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Amar por razón de estado/Acto II

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Acto I
Amar por razón de estado
de Tirso de Molina
Acto II

Acto II


  
Decoración dividida en dos partes,
desde el proscenio hasta el fondo del teatro:
la mayor es una galería en el palacio de Cléves;
la menor es una habitación que sirve de cárcel a LUDOVICO
y tiene puerta y ventana a la galería.

  
  

Salen ENRIQUE y, preso, LUDOVICO.

  

ENRIQUE

No me espanto que forméis
quejas de vuestra prisión,
supuesto que no sabéis,
Marqués, la justa ocasión
con que airado al Duque veis; 5
mas primero que os la diga,
de vos me quiero informar,
si la amorosa fatiga,
que reinos suele abrasar,
y libres pechos castiga, 10
predominando en Leonora,
la hiciera competidora
de la dicha de Isabela,
y aunque su amor os desvela,
os quisiese bien agora; 15
¿la mudanza podría hacer
el común efeto en vos
con que muestra su poder
Amor, que es fuego, si es Dios,
y nunca vive en un ser? 20


LUDOVICO

¿Leonora a mí?

ENRIQUE

Su beldad,
el ser del Duque heredera,
de cuya esterilidad
Cléves sucesión no espera,
su discreción y su edad 25
dan causa a lo que os pregunto,
pues siendo del sol trasunto
puede, asegundando amor,
elegiros sucesor
del malogrado difunto. 30


LUDOVICO

Enrique, no oso fiar
tanto de mi fortaleza.
Si en tan dichoso lugar
me pusiese su belleza,
que no temiese dudar 35
la fe que a Isabela debo;
el mayor planeta es Febo
de cuantos alumbrar ves,
y muda de mes en mes
nueva casa y signo nuevo. 40
Mas ¿por qué me decís eso?
¿Qué tiene, Enrique, que ver,
tenerme ansí el Duque preso
con tentarme por saber
si soy mudable?


  

ENRIQUE

Intereso, 45
Marqués, de vuestra mudanza
toda la seguridad
de mi vida y esperanza.
Mi osadía perdonad,
alentad mi confianza, 50
y aseguradme primero
si de amigo verdadero
podré gozar el blasón,
Marqués, en vuestra opinión.


LUDOVICO

Bien sabes lo que te quiero, 55
y que eres, por mí privado
del Duque.


ENRIQUE

Más me prometo
de vos, aunque os he agraviado.
Sois mi patrón, en efeto,
y en esa fe confiado, 60
atrevimientos de amor
escuchad. Yo, Ludovico,
soy vuestro competidor,
si en méritos menos rico,
más dichoso en el favor 65
de Isabela.


LUDOVICO

¿Cómo es eso?


  

ENRIQUE

Mis desatinos confieso;
mas poco el amor abrasa
que los límites no pasa
comunes, y pierde el seso. 70
El estar de Belpaís
tan cercana nuestra quinta,
como en su bosque advertís;
la caza, que guerras pinta
de Marte y Amor, si oís 75
de Adonis que cazador
y amante rindió sus flechas
a la madre del amor,
cuyas trágicas sospechas,
sin dar fruto, le hacen flor; 80
la ocasión que poderosa,
con la más difícil cosa
sale cuando dichas traza;
en fin, lugar, tiempo y caza
me hicieron presa amorosa 85
de Isabela, que rendida
a alguna oculta influencia,
vuestros servicios olvida,
y con su hermosa presencia
da a mi atrevimiento vida. 90
Creció el amoroso trato
con la comunicación
que malogra el tiempo ingrato,
sin que diese permisión
el temeroso recato 95
que algún tercero indiscreto
tiranizase el secreto,
pues en su amorosa quinta
solo fió de una cinta
la guarda de su respeto. 100
La noche que no la hablaba,
aunque las más iba a vella,
atado a un listón hallaba
un papel (¡industria bella!),
y otro en su lugar dejaba. 105
En esta vida, Marqués,
pasó amor tan adelante,
que en el discurso de un mes,
de niño creció a gigante
(¡juzgad cuál será después!), 110
hasta que mis persuasiones,
quejas, suspiros, pasiones,
dieron a mi atrevimiento
alegre consentimiento,
y permisión sus balcones 115
a una escala que llevé
y la desdicha estorbó,
pues cuando subir pensé,
vino el Duque y malogró
diligencias de mi fe. 120
Intentó reconocerme
con otros dos; encubrime;
quiso matarme o prenderme;
eché mano y resistime;
siguiome; y por defenderme, 125
hiriendo a los dos, le gano
la espada, y más cortesano
que dichoso, con la mía
le dejo, huyendo del día,
cuya luz intentó en vano 130
descubrirme. Halló la escala
el Duque, en fin, que recela
lo que en sus pasos señala,
y a Leonora y Isabela
confuso en la culpa iguala. 135
Retireme a casa yo
desesperado y sin seso,
al tiempo que os sucedió
con la caída el suceso
que Vuestra prisión causó. 140
La espada del Duque os di,
cuando a hablarle con vos fui,
y ofendiéndose de vella
a vuestro lado, por ella
os tiene en prisión aquí. 145
Supo después que Leonora,
en quereros satisfecha,
vuestra prisión siente y llora;
y creciendo su sospecha,
está persuadido agora 150
que vos fuistes el autor
de la escala y resistencia
a que me obligó el amor;
y embotando su prudencia
los filos de su rigor, 155
conmigo ha comunicado
sus recelos y cuidado,
y por mi consejo intenta
tomar, Marqués, por su cuenta
el dar a Leonora estado. 160
Con ella os quiere casar:
si os obliga su belleza,
y en el saber perdonar
resplandece la nobleza,
en mí la podéis mostrar. 165
Y si no, al Duque decid
que a Isabela he pretendido;
lo que me ama le advertid,
y de mi intento atrevido
satisfacción le pedid; 170
porque en sabiendo el suceso
que a vuestra amistad confieso,
dé a vuestros celos venganza,
fin a mi loca esperanza,
y muerte a mi amor sin seso. 175


