Apuntes para un estereoscopio lírico
Apariencia
I En el azul la banda de unos pájaros negros que chillan, aletean y se posan en el álamo yerto. ...En el desnudo álamo, las graves chovas quietas y en silencio, cual negras, frías notas escritas en la pauta de febrero. II El monte azul, el río, las erectas varas cobrizas de los finos álamos, y el blanco del almendro en la colina, ¡oh nieve en flor y mariposa en árbol! Con el aroma del habar, el viento corre en la alegre soledad del campo. III Una centella blanca en la nube de plomo culebrea. ¡Los asombrados ojos del niño, y juntas cejas -está el salón oscuro- de la madre!... ¡Oh cerrado balcón a la tormenta! El viento aborrascado y el granizo en el limpio cristal repiquetean. IV El iris y el balcón. Las siete cuerdas de la lira del sol vibran en sueños. Un tímpano infantil da siete golpes -agua y cristal-, Acacias con jilgueros. Cigüeñas en las torres. En la plaza, lavó la lluvia el mirto polvoriento. En el amplio rectángulo ¿quien puso ese grupo de vírgenes risueño, y arriba ¡hosanna! entre la rota nube, la palma de oro y el azul sereno? V Entre montes de almagre y peñas grises el tren devora su rail de acero. La hilera de brillantes ventanillas lleva un doble perfil de camafeo, tras el cristal de plata, repetido... ¿Quién ha punzado el corazón del tiempo? VI ¿Quién puso, entre las rocas de ceniza, para la miel del sueño, esas retamas de oro y esas azules flores del romero? La sierra de violeta y, en el poniente, el azafrán del cielo, ¡quién ha pintado? ¡El abejar, la ermita, el tajo sobre el río, el sempiterno rodar del agua entre las hondas peñas, y el rubio verde de los campos nuevos, y todo, hasta la tierra blanca y rosa al pie de los almendros! VII En el silencio sigue la lira pitagórica vibrando, el iris en la luz, la luna que llena mi estereoscopio vano. Han cegado mis ojos las cenizas del fuego heraclitano. El mundo es, un momento, transparente, vacio, ciego, alado.