Asclepigenia: 05
Escena IV
[editar]PROCLO, ASCLEPIGENIA.
EUMORFO asoma la cabeza de vez en cuando, ve, escucha y hace gestos de asombro durante toda esta escena.
PROCLO.- ¡Deslumbrante aparición! ¿Quién eres? ¿Eres mortal o diosa?
ASCLEPIGENIA.- (Alzando el velo y descubriendo el rostro.) ¿No me reconoces, Proclo?
PROCLO.- ¡Asclepigenia de mi corazón! ¡Cuán bella estás! Como el medio día vence al albor de la mañana, tu beldad de hoy vence a la beldad con que hace quince años resplandeciste en Atenas. No dudo que tu alma se habrá mejorado y hermoseado también.
ASCLEPIGENIA.- No lo dudes. También mi alma se ha mejorado y hermoseado.
PROCLO.- Sea mil veces enhorabuena. ¿Y de quién es tu alma?
ASCLEPIGENIA.- En su unidad es del Uno. En todas sus facultades, virtudes, potencias y demás atributos, es siempre tuya.
PROCLO.- ¿Con que me amas?
ASCLEPIGENIA.- Te amo. Apenas supe que estabas aquí, he venido a buscarte.
PROCLO.- Ya no hay peligro.
ASCLEPIGENIA.- Lo veo.
PROCLO.- ¿Viviremos juntos?
ASCLEPIGENIA.- ¿Y por qué no? Poseo un magnífico palacio donde albergarte. Serás mi filósofo. Contigo, por medio de la contemplación, en alas del entusiasmo y del amor sin mácula, me arrobaré, me extasiaré y me perderé en el Uno.
PROCLO.- Así sea.
ASCLEPIGENIA.- Ahora tengo que dejarte. No puedo faltar esta noche en mi palacio, donde aguardo visitas. Ve a instalarte allí desde mañana.
PROCLO.- No aspiro a otra cosa.
ASCLEPIGENIA.- Como supongo que no te habrás venido sin los utensilios de tu profesión, mis criados se presentarán aquí con un carromato para la mudanza de todos los libros y trastos de hacer milagros, hablar con los muertos y atraer a los genios y demonios.
PROCLO.- Eres mi providencia terrenal. ¿Cómo pagar tanto cuidado?
ASCLEPIGENIA.- Amándome.
PROCLO.- Con el alma toda.
ASCLEPIGENIA.- Para despedida, te permito que me des un casto beso en la frente.
(Besándola con timidez respetuosa.)
PROCLO.- Es la vez primera que la tocan mis labios. ¡Cuán regalado favor!
ASCLEPIGENIA.- ¡Adiós, amadísimo Proclo!
(Vase.)