Carta de 31 de agosto de 1840 (de Próspero de Bofarull y Mascaró)
Mis amados Esposa é hijo Manuel: Mi edad avanzada, y el cúmulo de disgustos y tareas que me cercan de algunos años acá han debilitado extraordinariamente mi salud y me anuncian el cercano fin de una existencia que he consagrado constantemente, desde que tomé estado, á vuestro bienestar sin ocuparme de más objeto que de mi destino y de mi amada familia. Sin embargo de mis paternales desvelos y conatos no habré dejado de incurrir en mil faltas hijas de la humana debilidad, que espero me perdonaréis, si es que pueden haber refluído en vuestro perjuicio algunas de ellas. Mi esposa sabe muy bien que, á pesar de cierto respeto que me causaba el estado del matrimonio, me casé con ella prescindiendo de toda mira interesada y sin más idea que la de hacerla feliz, conforme lo he procurado; y Manuel tiene sobrada edad y discernimiento para conocer lo mucho que me he esmerado en su educación, y lo que he hecho para libertarle de los males que amenazan á la juventud en la edad de las pasiones, males que después ya no tienen remedio. Tened, pues, siempre presentes, queridos míos, las sanas máximas que he procurado inculcaros de palabra y con el ejemplo, y de este modo cuando os halléis al término de vuestra peregrinación en que me veo, no tendréis remordimientos y vuestro fin será dichoso porque, después de una vida arreglada, veréis cerca otra eterna y verdadera que es la que debe ocuparos exclusivamente. Entretanto procurad que reine entre vosotros la unión y la paz doméstica, que es la felicidad de la vida, y cuando Manuel se resuelva á tomar estado, que procure, por Dios, elegir una joven de su clase, dócil, virtuosa y de buenos antecedentes. y de una familia cuyos padres no le hayan dado malos ejemplos y que gocen de una buena opinión pública, moral y religiosa, pues donde no hay moralidad y religión no puede haber virtudes ni tranquilidad. Yo le bendigo desde ahora, pero le suplico que antes que se case mire bien lo que hace y con quien se une, pues este es un lazo que sólo la muerte desata y que no tiene otro remedio, si se yerra, que el sufrimiento ó el escándalo. (Siguen prevenciones y arreglos de intereses y prosigue.) Con los intereses que os dejo tendréis lo bastante para manteneros con toda decencia si tenéis juicio, vivís en armonía y no os fiáis de personas que os engañen, pues hay muchas que bajo la apariencia de amistad introducen la disensión en las familias y de ella nace su ruina. Sobre todo ceñid vuestros gastos á vuestros haberes y procurad acrecentar éstos con vuestro trabajo y sin codicia, y vivid en paz con todo el mundo y como Dios manda. Él os bendiga y reciba mi alma y la vuestraen su eterno descanso, donde confío que os reuniréis con vuestro Esposo y Padre. — Próspero de Bofarull.