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El criado dormilón

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El criado dormilón.

Cierto caballero, viajando con un criado asturiano muy dormilón, le encargó una mañana que guardase el caballo en el portal del alcalde de un pueblo mientras subia á refrendar el pasaporte y otras diligencias administrativas que podian detenerlo algún tiempo.

El asturiano, cuando se encontró solo, se revolvió y ató apretadamente al brazo las correas de la brida para que no pudiera escapársele el caballo sin despertarlo, se tendió después en el suelo cuan largo era y principió á roncar.

Por su desgracia unos gitanos que pasaron por allí observaron el descuido conque dormía, y con mucha habilidad quitaron la brida al caballo y lo hicieron desaparecer del pueblo en un santiamén, dejando dormido al criado y asido á las correas de la brida.

No tardó mucho en despertar, miró á todos lados en busca del caballo, miróse después á sí mismo con ojos espantados, tocó y retocó la brida y las correas, se estregó los ojos y dijo:

— Entremus en cuentas. O soy Turibiu ó no soy Turibiu. Si soy Turibiu me han robado el caballo, é si no soy Turibiu, buena brida me encuentru é buenas correas.