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El cobarde más valiente/Acto III

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El cobarde más valiente
de Tirso de Molina
Acto III

Acto III

  
Sale ORDOÑO dando voces.


ORDOÑO

¡Ah invencibles castellanos!
Al real que se recoja
la gente, que le despoja
el moro; apretad las manos,
que si no hacéis resistencia 5
y aquí vengáis vuestro ultraje,
os lleva todo el bagaje
el Rey moro de Valencia.

Tocan dentro a retirarse y
sale BERMÚDEZ con la espada desnuda.
Dichos.


  

BERMÚDEZ

¿Quién ha mandado tocar
a tal punto a recoger, 10
cuando llegando a poner
las escalas y a pisar
la corona de los muros
que el pagano defendía
casi vio el Cid este día 15
los castellanos seguros
y señores de Valencia?

  

Sale un SOLDADO.
Dichos.


SOLDADO

¡Qué donosa retirada,
cuando está medio ganada
la ciudad!

  

Sale ALVAR FÁÑEZ. Dichos.


ALVAR

¡Que haya paciencia, 20
que a la voz de un atambor
retirándose perdido
es la ocasión el rüido
hechizo de algún traidor!

  

Sale el CID. Dichos.


  

CID

A todos los atambores 25
de mi campo, haced colgar
de esos robles. ¿Retirar
a tal ocasión, traidores?
¡Por ida de mi Jimena,
que a saber quién lo mandó...! 30


ORDOÑO

Rodrigo de Vivar, yo;
si merezco alguna pena.
Tocar hice a retirar
porque después de asaltado
el muro, habiendo dejado 35
sin gente el real y robar
el bagaje y bastimento
por el moro, que salió
encubierto y aguardó
a ver nuestro alojamiento 40
sin guarnición ni soldados,
todo el despojo y tesoro
que en tantos meses al moro
quitaste, gente y ganados
y mujeres, sin dejar 45
cosa de importancia, lleva;
ved si merece esta nueva
que toquen a retirar.


CID

Al alcance, pues, amigos,
que dejar sin guarnición 50
el real dio la ocasión
a este daño; sean testigos
ellos mismos por su mal
del valor que os acompaña.
¡Alarma! No diga España 55
que el moro os despojó el real.


ORDOÑO

Por las huertas van; seguid
sus pasos.


TODOS

¡Alarma


CID

Desto,
¿qué dirá Alfonso el Sexto?
¿Qué dirá España del Cid? 60

(Vanse.)

  

Tocan alarma,
sale MARTÍN PELÁEZ con la espada desnuda.


  

MARTÍN

¿Qué alboroto puede ser
el que nuestro real provoca,
que agora a rebato toca
y tocaba a recoger?
¡Buena ocasión ha perdido 65
el Cid con su retirada!
Tuve una torre ganada
y el moro casi rendido,
y no sé con qué consejo
el campo se retiró; 70
pero más sabe que yo
el Cid y es prudente y viejo.

  

Sale BOTIJA, llorando. Dicho.


  

BOTIJA

¡Ay rocín del alma mía!
¿Qué hará Botija sin vos?
Para renegar de Dios 75
os lleva la morería.
Muy bien pudiera el perrazo,
antes de entrar en Valencia,
daros, mi rocín, licencia
siquiera para un abrazo. 80
Mas, como sois de importancia,
sin dejaros despedir,
ojos que vos vieron ir,
no os verán tornar a Francia.
Viendo me quedo este día, 85
porque no tendrá, por Dios,
otro rocín como vos
toda la rocinería.
No se vio cabalgadura
que tuviese, ya que empiezo, 90
como vos cola y pescuezo,
una legua de andadura.
Allá os vais con el bagaje,
mi rocín, mi pino de oro,
y afrentaréis, siendo moro, 95
todo el rocinal linaje.
Yo a pata y sin un real
diré de noche y de día:
¿adónde estás, bestia mía,
que no te duele mi mal? 100


MARTÍN

Botija, ¿qué llanto es ése?