  

LUDOVICO

Enrique, mucho he querido
a Isabela, al mismo paso
que mudable me ha ofendido.
En justos celos me abraso;
mas pues te has favorecido 180
de mí, no tengas temor;
que a mi enojo he de vencer.


ENRIQUE

Es de reyes tu valor.


LUDOVICO

No fue Isabela mujer
en escoger lo peor; 185
que en ti sus gustos mejora.
Cure mis celos Leonora;
que si un veneno se aplaca
con otro, eficaz triaca
su amor me receta agora. 190


ENRIQUE

Dame esos pies.


LUDOVICO

De cuidado
mudad, pensamiento.
  
(El DUQUE cruza la galería,
y se dirige a la habitación de LUDOVICO.)
  

ENRIQUE

A verte
entra el Duque.


LUDOVICO

Ya yo he dado,
Enrique, en favorecerte.
Por ti, quiero ser culpado. 195


  

El DUQUE, entrando en la habitación de LUDOVICO.- Dichos.

  

DUQUE

Ya que os habrá, Marqués, la prisión hecho
más advertido, he dado a intercesiones
lugar piadoso, aunque de vos sospecho
que juzgaréis a agravios mis razones.


LUDOVICO

Antes, señor, de vuestro ilustre pecho 200
conozco entre estas lícitas prisiones
la justicia que mezcla la clemencia,
cuerdo castigo de mi inadvertencia.
Descuido fue de mozo, que podía
ocasionaros a mayor venganza, 205
a no tener en vos la sangre mía
padrino sabio y cierta confianza.


DUQUE

En materia, Marqués, de cortesía
pocas disculpas el descuido alcanza.
Libre estáis.


LUDOVICO

Vuestros pies invictos beso. 210


DUQUE

Sed más constante, ya que sois travieso.

(Vase.)

ENRIQUE, LUDOVICO.

  

ENRIQUE

Esto, Marqués, le dijo, porque piensa
que olvidas a Isabela por Leonora.


LUDOVICO

Ya, Enrique, atribuyéndome tu ofensa,
viudo es mi amor, pues en su luto adora: 215
con su favor mi agravio recompensa.
Saque a Isabela su presencia agora
del alma donde fue dueño absoluto,
y vístanse mis celos de su luto.
  
(Sálense a los dos a la galería:
LUDOVICO se va, ENRIQUE se detiene.)

ENRIQUE.

  

ENRIQUE

¿Qué confusión, enmarañados cielos, 220
es esta que aborrezco y solicito?
Perilo soy, pues su tormento imito,
tejiendo celos por morir en celos.
Eslabonan cadenas mis desvelos,
siendo juez y agresor de mi delito; 225
tercero del Marqués con quien compito,
en mis tormentos fundo mis consuelos.
Si no ama Ludovico a mi Leonora,
publicando mi amor, mi muerte trata,
y han de matarme celos si la adora. 230
Todo es morir lo que penar dilata:
deme pues muerte airada el Duque agora
y no un recelo que despacio mata.


LEONORA.- ENRIQUE.

  

LEONORA

¿Qué haces, Enrique, suspenso?


ENRIQUE

Parabienes preveniros, 235
que a costa de mis suspiros,
mi tormento hacen inmenso.
Que labro, Leonora, pienso,
contra mí mismo tirano,
el sepulcro de mi mano, 240
donde sin hallar salida,
fenezca mi triste vida,
como el tejedor gusano.
Ya está el Marqués persuadido
a vuestro amor lisonjero; 245
fui primero y soy tercero;
¡ved la medra a que he venido!
¿Quién duda que habréis tenido
abierta puerta al cuidado,
que os habrá el Marqués pintado 250
un generoso sujeto,
mozo, gallardo, discreto,
de real sangre y noble estado,
y que hecha comparación
entre mí y él, el desprecio 255
me pintará pobre, necio,
sin calidad ni opinión?
¡Ay Leonora!


  

LEONORA

Enrique, pon
freno al atrevido labio,
pronunciador de mi agravio; 260
que vas perdiendo el conceto
que has tenido de discreto.


ENRIQUE

Pues con celos, ¿quién es sabio?


LEONORA

Pues tú, ¿de qué tienes celos?


ENRIQUE

Cuando hay de qué, no lo son. 265
En la elemental región,
imagen de mis desvelos,
verás, si miras los cielos,
una nube retocada
del sol, blanca y encarnada, 270
que resolviéndose en viento,
cual celos sin fundamento,
pinta montes y no es nada.
¿No pretendes que te quiera
el Marqués?


LEONORA

Porque aseguro 275
la vida, ansí lo procuro.


  

ENRIQUE

Mis temores considera:
amor fuego, mujer cera,
yo hablarte y verte por tasa,
él sin ella y en tu casa; 280
cuando de burlas le adores,
de veras son mis temores;
que amor burlándose abrasa.
Dirate encarecimientos,
que aunque de ti no creídos, 285
pasarán por los oídos
y engendrarán pensamientos.
Éstos al principio lentos,
en el alma alimentados,
irán cebando cuidados; 290
y siendo el pecho su centro,
vencerá el Marqués, si dentro
tiene tales abogados.
¿Quién duda que aunque te pese,
tal vez, si a solas estás, 295
favores no le darás
con que su dicha confiese?
Cuando una mano te bese
(supongo que sea forzada),
aunque después retirada 300
propongas darle castigo,
¿qué no acabará contigo
una mano ya besada?
¿Has de cortártela? No.
Luego siempre que la vieres 305
te has de acordar dél. ¿Y quieres
que no desespere yo?
La mano que él cohechó,
el pensamiento importuno,
el verte a tiempo oportuno, 310
todos, si por él están,
¿qué hazaña no acabarán,
tantos, Leonora, contra uno?
Querrate casar tu hermano
con él, como ha prometido; 315
ya yo estaré aborrecido,
y ya cohechada tu mano.
Seré yo estorbo tirano:
pues ¿qué remedio? Matarme.
Pues ¿no es mejor excusarme 320
de tantos sustos, Leonora,
y dándome muerte agora,
despacio no atormentarme?


  

LEONORA

Enrique, quédate adiós;
que estás hoy impertinente. 325


ENRIQUE

Mi bien, mi gloria, detente.
¿Vos os vais, y me amáis vos?


LEONORA

Hemos de reñir los dos,
si oigo desalumbramientos
de tus desvanecimientos. 330


ENRIQUE

No tratemos dellos más.


LEONORA

Estás necio hoy; no podrás.


ENRIQUE

Mudos serán mis tormentos.


LEONORA

Si sabes que soy tu esposa,
¿por qué mi opinión agravias? 335


ENRIQUE

Celos, amores, son rabias.


LEONORA

Visita a Isabela hermosa;
que aunque yo viva celosa,
más prudente me verás.


ENRIQUE

Iré, pues en eso das; 340
mas ¿si en amar te resuelves
al Marqués...?


LEONORA

¿Pues a eso vuelves?


ENRIQUE

¡Ay mi bien! No puedo más.
(Vase.)


  

LEONORA.- ISABELA.

  

ISABELA

(Aparte al salir.)
 
¡Pasar delante de mí,
y fingir que no me ve, 345
y después que le llamé,
hablarme el Marqués ansí!
¡Grave conmigo y con seso!
¿Qué ocasión habrá tenido,
si por él he intercedido 350
con el Duque, estando preso?


LEONORA

Isabela...


ISABELA

Hermana mía.


LEONORA

¿Qué tratas contigo a solas?


ISABELA

Amor es mar, y en sus olas
anegar mi paz porfía. 355
Basta, que de la prisión
sale el Marqués tan trocado,
que delante mí ha pasado
con tan libre ostentación,
como si en toda su vida 360
me hubiera querido bien.
Dile, hermana, el parabién
de ver tan presto cumplida
su libertad, negociada
por mí, como Cléves sabe; 365
y él tan necio como grave,
dijo, la color mudada:
«De dos libertades puede
Vuestra Alteza, gran señora,
darme plácemes agora; 370
del alma, que es la que excede
a todas, si estuvo presa
en su amor; y la segunda
del cuerpo, que es en quien funda
el parabién que confiesa». 375
Y haciendo una reverencia,
puesto que cortés, mayor
que las que permite Amor,
se partió de mi presencia.


  

LEONORA

Soñarase Duque ya 380
de Geldres, y que le espera
por esposo su heredera.


ISABELA

¿Cómo es eso?


LEONORA

Favor da
mi hermano a sus pretensiones
y con él reconciliado, 385
de la prisión le ha sacado,
ofreciendo intercesiones,
con que consigna su intento.


ISABELA

¿Mi hermano hace contra mí?


LEONORA

Hánmelo afirmado ansí, 390
no sé con qué fundamento;
mas si tus celos procuran
reducille a su obediencia,
según muestra la experiencia,
celos con celos se curan. 395
Anoche, hermana, te dije
que de Enrique colegí
que está perdido por ti.


ISABELA

Imposible amor le aflige.


