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El hacha de Huaycama

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

EL HACHA DE HUAYCAMA.

POR
JUAN B. AMBROSETTI.


Á la memoria de Adán Quiroga.

Intrigado por el artículo que mi inolvidable amigo y colega publicó bajo este mismo título[1], pedí al mismo la pieza original para estudiarla, y poco antes de su repentina muerte, al querer devolvérsela, con su desprendimiento habitual, me la regaló, pidiéndome que rectificase alguna vez el error de interpretación de la figura que la adorna y que habia cometido en un momento de entusiasmo.

Corazón noble, abierto á todas las espansiones, espíritu de poeta pronto á vibrar ante cualquiera emoción, fué sorprendido por el interesante hallazgo, y observando mal desde el primer momento, sugestionado por la importancia de lo que creyó ver y por lo que. creyeron vor los otros que lo rodeaban, incapaz de dudas y desconfianzas y, por fin, apremiado por la redacción de la revista que le exigía el material prometido, dió rienda suelta á su fantasía, tan rica y variada siempre y lanzó su artículo con toda buena fe.

Quien haya conocido al Dr. Quiroga encontrará exactas estas afirmaciones y le disculpará su error, tanto más cuanto que la redacción de estas líneas puede considerarse como ordenada por él.

Nuestra arqueología mucho debe al Dr. Quiroga; sus trabajos, sus colecciones siempre generosamente puestas á la disposición de todos los estudiosos; sus grandes sacrificios pecuniarios en sostener viajeros que le reunieran objetos; sus viajes y expediciones costeadas por su propio peculio, le dan títulos más que suficientes para que su memoria sea siempre estimada y respetada por todos los americanistas y en particular por nosotros los Argentinos.

Por estas razones, y en nombre de la amistad que nos ha unido y como poseedor de esa pieza original, antes que la acritud ó la malevolencia puedan ensañarse con su memoria, cumplo con este deber de amigo y compañero, dando á conocer nuevamente el curioso ejemplar.

EL HACHA.

Esta pieza tiene la forma de una cuña alargada, ancha y comprimida.

Fig. 1.— El Hacha de Huaycama.
Dibujo de Eduardo A. Holmberg (h.). Tamaño natural.

El material con que ha sido construida es basalto negro, serpentina dice Quiroga.

A todas luces este objeto, cuando se perdió ó fué enterrado, no estaba terminado aún, de manera que su adorno principal sólo está esbozado, pudiendo considerarlo como suficientemente bocetado para que nos demos cuenta bastante de lo que quiso representar.

El hacha fué hallada cerca de la puerta del cañón ó valle de Paolin, á tres metros de profundidad, al escavarse un estanque ó jagüel en los arrabales occidentales de la aldehuela de Huaycama, á 14 kilómetros de la ciudad de Catamarca.

Mide catorce centímetros de largo por cinco y medio de anchor y uno y medio de espesor máximum.

A ocho y medio centimetros del filo ó punta se halla una línea simplemente incisa transversal que, con otra paralela situada más

Fig. 2.—El animal mítico que adorna el Hacha de Huaycama, visto del otro lado.

arriba, servía para delimitar una zona de dos centimetros que más tarde quizá se ahondaría ó rebajaría un tanto para formar el surco transversal que permitiese fijarla á un mango.

En la parte superior, y ocupándola toda se halla el boceto del animal que dió origen á la noticia de mi amigo.

Estudiada la pieza con todo cuidado lo primero que se nota es el admirable conocimiento que el artista calchaquí tenía de la anatomía externa de los seres que queria representar.

El cuerpo del animal en cuestión es el de un felino: un tigre ó un puma, quizá el primero.

A pesar de la dureza de la roca y de los pocos elementos que tendría el escultor para tallarla, los trazos del boceto son de una firmeza y á la vez de una blandura admirables, á tal punto, que el jefe de los laboratorios del Museo Nacional, Sr. Santiago Pozzi, que es un eximio taxidermista, al mostrarle yo este objeto, no titubeó en decir: «es un tigre que ha metido la cabeza en alguna partes.

Efectivamente, así se presenta para el que no está en el detalle del simbolismo Calchaquí.

Todo el cuerpo está bien bosquejado, visto de arriba se nota perfectamente el anca ó cadera con su cola respectiva, vuelta en arco para arriba sobre el flanco izquierdo, con la punta á la altura del garrón del animal.

De la cadera hacia adelante, siempre visto de arriba, el cuerpo se adelgaza con una leve curva para volver á subir en la región de los homóplatos, los que están bien marcados y se levantan, separados entre sí, lo suficiente para reconocerlos.

De este punto, adelante, se destaca la parte occipital del cráneo del animal donde se hallan señaladas las orejas.

Fig. 3.—La cabeza del animal mítico
tal cual se presenta en el Hacha.

Esta cabeza merece una atcución especial.

Como puede verse en el croquis adjunto, fig. 3, es casi triangular, con un estrechamiento en su tercio posterior que se levanta levemente en curva y termina redondeada.

En su interior, cerca de la base, tiene un triángulo excavado á cada lado en la misma posición. Este triángulo es bastante profundo y se ve á cierta distancia de la superficie hacia el interior que se siguió perforando circularmente con la intención quizá de que ambos triángulos se comunicasen y la perforación fuese completa, lo que no pudo llevarse á cabo.

Este triángulo representa la apertura de la boca vista de lado, es decir que estaba destinado á separar ambas mandibulas superior é inferior (a y b) y esto se nota más si se tiene en cuenta la línea inclinada incisa, apenas marcada (c), que partiendo de un ángulo interno de la base del triángulo interior, corta diagonalmente la faja que queda entre la base del triángulo interior y la del triángulo exterior.

Con esta línea la mandíbula superior termina en forma de gancho angular es decir como si fuera un diente ó un pico encorvado. Abriendo la boca de esta figura y aplicándole un ojo que no tiene en el original nos daría este aspecto (fig. 4) que podemos comparar con el dibujo (fig. 5) donde

Fig. 4.—La cabeza del animal mítico.
Probable reconstrucción.

veremos varias cabezas de animales fantásticos[2] con la boca idéntica; boca que resulta con la aplicación de una línea ó espacio inclinado en la misma dirección que la que aparece incisa en el hacha de Huaycama.

Fig. 5.—Grabado de la parte posterior
de un vaso antropomorfo de Ambato.
Colección Quiroga.

Pero no hay que olvidar que, tanto en las cabezas citadas como en la que nos ocupa, esa línea inclinada sirve también para indicar

Fig. 6.—Cabeza de animal mítico de una
tableta de ofrenda de madera.

los colmillos del animal; y esto puede verse mejor en la figura 6, que representa una cabeza de animal mítico esculpida en madera y que forma el adorno principal de una hermosa tableta de ofrendas de Casabindo, Puna de Jujuy, que poseo en mi colección particular.

Estos animales fantásticos del grupo que he denominado Cate" quiles y que mi amigo Quiroga llamó Huayrapucas, con más ó menos variantes, los hallaremos en la bella serie de los grabados en un vaso (fig. 7), de su colección.

Fig. 7.—Vaso hallado en Ambato y desarrollo de su ornamentación
mostrando los animales míticos del tipo del que adorna el Hacha de Huaycama. Colección Quiroga.
Entre los de esa serie, todos, con la cola levantada y terminada en cabezas de serpiente, vemos que tienden á tomar la forma de cuadrúpedos dentro del convencionalismo del grabado ó del ritual, pues varios de ellos, y en particular los de la segunda fila, muestran, vistos de lado como están representados, el miembro anterior y el posterior lo que nos daría la equivalencia de las cuatro patas del animal.

Esta representación lateral de los cuadripedos la hallamos también en esos curiosos animalitos de las placas pectorales ó frontales de bronce que ya he descripto[3] y cuyos detalles reproduzco

Fig. 5.—Animales míticos que adornan las placas de bronce.

a, de la placa de Chaquiago. Col. Lafone Quevedo.

b, cabeza del anterior vista de lado para mostrar el hocico saliente y casi cuadrado.

c, de la placa de Tolombon. Col. Museo Nacional, donación J. B. Ambrosetti.

(fig. 8). Siendo, como he demostrado, ambas figuras equivalentes aun cuando se presonten en dos formas distintas, ellas nos ilustrarán en este caso especial para cotejarlas con nuestro animal.

En la fig. 8 a, de la hermosa placa de Andalgalá vemos la prolongación en relieve del hocico ó mandíbulas hacia adelante y en la segunda, fig. 8 c, de la placa de Tolombon, que doné al Museo Nacional, encontramos el triángulo excavado, aunque en otra posición, pero con iguales funciones, cual es la de separar las mandibalas.

Pero un caso de identidad aun mayor en la forma de la cabeza y mandíbulas con el animal de nuestra hacha, lo hallaremos grabado en el vientre de una preciosa alfarería de barro negro lustroso del Museo Nacional representando un animal mítico (fig. 9).

Descomponiendo la figura del monstruo y eliminando los enernos superiores, los dos garfios inferiores y la parte adherida al cuello, en una palabra dejando la cabeza libre tendremos la fig. 9a, que en cuanto á su construcción es igual á la cabeza del animal en cuestión como paede verse comparándola con la fig. 3.

Ya el Dr. Quiroga presumió que esta parte del cuerpo, debía ser una cabeza, como resulta ahora, cuando hizo mención en su noticia de que, en lo que él tomó como parte trasera del animal: «allí estaba nuevamente insinuada la cabeza» y lo creyó un monstruo bicéfalo.

Fig. 9.—Tinaja de Andalgalá, negra con grabados. Col. Museo Nacional.
(a) Cabeza simplificada del monstruo que aparece grabado en la tinaja.

Esta sospecha de mi amigo atenda en gran parte lo que se le pudiese reprochar en su noticia.

Estos animales miticos, monstruos de gran cabeza con ó sin patas, variables al infinito, son comunes en los grabados y aún en algunas pinturas sobre vasos calchaquies especialmente de la región de la Cuenca de Londres[4], y su estudio comparativo podrá prestar grandes servicios al conocimiento del simbolismo de este animal; pero el hacha de Huaycama es el primer caso en que se presenta esculpido en piedra, iconografiado en escultura, y debemos el poder estudiarlo á Quiroga, ese cultor fervoroso, sincero y entusiasta de la Arqueología.

A su memoria, que deseo imperecedera entre los estudiosos, ofrezco de nuevo esta hacha, estudiada con el mismo afán, que el indio artista empleó al la brarla, para que ella sirva de ex voto propiciatorio al muerto querido y al colega inolvidable.

Buenos Aires, 10 de Noviembre 1906.



  1. Véase la revista «Estudios» tomo v, pág. 298 y sig.
  2. Este dibujo de E. A. Holmberg, se halla grabado en la parte posterior de un cantarito antropomorfo de Ambato, publicado por Quiroga en su Huayrapuca ó madre del viento en el Bol. Inst. Geogr. Arg. Tomo xx, pág. 128 fig. 17.
  3. En estos mismos Anales: El Bronce en la Región Calchaquí, Tomo ix, pág. 279.
  4. Véase Lafone Quevedo: Viaje Arqueológico en la Región de Andalgalá, Revista del Museo de La Plata, Tomo xii.