BOTIJA

¡Ay de mí! Peláez Martín:
renegó nuestro rocín;
ved si es justo que me pese.
En dándole medio pienso 105
por un haz de mielga fui,
y apenas del real salí,
cuando, menos que lo pienso,
el moro robó el bagaje,
y Sancha, de hombre vestida, 110
va cautiva y afligida
sin aprovecharle el traje.
Hasta el medio celemín
y el arnero se llevó;
pero lo que siento yo 115
es el ver a mi rocín,
que, apenas el pobre toca
la cebada que le di,
cuando llevárselo vi
con el bocado en la boca, 120
aunque sin albarda y cincha,
y en medio de su tristeza
volvió el pobre la cabeza,
y mirándome relincha,
diciendo: «Botija, adiós, 125
que, pues llevo amo segundo,
si no es en el otro mundo
no nos veremos los dos.»


MARTÍN

¿El bagaje lleva el moro?


BOTIJA

Sí, y el Cid le va siguiendo; 130
¿no oyes la grita y estruendo?


MARTÍN

Y mi Sancha, a quien adoro,
¿va cautiva?


BOTIJA

Y mi rocín
llevado de los cabellos.
¡Ah perros! ¡Martín, a ellos! 135
¡Démosles un San Martín!


MARTÍN

No tiene amor quien espera,
mi Sancha, vuestra prisión.


BOTIJA

Librádmele, San Antón,
y os daré un rocín de cera. 140
 
(Vanse.)

  

Tocan al arma y dase la batalla;
después de algunas salidas,
sale MARTÍN acuchillando
a AMETE y CALÍN.

  

MARTÍN

No lograréis los despojos,
perros, que del real lleváis.


AMETE

¡Favor, Alá!


MARTÍN

¿Tembláis?
Mientras no vieren mis ojos
a Sancha, que es la luz dellos, 145
no ha de quedar moro a vida.


CALÍN

Oye.


MARTÍN

¡Ay Sancha querida!
¿Qué he de hacer si vivo en ellos?

(Vase.)

  

Sale un MORO acuchillando a BOTIJA,
armado, a lo gracioso.


  

BOTIJA

¡Ay, que me matan, Martín!
¡Ah Martín Peláez!, señor, 150
este moro esgrimidor,
tras llevarme mi rocín,
me quiere matar.


MORO

¡Ah perro!


BOTIJA

Martinico: ¿por qué no me vales,
que galgos me matan a tus umbrales? 155


MORO

No huyas.


BOTIJA

Haga allá el hierro,
señor moro, así se vea,
regidor de su lugar,
o si es que sabe cantar
misa, cante allá en su aldea. 160


MORO

Muerte he de darte.


BOTIJA

¿Quién? ¿Él?


MORO

Yo te tengo de acabar.


BOTIJA

¿Y si queda irregular
descolgado de un cordel?
Que nueso alcalde, por Dios, 165
si de matarme se huelga,
como perdices los cuelga
del rollo, de dos en dos.


MORO

¡Ea!


BOTIJA

No hay por qué matarme,
que ya me muero de miedo. 170


MORO

¡Ah cobarde!


BOTIJA

Estése quedo;
¿no ve que puede lisiarme?
¡Válgame Dios, y qué extraño
y que porfiado está!


MORO

¡Ea, perro!


BOTIJA

Acabe ya; 175
¿ha de durar esto un año?
¡Ah Martín, que están matando
a tu Botija! Ven presto,
dame un confesor.

  

Sale MARTÍN
Dichos.


  

MARTÍN

¿Qué es esto?
¿Qué tienes?


BOTIJA

Aquí andan dando, 180
sin habelle hecho mal,
este moro da esta tarde
en sacudirme.


MARTÍN

¡Ah cobarde!
¿Es más de uno? ¿No es tu igual?