LEONORA

Contemplarte como objeto 400
de su amor quiere, y no más,
pero no me negarás
que no es Enrique sujeto
más digno que Ludovico,
si es que partes personales 405
juzgas por más principales
que el ser noble y el ser rico.


ISABELA

¿Qué querrás decir por eso?


LEONORA

No digo yo que te mueras
por él, aunque bien pudieras. 410
Pero en cualquiera suceso,
para dar en que entender
al Marqués, ¿dónde hallarás
hombre que merezca más?


  

ISABELA

¿Había yo de querer, 415
ni aun burlando, a quien alcanza
fama sólo por letrado?
En vez de darle cuidado,
le diera al Marqués venganza.


LEONORA

No consentiré tampoco 420
que trates a Enrique mal:
amor que mira en caudal,
o peca de necio o loco.
Enrique merece tanto
por su mucha discreción, 425
talle, gracia y opinión,
que no sin causa me espanto
de que ansí le menoscabes.
¿Tan divino entendimiento
desprecias? ¿Y lo consiento? 430
Lo poco muestras que sabes;
mas no son dignos tus ojos
de que se logren en él.

(Hace que se va.)

ISABELA

Vuelve acá, que estás cruel.
¿Por eso formas enojos? 435
Digo que Enrique es sujeto
tan digno de ser querido,
que al Marqués pongo en olvido:
preferille te prometo
a cuantos el mundo alaba. 440
Desde que en palacio entró,
de suerte me pareció,
que si te le desdoraba,
era por no ocasionarte
a que no siendo mi igual, 445
por él me tratases mal;
pero ya pienso agradarte
de suerte, porque me aplique
al gusto y no al interés,
que desdeñando al Marqués, 450
desde hoy doy el alma a Enrique.

LEONORA

¿Tú el alma a Enrique? ¿Estás loca?
A no tener sangre mía,
saliera con su porfía
el amor que te provoca. 455
Enrique, ¿es más que un hidalgo,
sucesor de un capitán,
a quien la Cruz de San Juan
ennoblece, si es que es algo?
Aún legítimo no sé 460
si merece que le nombre.
¿Es Enrique más que un hombre
que ayer de unos montes fue
hijo, como ellos grosero?
¿Qué letras puede tener 465
quien nunca escuelas fue a ver,
ni tuvo grados primero?
Celébrale la opinión
porque lo que ignora precia,
y ya sabes tú que es necia 470
la vulgar admiración.
En verdad, ¡por gentil modo
celos al Marqués causabas!
¡Buen competidor llevabas!


ISABELA

¿Yo? Tú te lo dices todo. 475
Acábasme de pintalle
más bello que un Absalón,
más sabio que un Salomón,
más que un Narciso en el talle;
y luego le has abatido, 480
y hasta el suelo derribado.
¡Pobre galán malogrado,
que tan presto ha envejecido!
Pésate si le desprecio,
y si le alabo me infamas; 485
cortés y sabio le llamas,
y luego grosero y necio.
Hasle subido a los cielos,
y luego al suelo le arrojas:
Leonora, o son paradojas, 490
o, para acertar, son celos.


  

LEONORA

¿Celos yo de tan bajo hombre?
Si tenerlos dél pudiera,
¿crees tú que te persuadiera,
ni aun pronunciando su nombre, 495
a que con él al Marqués
dieses celos?


ISABELA

Tú, Leonora,
me lo propusiste agora.
Si tan humilde le ves,
¿por qué en tan bajo sujeto 500
gustabas que me emplease,
y al Marqués celos causase?


LEONORA

Porque son de más efeto
los celos, cuanto es más bajo
el que los causa, y ansí 505
un hombre bajo te di,
que en consecuencia te trajo
el gusto con que señalo
la cura de ese veneno.
Para dar celos es bueno; 510
pero para amarle malo.
Pero si estás persuadida,
a su amor, ríndele el pecho.

(Aparte.)
 
(Celos, ¿qué es lo que hemos hecho?
¡Ay de mí, que voy perdida!) 515

(Vase.)


  

ISABELA.

  

ISABELA

¡Válgate Dios por mujer!
¿Qué extrañas contradicciones
a mis imaginaciones
quieren dar en que entender?
Sin duda quiere Leonora 520
a Enrique, pues no permite,
cuando mi elección le admite,
mi amor, y ansí le desdora.
Mas no; que si le quisiera,
no había de aconsejarme 525
que fingiese, por vengarme
del Marqués, esta quimera.
¡Qué de ello me le alabó!
Y cuando le vio admitido
por mí, ¡qué presto abatido 530
me le desacreditó!
Misterio hay aquí sin duda;
pero haya lo que hubiere,
el Marqués en Geldres quiere
casarse, y amores muda. 535
Leonora me ha aconsejado
que con Enrique le dé
celos: dél me vengaré
por sólo razón de estado.
Si la comunicación 540
de Enrique pudiere tanto,
que con amoroso encanto
me obligare a su afición,
con Leonora me aconsejo;
perdonará si le sigo, 545
porque, en fin, del enemigo
dicen que el primer consejo.



