Cuando yo me haya muerto
Habrá presentimientos en las cosas
I en la muda quietud de los objetos,
Me vendrán obsesiones intensas, dolorosas,
I sentiré unas ansias de contar mis secretos.
Arañaré las sábanas en rudas crispaciones,
La nariz afilada tomará albor de lino,
A todos los presentes les pediré perdones
I sentiré sollozos en el cuarto vecino.
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Mi alma se quedará mirando el cuerpo inerte
Como quien mira un traje que recien se ha quitado,
I por una ventana se escapará la muerte
Sin ruido i yo velando me quedaré a mi lado.
Veré como mi cuerpo se enfría poco a poco,
Veré como me ponen un traje negro i grave
Un Cristo entre las manos, acaso el que coloco
Sobre mi velador, el de mirada suave.
Me cruzarán las manos ya frías sobre el pecho,
Me enjugarán el último sudor de muerte helado,
La huella de mi cuerpo se quedará en el lecho
Que guardará mis penas postreras apiadado.
Me pondrán en la caja i en la capilla ardiente
Donde lloran las velas i hai olor a alcanfor
I veré como entra, reza i sale la jente...
Acaso de los mios besar querré el dolor.
Después vendrá el entierro, me sacarán de casa
Para jamás volver, aunque mi amor lo quiera,
Alguien habrá que al ataúd se abraza
I la quitan por fuerza i la arrastran afuera.
Mi espíritu irá siempre detrás de los que he amado
¡Qué horrible si yo quiero besarlos i no puedo!
Qué horrible ir viendo como de mí se han olvidado
I solo me recuerdan cuando me tienen miedo!
I luego los sobrinos: «El ánima del tío»
I arrancarán veloces en las noches oscuras...
Allá en el cementerio yo temblaré de frío
I la luna de Otoño me envolverá en blancuras.
Se sentirán mis pasos en las piezas desiertas
I se sentirán golpes, suspiros, raspaduras
¡Qué susto pasar frente a las ventanas abiertas
Que se quedan a veces en las piezas oscuras!
Creerán ver mi cara detrás de los cristales
I pasarán corriendo o mirando de reojo,
Verán en todas partes mis huellas, mis señales
¡Qué gritos tan horribles cuando suene un cerrojo!
¡Cómo se arroparán los niños la cabeza
Por no verme parado a los pies de la cama,
I mi espíritu cómo llorará de tristeza
Al contemplarse huérfano de los seres que ama!
Tal vez alguna vieja sirviente visionaria,
Contará haberme visto cruzar los corredores,
Me pintará de alguna manera estraordinaria
Envuelto en una especie de flotantes vapores.
I después cuando mueran los seres mas queridos
Al lado de la Muerte los estaré aguardando
I qué goce tan grande cuando otra vez unidos
En los hondos misterios yo los vaya iniciando.
Vendrá una noche en que alguien llorosa i ya cansada,
La única persona que no olvidé jamás,
Pregunte por mí al aire quejosa i desolada
I acaso habrá algún cuervo que grazne: ¡Nunca mas!