BOTIJA

¿No ves que tira el perrazo 185
como un trueno? Belcebú
le espere.


MARTÍN

Tirale tú
otro, pues tienes buen brazo.
Haz cuenta que al pie de un roble
con el hacha vas a darle 190
golpes hasta derribarle,
que yo tuve miedo doble,
y empezando a pelear
les perdí todo el temor,
gente es sin fuerza y valor. 195
Mira: así es como has de darle.

(Dale.)

MORO

¡Ay Mahoma, que me han muerto!


MARTÍN

Dale, llega, dale así.


BOTIJA

Estéseme quedo aquí.
y verá cómo le acierto. 200

(Dale.)



MORO

¡Ay!


BOTIJA

¡Matéle!


MARTÍN

¿No lo ves?


BOTIJA

¡Pardiez, que se murió presto!
¿Esto es matar moros?


MARTÍN

Esto.


BOTIJA

Déjeme con ellos, pues,
que yo les daré una mano 205
que se espante quien me viere.


MARTÍN

Ven.


BOTIJA

Tan fácilmente muere
un moro como un cristiano.

  

Salen ALVAR FÁÑEZ y ORDOÑO.


ALVAR

Entróse el moro en Valencia
con la presa que robó; 210
sólo la gente dejó
que iba cautiva.


ORDOÑO

Prudencia
digna de desgracia tal.

  

Sale el CID. Dichos.


CID

¿Una vez sola que falto
os vais todos al asalto 215
y dejáis sin guarda el real?
En vosotros mismos hoy
tendréis el justo escarmiento.
Llevado os ha el bastimento
y hacienda; contento estoy 220
de que padezcáis la pena,
pues todos estáis culpados;
de pelear venís cansados,
y el moro os lleva la cena.
No tengo que os castigar, 225
por mí el moro os da el castigo,
pues, como si fuera amigo,
le habéis dado de cenar.
Él vuestra locura enfrene,
que, mientras comiendo está, 230
yo apostaré que dirá
que el que no guarda no cene.

(Vase.)

  

Dichos, menos el CID.


ORDOÑO

El Cid nos corrió y se fue.


ALVAR

Y con sobrada razón.
¡No fuera en esta ocasión 235
más temprano!


ORDOÑO

¿Para qué?


ALVAR

Para escalar ese muro
y quitarle de la mesa,
como harpía, vida y presa,
que el moro goza seguro. 240
No tenga en mis venas yo
sangre noble y castellana
si no vengare mañana
lo que hoy el moro causó.
Que restaurando la afrenta 245
que del Cid a sufrir llego,
cenara, y yo hiciera luego
sin la huéspeda la cuenta.


ORDOÑO

O yo perderé la vida
o mañana en el asalto, 250
de sangre y de vida falto,
seré del moro homicida.
En la ciudad y en las puertas,
dándolas al Cid abiertas,
su agravio satisfaré, 255
verá el moro si le cuesta
tan barato el robo.


ALVAR

Vamos
que si esta noche ayunamos
mañana será la fiesta.

(Vanse.)

  

Sale MARTÍN PELÁEZ, solo.


MARTÍN

¿Sancha cautiva, y vivo el que la adora? 260
¿Cómo pareceré, cielo, en presencia
del gran Rodrigo y de su gente toda?
¿Yo sin mi Sancha y él sin su Valencia?
Cubierto vengo de la sangre mora,
que sin poder hacerme resistencia 265
el claro acero de mis armas mancha.
Mas ¿qué importa, si vuelvo sin mi Sancha?

  

Sale el CID. Dichos.