  

La DUQUESA.- ISABELA.

  

DUQUESA

Albricias me puedes dar,
Isabela, pues ya ves
en libertad al Marqués. 550


ISABELA

Si da albricias un pesar,
pídamelas Vuestra Alteza.


DUQUESA

¿Pesar tú? ¿Cómo o por qué?


ISABELA

Porque en la arena sembré
esperanzas y firmeza. 555
Ludovico se nos casa
en Geldres.


DUQUESA

¡Válgame el cielo!


ISABELA

Siempre tuve este recelo,
puesto que agora me abrasa;
por él el Duque intercede. 560


DUQUESA

¿Quién te lo ha dicho?


ISABELA

Leonora
estas nuevas me dio agora.
Tanto, gran señora, puede
el interés, que atropella
obligaciones de amor: 565
es el Duque intercesor,
y mi opositora bella.
Mas si cuando amor se huye,
celos le suelen volver,
hoy con celos he de ver 570
cómo al Marqués restituye.
Mi hermana me ha aconsejado
que finja que a Enrique estimo,
y si a hacerlo no me animo,
es por no hallarle en estado 575
digno desta competencia.


  

DUQUESA

El remedio es eficaz,
y el opositor capaz
en discreción y en presencia,
para todo buen suceso, 580
y aun para ser principal.


ISABELA

Si fuera al Marqués igual,
que le amara le confieso
a Vuestra Alteza.


DUQUESA

¿No es noble?


ISABELA

Tiene mediano valor. 585


DUQUESA

Sobre ése puede el favor
transformar en palma un roble,
y no es tan poco el que alcanza
del Duque, que no merezca
que al Marqués celos ofrezca, 590
si alentamos su privanza.
Quédese esto por mi cuenta,
y por la tuya el vengar
por medio suyo el pesar
que darte el Marqués intenta. 595


ISABELA

Alto: si ansí le parece
a Vuestra Alteza, desde hoy
principio a este engaño doy.
Mas ¿si con Enrique crece
la ocasión destas quimeras, 600
y comenzando el favor
de burlas, se alzase amor
con mi libertad de veras?


DUQUESA

Nunca otro mal te suceda.
¿Cuántas veces habrá entrado 605
uno en casa por criado,
que por su dueño se queda?

El DUQUE.- La DUQUESA, ISABELA.

  

DUQUE

Muerto se nos ha, Duquesa,
el mayordomo mayor:
grande experiencia y valor 610
nos falta.


DUQUESA

Mucho me pesa;
mas para que consolar
su pérdida, señor, pueda
Vuestra Alteza, en Cléves queda
quien ocupe ese lugar. 615


DUQUE

¿Tenéis vos satisfacción
de que haya en Cléves sujeto
tan expediente y discreto
como el muerto?


DUQUESA

La opinión
de Enrique...


DUQUE

Es muy mozo Enrique 620
para que en mi casa mande,
y el cargo le viene grande.


DUQUESA

Cuando por él te suplique,
puede mi favor suplir
la edad, no la suficiencia; 625
que ésa en su ingenio y presencia
fiadora puede salir
de las ventajas que hace
al mayordomo.


DUQUE

Está bien;
si a vos os parece bien, 630
Enrique me satisface.
Entre Enrique en esa plaza.


DUQUESA

Mucho, gran señor, os debo.


  

DUQUE

Como en palacio es tan nuevo,
aunque es persona de traza, 635
murmuraciones ocultas
del vulgo desenfrenado
estorban no le haber dado
mis papeles y consultas.
Daréselas al Marqués; 640
que, en fin, el estilo sabe
de mis despachos.


DUQUESA

No cabe
cargo de tanto interés
en tan liviano sujeto.


DUQUE

Isabela volverá 645
por él, que favor le da.


ISABELA

¿Yo, señor?, pues ¿a qué efeto?


DUQUE

¿No os parece digno a vos
del cargo a que le provoco?


ISABELA

Yo de consultas sé poco. 650
Una tuve con los dos,
y aunque entré en primer lugar,
tan mal despacho he tenido,
que pretensiones olvido,
sin querer desazonar 655
las que te causan cuidado,
y solicitas por él;
mas si hallas caudal en él
para ponerle en estado,
no sé por qué dificultas 660
lo que menos me parece,
pues quien Duquesa merece,
bien merecerá consultas.


DUQUE

¿Luego ya sabes que quiero
casar al Marqués?


  

ISABELA

Quien ama 665
tiene cohechada a la fama,
que se lo avisa primero.


DUQUE

¿Y no haces más sentimiento?


ISABELA

¿Para qué? ¿No es necedad
ir contra tu voluntad? 670


DUQUESA

Alabo tu sufrimiento,
puesto que culpo tu amor;
que yo lo disimulaba,
porque tus penas dudaba.


ISABELA

¿Penas yo? ¡Qué! No, señor, 675
Ya me lo ha dicho Leonora,
y consolada por ella,
sé que es más rica y más bella
mi amada competidora.
Cásale cuando quisieres; 680
que estando tú satisfecho,
yo renuncio mi derecho.


