El Paseo de Amancaes y prisión de los maricones
EL PASEO DE AMANCAES Y PRISION DE LOS MARICONES -+- LA otra noche un maricon En la puerta de un convento, Hablaba muy afligido Con un sacristan muy viejo: Me páro á escuchar las voces Que entre sí los dos tuvieron, Y el uno al otro le dice: Si señor, ya estoy resuelto, Por que pienso arrepentirme En este mes sin remedio. Mas yo quisiera tener Una societa primero, Para acordarme gustoso De todos mis galanteos. No me parece que yerras Dice el padre, en tu proyecto, Convida á tus camaradas, Qúe despues lo pasaremos Tan divertidos y alegres Los dos en este convento, Que tu nada estrañarás De lo que pasa en el pueblo. Vamos pues para mi casa Dice al sacristan, no puedo, Este responde: que yo El refectorio no pierdo. Que hombre tan inconsecuente, Tan simplon y tan hambriento, Deje V. el refectorio Y venga á mi casa presto. Se fueron para una tienda, En donde estaba dispuesto Todo lo ùtil y preciso Para un cumplido festejo. Habian mil maricones Tan grandasos y tan feos, Que la tienda parecia Un retrato del infierno. Uno estaba con pollera Muy adornado y compuesto, Zapatos de razo, aretes, Su pañuelon y sombrero: Otro estaba con vendon Y con la mano en el pecho, Diciendo estaba parída Con su figura ō muñeco. Otro estaba entristecido Manifestando sus celos, Y diciendo á todo el mundo Me ha dejado mi cortejo. Mas allá paseando estaba Un mulato salamero, Con su saya y con su manto Y su andandíto muy bueno. Pero otro ensayando estaba El modo de hacer requiebros, Con quites ý bufonadas, Con lisura y con disfuerzos. Despues se pasó á aprender Muy alegre el sapatèo, La cucúna cantaba otro, De placer y gozo lleno: Y el célebre arrepentido Que estaba con nuestro lego, Tambien de mujer se viste Y se compone los crespos: Se pone sus dos peinetas Y su basquiña, y fray Pedro Porque no lo conociesen Tambien se disfraza luego. Se marchan para la plaza, Y en medio toman su asiento: Pasa en esto una mosita Muy tiesa con su cortejo, Y comienza un maricon A llenarla de improperios. Mas ella sin hacer caso Sigue su camino; pero El maricon insolente Dice á los demas muy sério, Miren à esta indecentona, Yo la vi enterrando muertos, Porque dió de nabajazos A ño Juan el carpintero: Otra pasa apresurada, Y dice, ¡ay que embeleco! Tambien estuvo con migo En el panteon¡ y fray Pedro Les suplica no prosigan Murmurando, pero luego, Otro maricon que estaba Callado todo este tiempo, Dice azorado ¿ves niña Aquella que và corriendo? Pues esa quiso quitarme A don Lucas....mas no quiero Proseguir porque diràn, Que tambien soy majadero. Otro se para, y resondra De venganza y de ira lleno, A una mujer que pasaba Junto con un godo viejo; Y dice, esta pobretona Es amiga de gallegos, Y en la semana remuda Cuatro ó seis galanes nuevos. Aquella que está sentada Tambien es gran pieza, ý creo, Que por se imprudentona Con los hombres dice luego Que á todos los aborrece; Peto yo este aunto entiendo Es muy sacre, y cuando alguno La enamora, lo primero Que le busca es el bolsillo Para robarle el dinero: Ha tenido siete ingleses, Tres porteños, dos chilenos, Y todos desesperados De sufrir este gran hueso, La dejaron al instante Esperando otro consuelo. Vuelven despues á la tienda Alvorozados corriendo A tratar muy formalotes, De un magnífico paseo Que tenian proyectado, En la pampa......no me acuerdo, Ha! que era en los amancaes: Se disponen todos ellos A gastar como unos locos, Porque hay maricones buenos Que por su oficio maldito, Suelen tener muchos pesos. A uno toca los jamones, A otro los vinos, los quesos, Y en fin, la vispera todos Estan de esperanzas llenos: Buscan burros muy lucidos, Sobre ellos montan muy huecos, Van tirando muchos cohetes Con sus sombreritos nuevos; Todos van muy armaditos Y muchos con tapa-feo. Sale la gran comitiva Y al pasar......ay Dios eterno! Por el puente, aquí fuè troya, Los empuñan al momento Y al cuartel de policía Me los meten sin remedio. El chasco fuē muy pesado, Y el ponderado paseo Quedó para otra ocasion, Que ahora van para el encierro De Guadalupe. Fray Pedro Que no se quiso esponer En ir como lo creyeron A los amancaes, muy triste, Al saber este suceso, Pasa para Guadalupe A darles varios consejos. Pero estos monstruos anfibios Al ver á su amigo tierno Se llenan de regocijo, Y disponen para luego Otra funcion agradable Para olvidar contra-tiempos. En efecto, por la noche Cantan, bailan, ý Fray Pedro Con esto escandalizado, Agarra un palo y un cuero Y les dice; picarones Indecentes maricones Hasta cuando de esta suerte Quereis estar; si la muerte Por vosotros viniera ahora Con su cuchilla traidora. No iríais á los infiernos Con máscaras y con cuernos? Dejad esta infame vida, Que la tierra enfurecida De mirar vuestras maldades Y crueles iniquidades, Puede abrirse en el momento Bramando tambien el viento, Estremeciendose el suelo Y hechando rayos el cielo ¿Qué sería de vosotros? Y así pues indignos potros, Horrendos hermafloritas Cuidado con vuestras cuitas, Dejad la mariconada, Venid á la frijolada De mi bendito convento. Allí tengo yo un jumento En donde todos los dias Suplico para obras pias, Y pido una limosnita, La que doy á una hermanita Que es viuda sin ser casada; Y es la pobre tan honrada Que todos los que la miran, por ellos locos suspiran Y les da su pataleta: Mas yo les doy la receta Que los pobres necesitan, Y aunque á mis costillas pitan No me da ningun cuidado, Porque en mi burro montado Lleno de gusto y de amores Me voy para Miraflores, Llenando mi canastillo De pescado en el Chorrillo; Y si tengo alguna pena Voy para la Magdalena, Y si el viento allí me bate Me voy luego para Late, Y sonando el tirindin Me marcho para Lurin, Y por las almas benditas Quedan buenas mis tripitas, Y despues nada deseo Cuando pronuncio el Laus-Deo. Mas no quiero mas sermon Maricones del panteon, Y abur que me voy corriendo, y abur que me están queriendo. Los perros mariconasos En su cruel prision siguieron: Y en cuanto se les fué el frayle Comienza el llanto de nuevo. Imp. Republicana por J. M. Concha. |