CID

Martín, ¡vivo vos! ¿Se atreve
a asaltar el real el moro
sin que vuestro valor pruebe? 270
¿Vos consentís que el tesoro
y el bastimento se lleve,
y no le quitáis la presa,
ni a que os venguéis os provoca?
Yo sé cuándo, en cierta empresa, 275
con el bocado en la boca,
os hice alzar de la mesa
donde mi gente comía,
y vos, de aquesto afrentado,
comprastes desde aquel día 280
tan caro cada bocado,
que un moro el menor valía.
Desde entonces, bien segura
pensé yo tener con vos
mi mesa y vuestra ventura. 285
Juntos comimos los dos
en más de una coyuntura;
convidado vengo a ser
vuestro agora: de cenar
me dad, si os di de comer, 290
y si no halláis que me dar,
el moro os podrá vender
lo que el descuido le ha dado
de mis soldados seguros,
pues mientras mi campo armado 295
desmantelaba sus muros,
mi mesa ha desmantelado.
Ea, a cenar con vos vengo,
siendo vuestro Capitán.
¿Tenéis qué darme?

  

MARTÍN

Sí tengo; 300
en este árbol hay un pan
con que mi valor mantengo.

(Saca del tronco de un árbol
un pan y una servilleta.)
  
Cuando, por ser yo cobarde,
con la servilleta puesta
y el pan hiciste alarde 305
de lo que la fama cuesta,
y yo volví, aunque tarde,
prudentemente avisado
por vuestro castigo, en él
faltando el primer bocado, 310
puse el pan en el laurel
que hasta aquí me lo ha guardado.
Desde entonces, cada día
que alarma el tambor tocaba,
si temor en mí sentía, 315
el pan del laurel sacaba
y mirándole decía:
«Esfuerzo mi valor tome
a ganar de comer hoy,
Martín, aunque el miedo os dome 320
de ver la espantosa lid,
porque en la mesa del Cid
quien no lo gana no come.»
Y desta suerte el valor
he adquirido que te di; 325
pues podré afirmar, señor,
que el pan que con vos comí
lo gané con mi sudor.
Con él agora os regalo:
tomalde, que os aseguro 330
que al plato mejor le igualo,
y si os pareciere duro,
a buen hambre no hay pan malo.
Mas diréis, según colijo,
que si a secas os le dan, 335
escaso banquete elijo,
y que no sólo de pan
vive el hombre: Dios lo dijo.
Mas, porque no lo digáis
tené, el mío Cid, paciencia, 340
que si un poco esperáis,
yo os buscaré en Valencia
cosa con que lo comáis.

(Vase, desenvainando la espada.)

  

El CID, solo.


CID

Martín Peláez, oye, espera;
el Cid te manda que aguardes. 345
¡Ah buen español! ¡Pluguiera
a Dios que destos cobardes
mil mi ejército tuviera!
¡Oh pan sabroso, el mejor
que ha sustentado mi casa! 350
La honra os dio harina en flor,
con sangre mora os amasa
y en el horno del valor
os cuece el atrevimiento.
Hoy, mis nobles castellanos 355
haceros banquete intento;
Martín restauró en mis manos
si robado bastimento.
A un pan somos convidados
que es fuerza que bien os sepa; 360
venid a comer, soldados,
Porque, aunque a bocado os quepa,
valen mucho estos bocados.
Convidados de Martín
somos; hacelde favor, 365
que aunque es pan principio y fin,
amigos, pan y valor
no es pan a secas, en fin.
Y vos, Martín, a quien dan
renombre inmortal, decid 370
que aunque es vuestro Capitán,
os podéis preciar que el Cid
ha comido vuestro pan.

  

Sale BOTIJA, de moro gracioso,
y SANCHA, de cautivo.



BOTIJA

Sancha, si estáis cautivada,
acá estamos todos.


SANCHA

Pues 375
¿qué traje es éste?


BOTIJA

¿Os agrada?


SANCHA

¿Eres moro?


BOTIJA

Por un mes.


SANCHA

Como mozo de soldada.
¿Donde vais de esta manera?
¿Dónde dejas a Martín? 380


BOTIJA

El libertaros espera,
yo vo a ver mi rocín,
porque sin él no me muera.
Mas si de aquestos galgazos
quiere excusar los pesares, 385
libraránle estos dos brazos,
él tirándolos a pares,
yo dando a nones porrazos.
Desde que aprendí a
matar moros, no les tengo miedo. 390


SANCHA

¡Siempre de humor has de estar!


BOTIJA

Sin mi rocín, ¿cómo puedo,
Sancha mía, sosegar?
mas, ¿cómo os va a vos, decid,
después que estáis cautivada? 395


SANCHA

Trújome el Rey moro así,
y en fe que de mi se agrada
se quiere servir de mí.


BOTIJA

Pues ¿sabe que eres mujer?


SANCHA

En reputación estoy 400
de hombre.

  

BOTIJA

¿Y muestra placer
en veros?


SANCHA

Dice que soy
un ángel.


BOTIJA

De Lucifer.
No tenga después el Papa
que absolver.


SANCHA

¡Donoso estás! 405


BOTIJA

Si mi amo no os escapa,
echaos una chapa atrás
y seréis mujer de chapa.


SANCHA

Sólo quiere que de paje
le sirva.


BOTIJA

Si en vos repara 410
y os desconoce en el traje,
habladle cara con cara,
que a traición no es buen lenguaje;
que si Martín desde hoy más
sabe esto y pasa adelante, 415
tendrá celos a un compás
de Alvar Fáñez por delante
y del moro por detrás.


SANCHA

Anda, necio, en estos baños
que están fuera de Valencia, 420
aunque a sus muros extraños
pueden en cualquier violencia
asegurarnos de daños.
El Rey servirle me manda
y agora a bañarse viene. 425


BOTIJA

Si Martín en tal demanda
de aquesto noticia tiene,
llevará el Rey una tanda...


SANCHA

¡Buena flema y necedad
es la tuya! El Rey es éste. 430


BOTIJA

Pues, Sancha, disimulad
quién sois, porque no nos cueste
triunfo el decir la verdad.


SANCHA

Que te escondas es mejor,
no sepa el Rey que has entrado 435
aquí, que es lugar vedado.


BOTIJA

Aunque ya perdí el temor,
me quiero esconder por ti,
y en requebrándole el galgo
a darle dos cabes salgo 440
de los más lindos que vi.

  

Escóndese BOTIJA
y sale ABENÁMAR, SANCHA.


  

ABENÁMAR

¡Sancho!


SANCHA

¡Señor!


ABENÁMAR

¿Estás solo?


SANCHA

Solo ha rato que te espero.


ABENÁMAR

Solo yo también te quiero
más que a Dafne quiso Apolo. 445


BOTIJA

¡Oste puto! Que os chamuscan,
moro, si en mi tierra os cogen.


ABENÁMAR

Mis palabras no te enojen
que lo que piensas no buscan.
Yo he sabido con certeza 450
que eres mujer.


BOTIJA

Por ahí, vaya.


SANCHA

¡Yo mujer! No habrá quien haya
dicho tal.


ABENÁMAR

Esa belleza
lo está diciendo a voces,
y el alma que es adivina, 455
en fe que a tu amor se inclina
quiere que mi reino goces.
De mi esposa tendrás nombre;
mira que por ti estoy loco;
dame...

  

SANCHA

¡Señor, poco a poco, 460
que soy cristiano, y soy hombre,
y puesto que estoy cautivo
tengo valor castellano.


ABENÁMAR

El encubrirte es en vano,
y advierte que si recibo 465
desdén, en pago de amarte
harás que otro medio elija.


BOTIJA

El perrazo se embotija,
y aunque estoy en buena parte
escondido, a pocas veces 470
que ladre, iré en su socorro,
y haráme que andando al morro
le dé un pan como unas nueces.


ABENÁMAR

Cristiana, dame esos brazos;
mi amor paga aquesta vez. 475


SANCHA

¡Vive Dios, si descortés
fueres, que te hago pedazos!
Mal sabes, moro, el valor
que a estimar mi ley me esfuerza.


ABENÁMAR

¡Cruel, ingrata, por fuerza 480
has de dar fruto a mi amor!

(Vanse.)

BOTIJA

Tras ella voy en su ayuda.
Galguito, si andáis salido
aguardad; mas ¿qué rüido
en miedo mi ánimo muda? 485

  

Sale MARTÍN PELÁEZ. BOTIJA.


MARTÍN

Subí al muro por la pica,
que si es honroso el trabajo,
el más soberbio es más bajo.
La ciudad se comunica
con estos baños y huertas, 490
que, aunque fuera della están,
los que aquí vienen y van
en sus muros tienen puerta.
De noche es ya; podrá ser
que obligado del calor, 495
por resistirle mejor,
querrá el Rey agora hacer
en sus baños asistencia,
y que mi suerte sea tal
que, si él ha ganado el real, 500
que le gane yo a Valencia.
Al ejército he avisado
que, en viendo en los muros fuego,
a lo alto acuda luego.
El Cid es mi convidado; 505
si por principio de cena
a Valencia le presento,
convite le hago opulento.
Ea, pues, noche serena,
a costa destos paganos 510
dame para él esta presa;
ve que le dejo en la mesa
y con el pan en las manos...
Mas ¿con quién he tropezado?

(Tropieza con BOTIJA.)
  
¿Quién está aquí?

  

BOTIJA

Desta vez 515
me juntan haz con envés
si me hallan en lo vedado.


MARTÍN

¿Quién es?


BOTIJA

Eso no; mal haya
quien en esto me metió!


MARTÍN

¿Quién es?


BOTIJA

¿No ve que soy yo? 520


MARTÍN

¿Quién?


BOTIJA

Un moro de Vizcaya
que ando en busca de un rocín.


MARTÍN

Si ser posible pudiera,
que era Botija dijera.


BOTIJA

No dirán son que es Martín 525
mi amo, en la voz; quizá
a buscar a Sancha vino.


MARTÍN

¿Quién sois?


BOTIJA

Moro vizcaíno.


MARTÍN

Eso no, que no hay allá
moros; todos son hidalgos. 530
¿Quién sois?


BOTIJA

Porque no me aflija,
yo soy el moro Botija,
que, andando a caza de galgos,
siendo liebre, represento
agora un mundo al revés. 535


MARTÍN

¡Botija!


BOTIJA

¿Mi Martín es?
Loco me vuelve el contento.


MARTÍN

Cautivo debes estar.


BOTIJA

¿Yo cautivo? ¡Malos años!

  

MARTÍN

Pues ¿quién te trujo a estos baños? 540


BOTIJA

Mi rocín vengo a buscar
enjerto en moro, y a vos
Sancha os debe de traer;
pero si la queréis ver,
daos prisa, pues, par Dios 545
que el Rey, sabiendo que es hembra,
por la huerta va tras ella,
que quiere probar si en ella
un par de Martines siembra.


MARTÍN

¿Qué dices, loco? ¿Está aquí 550
el Rey moro?


BOTIJA

Requebrando
a Sancha, que renegando
de sus amores la vi.
Huye del como una gama
y si os la agarra, por Dios, 555
que os nazcan de dos en dos
y el moro os sople la dama.


MARTÍN

Mi ventura me ha traído
a tan dichosa ocasión.
Luces en el muro pon, 560
pues a tal tiempo has venido
que en los baños hallarás
lumbre con que el Cid acuda
y venga a darnos ayuda.


BOTIJA

Pues, tú, señor, ¿dónde vas? 565


MARTÍN

A dar a Sancha favor,
muerte al descuidado Rey,
Valencia al Cid y a mi ley
y fin dichoso a mi amor.
Todo el campo está avisado, 570
y sólo espera del fuego
la señal.


