El hombre de la situación/Proemio

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PROEMIO.

La vida es un vasto teatro y el mundo con sus anchos mares, con sus elevadas montañas, con sus cielos ya claros y diáfanos ó ya melancólicos y brumosos, con sus palacios sobérbios y sus chozas humildes, es el escenario donde todos nos apresuramos á tomar lugar y á desempeñar nuestro papel: los unos de reyes y conquistadores los otros de patricios esclarecidos, los de mas allá de anacoretas, de varones santos, de sábios profundos, de liberales sinceros, de políticos sagaces, de fanáticos intratables, de mercaderes de conciencia, de saltibanquis y purchinelas en fin, porque la ambicion y la vanidad humana no conocen límites y desean desde lo mas noble y elevado, hasta lo mas abyecto y absurdo. Todos estos actores apenas entran en escena, apenas comienzan á poseerse de su elevado papel cuando la muerte con su risa descarnada, va reduciendo al polvo las púpuras rojas de las dinastías, los gorros encarnados de las repúblicas, las togas negras del foro los trenes relucientes de la riqueza y los actores van desapareciendo como las sombras fugitivas de una linterna de fantasmagoría. —Pulvis et umbra sumus decia Horacio.

Pero de todos estos grandes y pequeños actores quedan á veces en las galerías los retratos de su personal físico; pero de sus costumbres, de su parte moral, de su vanidad, de su miseria, no hay quien hable. Apenas esas páginas aduladoras y apasionadas que les llaman históricas, nos dan idea de las fisonomías de los hombres y de los siglos que van pasando y cambiando como cambian y pasan la mayor parte de los séres y aun de las cosas materiales de esta vida.

Si al paso corto por el sendero del mundo, se puede dejar un bosquejo, una caricatura siquiera de los reyes de grandes narices, de los políticos de obtuso cerebro de los encorvados y humildes caritativos que han encerrado buenas economías en sus cofres, de las notabilidades literarias que han robado à la Fama su gran trompeta y sus tendidas alas, si se logra hacer menos malos con un pintárrajo á los demás cómicos que arrebatan de grado ó por fuerza sus papeles en los dramas sociales, se habrá conseguido al menos.... ¿Qué? nada, absolutamente nada.... El mundo quizá fuera mejor con menos libros, con menos maestros, con menos soldados y con menos gobernantes.... Las generaciones en su rápido tránsito sobre la tierra solo necesitan un poco de pan y un poco de paz: todo es efímero y perecedero cuando no es rídiculo y perjudicial: todo termina breve, todo pasa como sombra, libros, saber, ingenio, virtud, hipocrecía, maldad; todo se reduce en pocos instantes á la nada, al olvido, al polvo. Horacio dice muy bien. Pulvis et umbra sumus.

¿Será este libro lúgubre, melancólico, casi incomprensible como son las líneas de este prólogo? No, seguramente no; al menos no es mi intencion, sino tomar de las cosas, de los tiempos, de los hombres, algunas semejanzas, y reunir el corperto en unas cuantas hojas de papel. Es necesario retratar esactamente á una ó mas personas? Tampoco: el grupo saldrá mejor y mas grotesco tomando la vanidad del uno, el candor del otro, la arrogancia ó la malicia del de mas allá: ó lo que es lo mismo, para formar un todo hermoso, tomarémos los ojos de un ciego, las plernas de un cojo, los brazos de un manco, el vientre de un hidrópico, la dentadura de un octogenario. ¡Qué figura! ¡Qué libro! A propósito: y contestarémos de una vez á preguntas que siempre hacen los aficionados á la lectura ¿El libro es bueno? En esta vila no hay bueno ni malo sino es relativamente, pero de seguro el autor no cree tan malo su libro, cuando lo da á la estampa: los autores que dicen mansa é hipócritamente lo contrario, mienten, ó mas bien, es de creerse que tienen su buena dócis de vanidad encerrada pero mal escondida. ¿Que contiene este libro? Palabras tras de palabras como todos; las unas peor hiladas que las otras. ¿De qué trata este libre? De todo y de nada. Son borrones que un aficionado al dibujo traza en un pliego de papel. ¿Este libro es novela, es historia, ó es cuento? El autor quizo, fué su intencion al menos, dar una idea de algunas de las costumbres de nuestros abuelos, de nuestros padres y de nosotros mismos. Ha desempeñado bien el asunto? Eso está por ver, eso queda á la calificacion de los lectores eso merece un detenido exámen: por lo demás, historias contemporáneas tenemos que parecen cuentos, y cuentos que son verdaderas historias, pero que no se pueden escribir mas que dándoles el carácter frívolo de la novela.

El hijo, pues, feo ó hermoso, una vez que ha nacido, tiene que salir á luz y confiar su suerte á la benevolencia del público: si muere en su temprana edad, nada se habrá perdido, y no habrá hecho mas que seguir la suerte de todas las cosas humanas—Pulvis et umbra sumus.