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Conde Lucanor:Ejemplo 18

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Exemplo XVIIIº - De lo que contesció a don Pero Meléndez de Valdés cuando se le quebró la pierna

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Fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, un día, et díxole assí:

-Patronio, vós sabedes que yo he contienda con un mi vezino que es omne muy poderoso et muy onrado; et avemos entre nos postura de ir a una villa, et cualquier de nos que allá vaya primero cobraría la villa, et perderla ha el otro; et vós sabedes cómo tengo ya toda mi gente ayuntada; et bien fío, por la merçed de Dios, que si yo fuesse, que fincaría ende con grand onra et con grand pro. Et agora estó embargado, que lo non puedo fazer por esta ocasión que me contesçió: que non estó bien sano. Et como quier que me es grand pérdida en lo de lla villa, vien vos digo que me tengo por más ocasionado por la mengua que tomo et por la onra que a él ende viene, que aun por la pérdida. Et por la fiança que yo en vos he, ruégovos que me digades lo que entendierdes que en esto se puede fazer.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, como quier que vós fazedes razón de vos quexar, para que en tales cosas como estas fiziésedes lo mejor siempre, plazerme ía que sopiésedes lo que contesçió a don Pero Meléndez de Valdés.

El conde le rogó quel’ dixiesse cómo fuera aquello.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, don Pero Meléndez de Valdés era un cavallero mucho onrado del reino de León, et avía por costumbre que cada quel’ acaesçié algún enbargo, siempre dizía: «¡Bendicho sea Dios, ca pues Él lo faze, esto es lo mejor!»

Et este don Pero Meléndez era consegero et muy privado del rey de León; et otros sus contrarios, por grand envidia quel’ ovieron, assacáronle muy grand falsedat et buscáronle tanto mal con el rey, que acordó de lo mandar matar.

Et seyendo don Pero Meléndez en su casa, llegól’ mandado del rey que enviava por él. Et los quel’ avían a matar estávanle esperando a media legua de aquella su casa. Et queriendo cavalgar don Pero Meléndez para se ir para el rey, cayó de una escalera et quebról’ la pierna. Et cuando sus gentes que avían a ir con él vieron esta ocasión que acaesçiera, pesóles ende mucho, et començáronle a maltraer diziéndol’:

-¡Ea!, don Pero Meléndez, vós que dezides que lo que Dios faze, esto es lo mejor, tenedvos agora este bien que Dios vos ha fecho.

Et él díxoles que ciertos fuessen que, como quier que ellos tomavan grand pesar desta ocasión quel’ contesçiera que ellos verían que, pues Dios lo fiziera, que aquello era lo mejor. Et por cosa que fizieron nunca desta entençión le pudieron sacar.

Et los quel’ estavan esperando por le matar por mandado del rey, desque vieron que non venía, et sopieron lo quel’ avía acaesçido, tornáronse para’l rey et contáronle la razón porque non pudieran complir su mandado.

Et don Pero Meléndez estudo grand tiempo que non pudo cavalgar; et en cuanto él assí estava maltrecho, sopo el rey que aquello que avían asacado a don Pero Meléndez que fuera muy grant falsedat, et prendió a aquellos que ge lo avían dicho. Et fue veer a don Pero Meléndez, et contól’ la falsedat que de’l le dixieron, et cómo le mandara él matar, et pediól’ perdón por el yerro que contra él oviera de fazer et fízol’ mucho bien et mucha onra por le fazer emienda. Et mandó luego fazer muy grand justicia ante’l daquellos que aquella falsedat le assacaron.

Et assí libró Dios a don Pero Meléndez, porque era sin culpa et fue verdadera la palabra que él sienpre solía dezir: «Que todo lo que Dios faze, que aquello es lo mejor.»

Et vós, señor conde Lucanor, por este enbargo que vos agora vino, non vos quexedes, et tenet por çierto en vuestro coraçón que todo lo que Dios faze, que aquello es lo mejor; et si lo assí pensáredes, Él vos lo sacará todo a bien. Pero devedes entender que las cosas que acaesçen son en dos maneras: la una es que si viene a omne algún enbargo en que se puede poner algún consejo; la otra es que si viene algún enbargo en que se non puede poner ningún consejo. Et en los enbargos que se puede poner algún consejo, deve fazer omne cuanto pudiere por lo poner ý et non lo deve dexar por atender que por voluntad de Dios o por aventura se endereçará, ca esto sería tentar a Dios; mas, pues el omne ha entendimiento et razón, todas las cosas que fazer pudiere por poner consejo en las cosas quel’ acaesçieren, dévelo facer; mas en las cosas en que non puede poner ý ningún consejo, aquellas deve omne tener que pues se fazen por voluntad de Dios, que aquello es lo mejor. Et pues esto que a vos acaesçió es de las cosas que vienen por voluntad de Dios, et en que se non puede poner consejo, poned en vuestro talante que, pues Dios lo faze, que es lo mejor; et Dios lo guisará que se faga assí como lo vós tenedes en coraçón.

El conde tovo que Patronio le dezía la verdat et le dava buen consejo, et fízolo assí, et fallóse ende bien.

Et porque don Johan tovo este por buen enxiemplo, fízolo escrivir en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:


Non te quexes por lo que Dios fiziere,
ca por tu bien sería cuando Él quisiere.


Et la estoria deste exienplo es ésta que se sigue: