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Diario de Villarino: Agosto

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DIA 1.° DE AGOSTO.

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Amaneció con el viento al OSO recio y contrario para navegar al Rio Negro: á las ocho mandé la chalupa á la Punta Rubia, con una cuarterola para que la llenasen de aceite de lobo, que los hay en abundancia. Todo el dia se mantuvo el viento de la misma conformidad, y anocheció de mal semblante. A las dos de la noche se llamó al ONO que parecia huracan, por lo que fué preciso dar fondo á la esperanza.


DIA 2.

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Todo este dia se mantuvo el viento muy recio, desde el ONO al OSO, hasta la noche que se quedó calma, cuyo tiempo zarpé la esperanza.


DIA 3.

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Amaneció con el viento al SO fresquito, y los horizontes cerrados. A las diez de la mañana se llamó al SSE recio, y por tener en este paraje poco abrigo, me hice á la vela para adentro, con mayor y trinquete arrizados. Despues de mediodia dí fondo inmediato á los dos arroyos: todo el dia se mantuvo el viento desde el SSE hasta el SSO fuerte con granizo, y así anocheció.


DIA 4.

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Amaneció el viento SO recio, de cuyo modo se mantuvo todo el dia, hasta la noche que abonanzó.


DIA 5.

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Amaneció con dicho viento medianamente fresco: á las nueve de la mañana vino la chalupa á bordo, le dí víveres para que volviese al arroyo adonde estaba refugiada. Al anochecer se llamó el viento NNO fresquito, y le hice señal á la chalupa para venir bordo: á las doce de la noche le dí víveres, y órden para que á aquella hora se pusiese á la vela, adelantándose á Punta Rubia embarcar la cuarterola de aceite de lobo, que antes no habia podido por la dureza de los tiempos.


DIA 6.

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Serian las dos de la noche cuando metí el bote á bordo, y me hice á la vela para el Rio Negro. A las cuatro de la mañana llegué á Punta Rubia, á donde hallé la mar sumamente gruesa; y en medio de la rompiente seguí con la chalupa por la proa, y toqué con la quilla en la cabeza del N de los bancos: con otro golpe de mar salimos, y seguí gobernando al S 1/4 SE por entre el rompidero de la costa, y el de los bajos, que tiene 50 brazas de latitud. Al salir el sol ya habia montado los bajos, y seguí con fuerza de vela y viento N fresco, por lograr la pleamar de dia en el Rio Negro, y poder lograr entrar en él, por estar la mar muy gruesa y el viento contrario para aventurarse á embestir su barra. De noche las doce llegué la barra que rompia de punta á punta, y la embestí por la canal del N por entre las reventazones. La menos agua que hallé fueron dos brazas, y con todo, era tanta la marejada que tocó algunas veces la embarcacion, no calando esta mas que 71/2 palmos: pasé la barra y navegué por 3 brazas de fondo hasta la punta del N del rio, que me dió el viento de proa, y á fuerza de muchos bordos logré dar fondo dentro del rio. A las dos de la tarde ya emparejó seguro, mediante Dios, no pudiendo seguir mas adentro por tener la corriente encontra.

A la chalupa no le fué posible embestir la barra por donde nosotros, por la mucha mar que podia sumergirla, y dió vuelta á los bajos, y desde afuera á remo vino á amarrarse á nuestro costado con mucho trabajo, y á no tener tan buena gente no lo hubiera logrado, ni tampoco entrar en el Rio Negro.

A las once de la noche me hice á la vela, y con la creciente fuí á fondear mas adentro, y en mejor paraje.


DIA 7.

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Al salir el sol mandé tierra los marineros para que hiciesen fuego, á fin de que por él viniesen en el establecimiento en conocimiento de mi entrada en este rio; y á las diez me levé, haciendo diligencia de llegar al establecimiento.


Capítulo 7