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Baladas españolas/La casa de todos

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Del rico a la dura puerta
medroso llamo,
y con desprecio me arrojan,
un solo ochavo.

A la ancha puerta del noble
toca mi mano,
y no me abren, porque visto
pobres harapos.

Del trabajo la morada
diérame amparo;
mas ¡ay! sólo escucho en ella
quejas y llanto.

La mansión de la alegría
busco y no hallo...
¿será un sueño? sus dinteles
nadie ha pasado.

¡Oh dicha! junto a la iglesia
miro allá abajo
cruz tosca, que, siempre anuncia
lugar cristiano.

El mundo entero lo habita;
mas no hay cuidado,
que el mundo en el cementerio
cabe muy ancho.