BOTIJA

Voy por el fuego,
pues tú el temor me has quitado;
sólo el rocín me da pena.


MARTÍN

Hoy mi esfuerzo al Cid dará 575
a Valencia, y no dirá
que ha tenido mala cena.

(Vase.)

  

Salen SANCHA y ABENÁMAR.


  

ABENÁMAR

¿De qué te sirve, cruel,
a mi firme amor huir,
si no te has de convertir 580
como la ninfa en laurel?
Escarmienta ingrata, en él,
y la fe con que te adoro
estima.


SANCHA

No hay fe en un moro;
déjame.


ABENÁMAR

Mal dejará 585
la mesa el que hambriento está,
y el que es avaro el tesoro.


SANCHA

Que soy castellano advierte,
y que la sangre española
que me anima basta sola 590
a librarme, y darte muerte.


ABENÁMAR

Dámela, y sea de suerte
que a morir venga a tus brazos.


SANCHA

Será haciéndote pedazos.

(Tómale las manos.)


ABENÁMAR

A ser descortés comienzo, 595
por ver si tu rigor venzo,
viniendo con él a brazos.


SANCHA

Indignamente eres hombre,
pues, sin intentarlo el bruto,
por fuerza apetece el fruto 600
de amor.


ABENÁMAR

Eso no te asombre.


SANCHA

¡Ah Martín Peláez...!

  

Sale MARTÍN PELÁEZ. Dichos.


MARTÍN

Mi nombre
escucho.


SANCHA

A estar vos aquí
no me afrentaran así
infieles brazos.


MARTÍN

Sí estoy, 605
Sancha; vuestro Martín soy.


ABENÁMAR

Pero ¿quién te metió aquí?


MARTÍN

Soy tu muerte; para ella,
moro, no hay puerta cerrada,
que va, cobarde, en mi espada 610
que a mi Sancha has de ir por ella.


ABENÁMAR

¡Mahoma! ¿Cómo atropella
al Rey de Valencia así
solo un hombre?


MARTÍN

Viene en mí
todo un mundo de valor. 615


ABENÁMAR

¿Eres infierno?


MARTÍN

De amor.


ABENÁMAR

Ayuda, moros aquí.
 
(Vanse los dos.)

  

Sale BOTIJA. SANCHA.


  

BOTIJA

Con lengua de fuego llama
la ocasión a nuestra gente.


SANCHA

¡Ay Martín Peláez, valiente! 620
Bien pagará quien bien ama.
¿Botija?


BOTIJA

¿No ves la llama
que a nuestro ejército avisa?
¿No escuchas tocar a prisa
a rebato?


SANCHA

Sí.


BOTIJA

El Cid viene. 625
¡Ea!, que mañana tiene
de oír en Valencia misa.

(Cajas, y dice el REY MORO dentro.)

ABENÁMAR

Alarma, moros, que el Cid
asalta los baños reales.


BOTIJA

Almoneda de almanfales 630
tengo de hacer.


ABENÁMAR

Acudid,
y al cristiano resistid,
si para él hay resistencia.


BOTIJA

Remuérdeme la conciencia,
Sancha; escóndete que voy 635
a matar dos perros.


SANCHA

Hoy
gana Martín a Valencia.

(Vanse.)

  

Dice dentro ORDOÑO,
y ALVAR FÁÑEZ sale
acuchillándose con dos moros.


ORDOÑO

¡Vitoria! Que los pendones
del Cid guarnecen los muros
de Valencia, y ya seguros 640
la asaltan sus escuadrones.


TODOS

¡Vitoria!


ALVAR

Gracias a Dios,
deseos, que estáis cumplidos.


MORO 1.º

Muertos, sí; mas no vencidos
nos has de ver a los dos. 645


ALVAR

¿Sabéis quién soy?