DUQUE

Amante animosa eres.
La licencia que me has dado,
acepto, haz cuenta que ya 685
casado el Marqués está.


ISABELA

Hágale Dios bien casado.


DUQUESA

Señor, las consultas pido
para Enrique.


DUQUE

(A ISABELA.)
 
Poco amor
te debe el Marqués.


DUQUESA

Señor, 690
Enrique me ha parecido
digno para tal empresa;
ese cargo se le aplique.


  

DUQUE

Mucho rogáis por Enrique,
basta lo dado, Duquesa. 695


DUQUESA

Yo por conocer, señor,
lo que ese oficio mejora...


DUQUE

No es título Enrique ahora,
y fuelo su antecesor.
Desacredito ese cargo, 700
si a un pobre hidalgo le doy.


DUQUESA

Pues yo de su parte estoy,
de honrar a Enrique me encargo.
A Moncastel le daré
con el título de Conde, 705
que es mío, si corresponde
con lo que le supliqué.
Vuestra Alteza haga este bien
a Enrique, pues le es propicio.


DUQUE

Andad, dalde aquese oficio, 710
y hacelde Duque también.
(Vase.)


  

La DUQUESA, ISABELA.

  

ISABELA

Enojado va.


DUQUESA

Hele instado
demasiado.


ISABELA

Es verdad.


DUQUESA

Cualquiera importunidad
causa al poderoso enfado. 715
Pero, en fin, ya Enrique puede
competir con el Marqués:
mayordomo mayor es,
conde y secretario.


ISABELA

Excede
la pasión con que mis cosas 720
miras, al mayor deseo.


DUQUESA

Gusto que logres tu empleo
en las prendas generosas
de Enrique, y tengo de honralle
cuanto pudiere, por ti. 725
Conde es ya.


ISABELA

Señora, sí.


DUQUESA

Pues si lo es, empieza a amalle.


  
ENRIQUE.- La DUQUESA, ISABELA.
  

ENRIQUE

(Aparte al salir.)
 
Mandome venir a ver
a Isabela mi Leonora.
Amor, si el alma la adora, 730
¿cómo fingiréis querer
a quien aun mirar recela
la vista, porque mis ojos
no puedan causarla enojos?
Pero ¡ay cielos! Isabela 735
y la Duquesa son éstas;
estando en su compañía,
engaños, por este día,
si con ficciones molestas
la pensastes persuadir 740
a que era su amante yo,
la Duquesa os estorbó
el engañar y el mentir.
¡Plegue a Dios que siempre esté
Isabela acompañada! 745
  
(Saluda a las damas, quedándose distante de ellas.)


  
LEONORA, LUDOVICO.- Dichos.
  

LUDOVICO

(Hablando con LEONORA al salir.)
 
Libertad aprisionada
me dio el Duque, pues quedé,
cuando más libre, más preso,
Leonora hermosa, por vos.


LEONORA

Marqués, hazañas de un dios 750
tan liviano y tan travieso,
disculpan vuestra mudanza,
y estoyle yo agradecida.


DUQUESA

(Hablando aparte con ISABELA.)
 
Isabela, apercebida
tiene el cielo tu venganza. 755
Leonora con el Marqués
hablando en secreto está.


ISABELA

Sobre sus bodas será.


DUQUESA

Presente a tu Enrique ves.
Favorécele de modo 760
que a Ludovico castigues
y a su opositor obligues;
que ocasión es para todo.


ISABELA

Uno y otro intento hacer,
tanto por quedar vengada 765
del uno, como inclinada
al otro. Hoy tengo de ver
si es de Leonora querido
Enrique, como sospecho,
tan alabado y deshecho, 770
tan sublime y abatido.


  
(Lléganse a ENRIQUE las dos damas.)
  

DUQUESA

Mayordomo el Duque os hace
mayor, por la intercesión
de Isabela, en ocasión
que de vos se satisface; 775
besalde, Enrique, la mano.


ENRIQUE

(Besándosela.)
 
Para que le sacrifique
el alma.


LEONORA

(Aparte.)
 
¡Ay cielos!, ¿Enrique
sin mi licencia, liviano
la mano a Isabela besa? 780


LUDOVICO

(Aparte.)
 
¿La mano Isabela da
a un hombre, sin ver que está
mirándole la Duquesa?
¿Sin reparar en mis celos?
¿Sin advertir en mi amor? 785


LEONORA

(Aparte.)
 
¿Sin mi permisión, traidor,
la mano a mi hermana? ¡Ay cielos!


LUDOVICO

(Aparte.)
 
Vengue mi agravio Leonora
por el mismo estilo y paso.


LEONORA

(Aparte.)
 
Haced, celos, pues me abraso, 790
a dos manos desde agora.
Favoreceré al Marqués
a costa de mi recato,
hasta que pierdas, ingrato,
el seso y mueras después.


  

ISABELA

Deseo yo mucho, Enrique,
que vuestro acrecentamiento
iguale al entendimiento
que tenéis, y certifique
quien a quereros empieza 800
que puede en sujetos tales
hacer que junten caudales
fortuna y naturaleza.
La Duquesa mi señora
os hace todo favor 805
con el Duque mi señor.
  
