañas pazca de çafir aora,
Pues tan alta ambiçion veuio a Jarama.
Mas fiera ya que, intrepida y valiente,
merecio la intençion de luz tan graue,
no se estrecha a ser astro solamente.
Pase a deydad, que en menos ser no caue,
quien de su muerte vive inmortalmente,
quien lograr de su mano esferas sabe.


VII


(Bibl. Nac. Madrit.—Ms. 3797. f. 256. r.) [14]


A vn Caballero que, habiendo [15] de salir su compañía, [16] enfermo de camaras, y le insto el Consejor asacarla en ocasión que le enpataron el Habito de S. Iago

Vn Corrimiento trasero
antes de tomar la pica,
mal sucesso pronostica;
pero no sera el postrero,
que tambien fue mal aguero
al proueherse la vandera,
enpatarle la venera
del Santo mas inuocado.
El Capitan va cagado
por de dentro y por de fuero.

VIII


(Bibl. Nac. Matrit.—Ms. 3797. ff. 256 r. y 256 v.)


El mismo a vn Portugues que, habiendole pedido hiciese vna relacion en verso de vna merienda que dio a su Magestad en vna hermita de San Antonio del Buen retiro, auiendole inuiado el Poeta a pedir vna cantidad prestada, le invio treinta reales.
DECIMA[17]

Por vn papel que e pedido
el dinero de contado,
con treinta voluio el criado:
¡Notable el numero a sido!
pero dime, conuertido
thesorero de Israel:
mi mal limado papel,
¿que cara o fisionomia
de Jesuchristo tenia,
que diste treinta por el?

IX


A la muerte del Conde de Villamediana


(Bibl. Nac. Matrit.—Ms. 3888. f. 127 r.) [18]

1
Aqui yacen los despojos
de un discreto mal rejido
cuia muerte an prebenido
propios y ajenos antojos;
emulos fueron sus ojos
del sol; caminante, adbierte
que causa tan dura suerte,
y, si lloras conpasibo,
llora, mas que al muerto altibo,[19]
al inperio de su muerte.



2
De tan poderosa mano,
donde apenas ai defensa,
aun los amagos de ofensa
pagan tributo tenprano;
no te admires, cortesano,
ni lo juzgues por rigor,
si no sabes ques amor
incapaz de resistir;
digalo quien, con morir,
lo supo decir mejor.

  1. El texto:—«abraca».
  2. ¡Qué comparacion tan propia del autor del Diablo Cojuelo! Véase la pagina 40 de nuestra edicion de esta novela (Vigo, Eugenio Krapf, 1902), y el comentario á la frase de la linea 30.
  3. «Sabia»?
  4. Hay copia de este ms. en el 3879, de la Bibl. Nac. Matrit.
  5. Hay copia de este ms. enel 3879, de la Bibl. Nac. Matrit.
  6. El texto:—«nundo».
  7. El texto:—«canonicar».
  8. El texto:—«juegen».
  9. El texto:—«discanfar».
  10. El texto:—«tienem».
  11. El texto:—«dalencuela». Quizás «de lençuela».
  12. El texto:—«mul». Quizá: —«muy».
  13. Al fol. 184. v. empiezan unos:—«Sonetos varios al toro que mató al Rey». El 4.º es el de Luis Vélez. Fue impreso este soneto de Vélez al fol. 28 v.º del raro libro:—Anfiteatro De Felipe el Grande, Rey Católico de las Españas, etc., etc., por D. Ioseph Pellicer de Touar, etc. En Madrid, Por Iuan Gonçalez. M. DC. XXXI.—Hay reimpresion moderna de esta obra, costeada por el Sr. Marqués de Jerez de los Caballeros.
  14. No tengo entera seguridad de que esta composicion sea de Vélez de Guevara. Va en el manuscrito después de otra del poeta.
  15. El texto:—«habiedo».
  16. El texto:—«compania».
  17. Publicada, según otro manuscrito, por D. E. Cotarelo y Mori en el número 5.º de la revista barcelonesa: Hispania, con este epígrafe: Por hallarse en necesidad Luís Vélez, el Poeta, envió á pedir á un portugués judío y muy rico, cincuenta escudos, y el le envió treinta reales, á lo cual escribió esta décima.
  18. No lleva nombre de autor en este ms. Cf. E. Cotarelo y Mori: El Conde de Villamediana, Madrid, Rivadeneyra, 1886, pág. 116.
  19. «Al bibo», dice otro texto de esta décima en el ms. 3919. fol. 32 r. Bibl. Nac. Mat.