Ir al contenido

Capricho (El dulce daño, Storni)

De Wikisource, la biblioteca libre.

CAPRICHO


Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca,
Sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
Dame a beber veneno, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.


Pero no me preguntes, no me preguntes nada
De porqué lloré tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque sí:
Es esto de los llantos pasaje baladí.


Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
Un mar un poco torpe, ligeramente estulto.
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
Y hasta lo manejamos con rarísima ciencia.
No preguntes, amado, lo debes sospechar,
En la noche pasada no estaba quieto el mar,
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva.
Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,
Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal.
Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta.
Bien se advierte que ambula por nosotros la Inquieta.
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro habernos un poquito de estopa.
Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer,
Capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría... ¿No ves qué tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame esa rosa.