(Hacen que hablan entre sí LEONORA y el MARQUÉS,
y están atentos a lo que hablan los otros.)
  

DUQUESA

Por vos soy su intercesora.
Quiero yo mucho a Isabela,
y porque vos la sirváis,
si pobre no os alentáis 810
al amor que la desvela,
conde os llame Moncastel,
que a mi estado pertenece,
y mi favor os le ofrece.


ENRIQUE

Vuestro esclavo soy sin él; 815
cuantas más mercedes gano
más mudo y confuso estoy.


DUQUESA

Por Isabela os le doy.
Besalde otra vez la mano.


ENRIQUE

(Bésasela.)
 
Dos dichas ansí intereso, 820
con que envidian mi fortuna,
honrándome vos la una,
y la otra el cristal que beso.


  

LEONORA

(Aparte.)
 
Esto va ya rematado.
¿Cómo, celos, no doy voces? 825


LUDOVICO

(Aparte.)
 
Celos, verdugos atroces,
¡La mano otra vez le ha dado!
¿Y yo presente y sufriendo?
¿Yo padeciendo y callando?


LEONORA

(Aparte.)
 
¿No es mejor morir matando 830
que tener vida muriendo?
Pues Enrique me ofendió,
vénguese mi agravio ansí.)

(Cae, y dale la mano al MARQUÉS.)
 
¡Jesús!


LUDOVICO

¿Qué es esto?


LEONORA

Caí.
El chapín se me torció. 835


LUDOVICO

Si cayendo, levantáis
mi dicha a tal bien, señora,
caed mil veces cada hora,
pues vos la mano me dais,
no yo a vos; que a no caer, 840
nunca yo me levantara
a la ventura más rara
que pudo amor merecer,
pues llega el alma a imprimir
mis labios en esta cera. 845

(Bésale la mano.)
 
(Aparte.)
 
Mas ¡ay cielos! si lo fuera,
no me obligara a morir
el tormento con que lucho,
a tanta sospecha expuesto.
¡Qué forzado que digo esto!) 850


  

LEONORA

¡Qué a mi pesar esto escucho!


LUDOVICO

¡Que mi boca mereció,
cielos, bien tan soberano!


ISABELA

(Hablando aparte con la DUQUESA.)
 
¿Besole el Marqués la mano?


DUQUESA

Sí, Isabela, sí besó. 855


ISABELA

No es en Geldres, según esto,
donde Ludovico adora;
aquí sí, donde Leonora
en él los ojos ha puesto.
No en balde me aconsejaba 860
que hiciese a Enrique favor.
¡Ay poco avisado amor!
¡Qué ignorante de esto estaba!
Basta, que intenta mi hermano,
casándolos a los dos, 865
alma, burlarse de vos,
y que ya se dan la mano.


DUQUESA

Todas son estratagemas,
que amor soldado apercibe;
pues das heridas, recibe 870
y abrasa, pues que te quemas.


ENRIQUE

(Aparte.)
 
En mi agravio tropezó
Leonora; pero será
porque con celos está
de que dos veces me vio 875
besar la mano a Isabela.
¿Qué he de hacer? No pude más.
¡Ay mi bien! ¡Cuál estarás!
Deshaga amor esta tela.


  

LUDOVICO

Besar esta mano tengo 880
tres veces...
  
(Aparte.)

Porque así vengo
dos besamanos con tres.)
 
(Lo hace.)


ISABELA

(Aparte.)
 
No sabe quitar los labios
de su mano. Loca quedo.
Celos, haced, que no puedo 885
disimular mis agravios.
Enrique, quitaos allá;
que celos en competencia
atormentan mi paciencia.
Ludovico me los da; 890
necio es quien amar pretende
dama por otro celosa.


LEONORA

Marqués, pena ponzoñosa
os desatina y suspende.
A Isabela habéis querido; 895
celos agora tenéis;
por más que disimuléis
yo sé bien que estáis perdido.
Apartaos, dejadme aquí;
que no estáis hoy con sazón. 900


LUDOVICO

Tenéis, señora, razón;
que ni estoy en vos ni en mí.
Pensé con vos despicar
mis sentimientos y enojos;
mas con celos a los ojos, 905
¿qué paciencia ha de bastar?
A formar agravios voy
de mi ingrata.


ENRIQUE

(A la DUQUESA.)
 
Gran señora,
dar cuenta quiero a Leonora
del favor que me hacéis hoy, 910
pues es justo que publique
a todos tanta merced.


DUQUESA

Andad, hablalda, y creed
que os tengo de honrar, Enrique.


  
(Truecan de puesto los dos galanes.)
  

