Caducidad, Decrepitud (SLC)

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Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

Caducidad, Decrepitud.


Lo primero indica decadencia, ruina próxima; lo segundo anuncia destruccion, últimos efectos de una disolucion gradual.

Decrepitud, se dice con propiedad del hombre, y únicamente es aplicable á los seres animados. Caducidad se aplica tambien á ciertas cosas inanimadas: así pues, la caducidad de un edificio; caducan los bienes, una posesion, una sucesion, etc. Caduco se toma por frágil, que no tiene mas que un tiempo, que se acerca á su fin. Decimos una salud caduca, es decir, delicada, vacilante, y no diremos una salud decrepita.

El uso se vale con propiedad de estos términos para distinguir dos edades ó períodos de la vejez.

Hay vejez caduca y vejez decrépita. La caducidad es una vejez avanzada y achacosa que va á tocar en la decrepitud; esta es una vejez estremada, y digámoslo así, agonizante, que conduce á la muerte, ó está cercana á ella. Los fisiologistas distinguen los dos estados con los caracteres siguientes. En el anciano ó viejo caduco, el cuerpo se encorva, las arrugas se ahondan á causa de la estenuacion, la voz se pone cascarrada, la vista se pierde ó amortigua de dia en dia, todas las potencias se embotan ó enervan, y la memoria flaquea. Todo se deteriora, todo desfallece en el anciano decrépito; el cuerpo está agoviado, el apetito y la memoria faltan absolutamente, la lengua tartamudea, todos los resortes están como gastados; los sentidos se pierden, el estómago se relaja y debilita, la flaqueza es espantosa, la circulacion de la sangre se entibia y afloja con esceso, la respiracion es anhelosa y se apaga, todo se disuelve; el anciano caduco acaba de vivir, y el anciano decrépito acaba de morir.

Felizmente en la caducidad se lisonjea el hombre todavía; y felizmente en la decrepitud no siente todo el mal.