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Diario Oficial de El Salvador/Tomo 36/Número 124

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página 613


REPÚBLICA DEL SALVADOR—CENTRO-AMÉRICA 613

DIARIO OFICIAL


TOMO 36 San Salvador, sábado 2 de junio de 1894 NUM. 124


Sección Oficial

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SECCIÓN OFICIAL

Poder Ejecutivo

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PODER EJECUTIVO

Secretaría de hacienda, crédito público, y fomento

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secretaria de hacienda,
credito publico y fomento

Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, mayo 30 de 1894.

El Poder Ejecutivo acuerda: autorizar la erogación de doscientos noventa y cuatro pesos setenta y nueve centavos, que el Administrador de la Aduana de La Libertad ha hecho en marzo y abril últimos y en mayo corriente, en varias reparaciones del edificio de la Aduana y bodegas de la misma, en pago de fletes de mercaderías del Gobierno, de aquel puerto á la Tesorería General, de soldaduras de latas de gas registradas y compra de un libro copiador para su oficina, según los veintidós documentos que se han tenido á la vista: cargando el gasto al ramo de Hacienda.—Comuníquese.

(Rubricado por el señor Presidente).

El Subsecretario del ramo,
Castro.



Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, mayo 31 de 1894.

El Poder Ejecutivo acuerda: nombrar en propiedad Tenedor de Libros de la Aduana de la Libertad al señor don M. Rodolfo García, quien ha estado desempeñando dicho empleo desde el 16 de diciembre de 1893. El nombrado rendirá la fianza respectiva y gozará del sueldo que le asigna el presupuesto.—Comuníquese.

(Rubricado por el señor Presidente).

El Subsecretario del ramo,
Castro.



Sección Editorial

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SECCION EDITORIAL.

PRO PATRIA

Echemos á un lado los odios que son el estiércol de las almas y el lodo en que se agitan las pasiones mezquinas; profundicemos con las ideas elevadas y con los sentimientos benévolos en la conciencia de ese augusto soberano que se llama el pueblo. A él dirigimos nuestras palabras en estos momentos solemnes en los cuales todo esfuerzo noble debe hacerse por la patria. Preciso es hacer abstracción de los hombres que son incidentes, que pasan fugaces en la vida de los pueblos y de las pasiones, que ofuscan y pervierten el criterio sin dejar en pos de sí sinó ruinas de crimen y desolación.

Fijemos alguna vez nuestras miradas puras sobre la Gran Patria, pero sin egoísmo y sin vileza.

Demos nuestra alma entera á la que nos ha dado la vida haciendo todo sacrificio por conservar su honor sin mancha, que es nuestro honor, para así cumplir nuestro deber.

Trabajemos para engrandecerla porque su prosperidad recae sobre nuestra suerte personal. Velemos por su dicha porque de ella depende nuestro bienestar. Si permanecemos indiferentes ante su infortunio le irrogaremos grave ofensa; si damos pábulo á los criminales instintos de venganza contribuiremos con perficia á su degradación.

Actualmente estamos viendo que mana sangre de sus hondas heridas y que ella cae por maldición del cielo sobre nosotros y sobre nuestros hijos. No ahondemos más esas heridas, no hagamos derramar bárbaramente de su seno ese manantial de savia. No debilitemos por nada á la gran patria, porque mañana el enemigo en vista de su decadencia y de su agotamiento, podrá humillarla é imponerle su dominio. No inmolemos á la patria por vía de experimento ni por mira de lucro, ni por odio á sus gobernantes, ni por odio á sus gobernantes, ni por instinto de novelería, que es el vicio de nuestra raza impresionable y fantástica.

Meditemos seriamente en estas severas verdades, analicemos con filosófico criterio el fondo de la grave cuestión que agita á la multitud y que desata sus iras y que enardece su vil miseria. Pospongamos nuestros intereses y nuestras ambiciones y nuestros rencores á la salvación de nuestra madre común. Piensen los revolucionarios que con nada podrán indemnizar al Salvador todo el mal que le han causado. Si la revolución ha surgido indignada y como una protesta al régimen actual, dado caso que él fuera realmente pernicioso, el cortejo de desastres que ellos han traído sería más funesto mil veces, más desgarrador, más perjudicial para el país que todos los sistemas políticos que han ensayado hasta el día, que todos los gobiernos, que todas las abominaciones del poder.

Pasarán muchos años sin que el país alcance á reparar sus fuerzas, á desarrollar su riqueza, á equilibrar sus intereses, porque el desastre causado por la actual contienda ha sido siniestro por todos conceptos. Esa lucha no solo ha extinguido las fuerzas vivas de la Nación como potencia política y militar, sinó que ha devorado la agricultura, talado los campos, segado las fuentes de riqueza, arrebatado innumerables brazos á las industrias, paralizado todos los elementos de progreso, sembrando la zizaña entre los hermanos, dando pábulo á los odios y dividiendo en suma todos los intereses sociales y todas las ideas humanitarias y los grandes anhelos de civilización.

Nada valdría la victoria alcanzada por la rebelión entre los escombros del país; su bandera no ondularía majestuosa sobre las ruinas; y todos los ciudadanos tendrían que suspirar por los bienes perdidos y reconocer palpando su miseria y su aniquilamiento, la grande obra de los luchadores del 90, que á la vez que arrancaron á la patria de tutelaje estraño, la revistieron de respetable carácter, como que ella ejerció hasta ayer innegable preponderancia política y militar entre los pueblos de Centro-América.


Documentos oficiales

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