Buscar la lengua
Un caballero bretón tenia un carácter tan sombrío, y era tan lacónico y tan poco hablador, que jamás tomaba la palabra ni contestaba otra cosa que monosílabos.
La princesa de que lo convidó un dia á comer,
estaba tan persuadida de que era imposible hacerle hablar, que desafió sobre ello á otro de sus comensales, Mr. de Conten, teniente coronel de la guardia suiza, hombre de talento, que aceptó el desafío, dispuesto á salirse con la suya.
El suizo se colocó al lado del bretón, y principió por hacerle plato.
— ¿Qué sopa queréis? le dijo;
— Arroz.
— ¿Qué vino preferís?
— Blanco.
Otra porción de preguntas iguales obtuvieron respuestas por el mismo estilo.
— Señor, continuó el militar; creo que sois natural de Saint-Malo. — Sí.
— ¿Es verdad que esa ciudad está guardada por perros?
— Sí.
— ¡Oh! ¡es cosa muy singular!
— Mas lo es ver al rey de Francia guardado por suizos.
— ¡Ah, princesa! dijo el oficial; bien veis que le he hecho hablar.