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Baile bajo el bombardeo: 2

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

II

Años atrás, con malos vientos, navegaba el señor don Ignacio Bustillo Ceballos (abuelo de doña María Gertrudis P. Ceballos, madre ésta del futuro Arzobispo de ese nombre), cuando mandado arrojar carga al mar para aligerar la nave, lo único que por su persistencia consiguió salvar fué una caja que contenía artístico cuadro, copia de la milagrosa imagen «Nuestra Señora de Belén», venerada en el hospital de Antón Martin (Corte de Madrid). Colocada ésta como piedra angular de la iglesia del Susto (San Telmo, en el alto de San Pedro), que por el susto de inminente naufragio fundó ese caballero montañés, vecino de esta ciudad, la familia Escalada tenía en gran veneración una copia como antiguo cuadro de familia venerado en tres generaciones.


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Cuando la mayor zozobra y tribulación acrecía, entró el negro del farolito para la retirada, á aumentarla todo azorado, gritando:

— ¡No es nada, mi amita, son los godos que están desembarcando!

La alegría, expansión del alma, la dicha, el regocijo, la danza, como la de las horas de la vida, cuan rápida pasa! Celoso el sufrimiento sigue de cerca, acechando oportunidad de atrapar su presa que es segura. Somos hijos del dolor; apenas desertamos de su presión, caemos de nuevo bajo su garra. Libamos júbilo, ráfaga fugitiva que huye dejándonos un sabor amargo. Tal en el cuadro de confusión seguido al de las cuadrillas.

Militares y ciudadanos salieron apresuradamente al Fuerte y cuarteles inmediatos. Los dueños de casa mandaron apagar luces y trancar puertas y ventanas, o fuera á filtrarse algún godo exaltado de los que habían puesto señales á la escuadrilla de la otra banda y las empiringotadas á quienes no indigestó el chocolate del baile que acabó á cañonazos, siguieron rezando trisagios, Pater noster y Ave Marías, haciendo coro á la devota patricia quién más pronto se repuso, en época de sobresaltos continuos:


Agrega cronista verídico:


«En la noche del 15 de Julio de 1811, los vecinos de esta capital sufrieron los estragos de un bombardeo, dirigido desde el canal interior por cinco barquichuelos á órdenes del comandante Michelena, arrojando cuarenta bombas y algunas balas rasas, que ocasionaron desgracias y estragos consiguientes.»

«Algunos vecinos, asustados por tan furibundo ataque, salieron con sus familias á medio vestir ó con lo puesto, buscando salvación en los campos vecinos. En las calles todo era confusión y alboroto, hasta que cesó el fuego, bombardeando abierta ciudad indefensa, sin preceder intimación, contrario á todos los procedimientos de la guerra».

Asi acabó á cañonazos el baile en la histórica casa del señor Escalada la noche triste del 15 de Julio de 1811.