MORO 2.º

Bien sabemos
que eres Alvar Fáñez.


ALVAR

Pues
¿cómo no ponéis mis pies
en vuestros cuellos, blasfemos?


MORO 1.º

Porque vivir sin Valencia 650
es vivir vida afrentada.


ALVAR

Quebrádoseme ha la espada.


MORO 2.º

Morirás sin resistencia.
En ti podemos vengar
parte del mal que recibe 655
del Cid nuestra nación.


ALVAR

Vive
en mí, valor singular,
que más que la espada vale,
y cuando muera, al fin muero
vencedor.

  

Sale MARTÍN. Dichos.


  

MARTÍN

¡Ea! Cid, hoy quiero 660
darte un convite que iguale
al precio de esta ciudad.
Mas ¿que es lo que miro, cielos?
¿No es la causa de mis celos
con quien tengo enemistad 665
este que está sin espada
y muerte dos moros dan?
Hoy mis agravios verán
que la nobleza heredada
se sabe vengar aquí. 670
¡Ea, Alvar Fáñez, a ellos!
Ya huyen, para vencellos,
amigo tenéis en mí.
 (Huyen los moros.)
y mientras se aposesiona
de Valencia el Cid, hagamos, 675
pues solos y a tiempo estamos,
nuestro desafío.


ALVAR

Perdona,
que con quien me dio la vida
yo no he de tener pendencia.


MARTÍN

El Cid ha entrado en Valencia 680
y el moro va de vencida.
La respuesta es excusada,
haz la batalla conmigo,
pues aquel moro enemigo
se ha dejado aquí la espada. 685


ALVAR

Martín, cuando yo quisiera
a tu Sancha con exceso,
por la vida, te confieso,
que me has dado, te la diera.
Yo no he de reñir contigo, 690
matarme puedes si quieres.


MARTÍN

Cortesano, Álvaro eres;
desde hoy quiero ser tu amigo.
Mas oye, que la presencia
del Cid nos sale a alegrar. 695


ALVAR

Entra, Martín, a triunfar,
pues le has ganado a Valencia.

  

Salen el CID y
PAYO PELÁEZ, con acompañamiento.

  

CID

Martín Peláez, bien cumplís
vuestra palabra y promesa;
ya podéis alzar el pan, 700
pues me habéis dado tal cena.
Venturosa cobardía
para todos fue la vuestra;
pero el sol que sale tarde
mejor alumbra y más quema. 705
Dadme los brazos.


MARTÍN

Señor,
en otro plato quisiera
daros por postre a Granada
como por ante a Valencia.


CID

Como vos, Martín Peláez, 710
viváis, que me veré en ella
por dueño. Habla a vuestro padre.


MARTÍN

Vengáis, señor, norabuena;
dadme a besar vuestros pies,
que es lo que mi alma desea. 715

  

Sale BOTIJA y SANCHA,
ya en hábito de mujer.


BOTIJA

Danos a besar tus pies:
Sancha, tu dama, es aquesta,
que, temerosa de haber
dado causa a tu celera...


CID

La historia sé, y con licencia 720
de mi buen Payo Peláez,
Sancha vuestra esposa sea.
Yo la doto en una villa
y en un barrio de Valencia.


PAYO

Yo de padre le doy brazos. 725


MARTÍN

Yo el alma que vive en ella.


SANCHA

Yo os beso, señor, las manos,
y me alegro de ser vuestra.


BOTIJA

Yo pido que me den algo.


MARTÍN

Yo enriqueceré tu hacienda; 730
vamos, y os veré tomar
posesión.


CID

Valencia es vuestra.


MARTÍN

No, sino vuestra, Rodrigo,
que la ganáis y desea
ser hoy «Valencia del Cid». 735


CID

Y este nombre es bien que tenga;
llamaráse de esa suerte.


MARTÍN

Y tendremos suerte buena
si esta historia os satisface
perdonando faltas nuestras. 740