LUDOVICO

Ya no bastan sufrimientos 915
para tantos desengaños;
ingrata, den a mis años
temprano fin tus tormentos.
Paga mal a un bien querer;
sé inconstante a mi firmeza, 920
pródiga de tu nobleza,
mudable, en fin, y mujer;
pero no me hagas testigo
de tus livianos desvelos;
que darme a los ojos celos 925
es insufrible castigo.
¿Qué ocasión jamás te di
con que de mí quejas tengas?
¿Qué injurias son las que vengas
que me atormentas ansí? 930
Dé a Enrique tu amor ingrato
favor que su dicha aliente;
mas no estando yo presente,
y ofendiendo tu recato.
Escalas de noche admite 935
que el sol al Duque revele;
Amor a tus rejas vele,
si en tal mujer se permite;
mas no en mi presencia trates
ansí a quien ya reconoces, 940
si no quieres que dé voces,
y que diga disparates.


ISABELA

¿Qué dices? ¿Vienes sin seso?
¿Con Leonora no te casas?
¿Puedes negar que te abrasas 945
por ella? Dígalo un beso
en su mano continuado,
y en mi presencia atrevido.
Del mismo Duque he sabido
la palabra que la has dado. 950
¿Qué me quieres?


  

LUDOVICO

¿Vos, señora
consentís esto?


DUQUESA

No sé
como admite vuestra fe
viéndoos tan fácil, Leonora.
Yo quiero bien a Isabela, 955
y sus partes solicito.


LUDOVICO

Pues siendo suyo el delito,
¿me ofende vuestra cautela?
Ha un mes que es de Enrique esposa,
y tercero en Belpaís 960
un jardín, ¿y desmentís
mi sospecha rigurosa?
Todo Enrique me lo ha dicho.


ISABELA

¿Qué es esto, Marqués, qué es esto?


LEONORA

¡Ah, Enrique,! ¡Enrique! ¡Qué presto 965
de quien sois habéis desdicho!
¿Mudable a la primer prueba?
¿Al primer lance liviano?
Rendido a la primer mano.
¿Idolatrada por nueva? 970
¿Besada por inconstante?
¿Por más bella apetecida?
¿Vos fácil y yo ofendida?
¿Yo celosa y vos constante?


ENRIQUE

Mi bien, ¿no fue traza vuestra, 975
por encubrir nuestro amor,
el pretenderla?


LEONORA

¡Ah traidor!
De tus engaños das muestra.
Que la pretendieses, sí;
pero no que en una mano 980
sellase el labio villano
tu amor las veces que vi.


ENRIQUE

Si supieras la ocasión...


  

LEONORA

¿Tú ocasión?


ENRIQUE

¡Ay prenda bella!
Hízome el Duque por ella 985
mayordomo.


LEONORA

¿Y no es traición
el dejarte tú obligar
de quien sabes que me ofende?


ENRIQUE

La Duquesa, que pretende
en mí su favor mostrar, 990
de Moncastel me hace conde,
a intercesión de tu hermana;
la nobleza es cortesana
y yo quien la corresponde.
Por eso, y por ser su gusto, 995
segunda vez le besé
la mano.


LEONORA

Y que el tuyo fue.


ENRIQUE

¿Pues no te parece justo
ser agradecido?


{{Pt|LEONORA|
¡Y cómo!
Eres todo cortesía. 1000
Goce vuestra señoría,
el título de mayordomo:
el título y prenda bella
que el Duque le ha granjeado;
que pues ya el dote le ha dado, 1005
presto casará con ella.

(Hácele una gran reverencia, y vase.)


ENRIQUE

(Siguiéndola.)

Leonora, mi bien, mi cielo,
sólo amarte estimo yo.

(Vase.)
  
La DUQUESA, ISABELA, LUDOVICO.
  

LUDOVICO

¿Cómo?, ¿su cielo llamó
Enrique a Leonora?


ISABELA

Fuelo, 1010
si como antes sospeché
se han querido bien los dos.


LUDOVICO

¡Oh villano! Vive Dios
que antes que tu engaño dé
materia a mi nuevo agravio 1015
la vida te he de quitar.


DUQUESA

Si el saber es engañar,
con razón le llaman sabio.


LUDOVICO

Finges que a Isabela quieres,
hácesme amar a Leonora, 1020
¿y sales con eso agora?
¿Por cuál destas dos mujeres
te hacen guerra tus desvelos?
Declárense ya tus dudas;
que al paso que damas mudas, 1025
se van mudando mis celos.

(Vase.)


  
La DUQUESA, ISABELA.
  

DUQUESA

Sin despedirse se fue
el Marqués.


ISABELA

Quiere a mi hermana;
no fue mi sospecha vana.
Que amaba en Geldres pensé; 1030
pero acercáronse más
mis celos.


DUQUESA

Si a Enrique adora
también tu hermana Leonora,
fértil cosecha tendrás
de celos.


ISABELA

Danme pesares, 1035
los de Enrique y del Marqués,
que porque muera cual ves,
los celos padezco a pares.


DUQUESA

¿Cuáles sientes más?


ISABELA

Ignoro
a quién deba más tormento: 1040
los del Marqués lloro y siento,
los de Enrique siento y lloro.
Sólo sé que el Ciego dios
da, señora, a mi fortuna
las dichas de una en una, 1045
las penas de dos en dos.