El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (1608)/Tassa y Prologo

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

TASSA.

Y

o Juan Gallo de Andrada, eſcriuano de Camara del Rey nueſtro ſeñor, de los que reſiden en ſu Conſejo, certifico, y doy fê, que auiendo viſto por los ſeñores del vn libro, intitulado, El ingenioſo Hidalgo de la Mancha, compueſto por Miguel de Ceruantes Saauedra: taſſarõ cada pliego del dicho libro a tres marauedis y medio: el qual tiene ſetenta y tres pliegos, que al dicho precio mõta el dicho libro, dozientos y cincuenta y cinco marauedis y medio, en que ſe ha de vender en papel, y dieron licencia para que a eſte precio ſe pueda vender. Y mãdaron que eſta taſſa ſe ponga al principio del libro, y no ſe pueda vender ſin ella. Y para que dello conſte di la preſente en Valladolid, a veynte dias del mes de Diziẽbre, de mil y ſeyſcientos y quatro años.
Iuan Gallo de Andrada.

Vi eſte libro, intitulado don Quixote de la Mãcha, y en el no ay coſa digna de notar que no correſponda a ſu original. Dada en Madrid en veynte y cinco de Iunio de.1608.años.


El Licenciado Franciſco Murcia
de la Llana.


EL REY.

P

Or quanto por parte de vos Miguel de Ceruantes, nos fue fecha relacion, q̃ auiades com pueſto vn libro, intitulado, El ingenioſo Hidalgo de la Mãcha, el qual os auia coſtado mucho trabajo, y era muy vtil y prouechoſo, nos pediſtes, y ſuplicaſtes, os mandaſſemos dar licẽcia y facultad, para le poder imprimir: y priuilegio por el tiempo q̃ fueſſemos ſeruidos, o como la nueſtra merced fueſſe. Lo qual viſto por los del nueſtro Conſejo, por quãto en el dicho libro ſe hizieron las diligencias que la prematica vltimamente por nos fecha, ſobre la impreſsion de los libros diſpone, fue acordado, que deuiamos mandar dar eſta nueſtra cedula para vos en la dicha razon, y nos tuuimoslo por bien. Por la qual, por os hazer bien y merced, os damos licencia y facultad, para q̃ vos, ò la perſona que vueſtro poder huuiere, y no otra alguna, podays imprimir el dicho libro, intitulado, El ingenioſo Hidalgo de la Mancha, q̃ de ſuſo ſe haze menciõ, en todos eſtos nueſtros Reynos de Caſtilla, por tiempo y eſpacio de diez años, que corran, y ſe cuentẽ, deſde el dicho dia dela data deſta nueſtra cedula. So pena, que la perſona, o perſonas, que ſin tener vueſtro poder lo imprimiere, o vendiere, o hiziere imprimir, o vender, por el meſmo caſo pierda la impreſſion que hiziere, con los moldes, y aparejos della: y mas incurra en pena de cincuenta mil marauedis, cada vez q̃ lo cõtrario hiziere. La qual dicha pena, ſea la tercia parte para la perſona que lo acuſare: y la otra tercia parte, para nueſtra camara: y la otra tercia parte, para el juez que lo ſentenciare. Con tanto, que todas las vezes que huuieredes de hazer imprimir el dicho libro, durante el tiempo de los dichos diez años, le traygays al nueſtro Conſejo, juntamente con el original que en el fue viſto, que va rubricado cada plana, y firmado al fin del, de Iuã Gallo de Andrada, nueſtro eſcriuano de camara, de los que en el reſiden, para ſaber ſi la dicha impreſsion eſtâ conforme el original: o traygays fê en publica forma, de como por Corretor nombrado por nueſtro mandado, ſe vio, y corrigio la dicha impreſsion por el original, y ſe imprio conforme a el, y quedan impreſſas las erratas por el apuntadas, para cada vn libro de los que aſsi fueren impreſſos, para que ſe taſſe el precio que por cada volumen huuieredes de auer. Y mandamos al Impreſſor que aſsi imprimiere el dicho libro, no imprima el principio, ni el primer pliego del, ni entregue mas de vn ſolo libro, con el original al Autor, o perſona a cuya coſta lo imprimiere, ni otro alguno, para efeto de la dicha correcion, y taſſa, haſta q̃ antes, y primero el dicho libro eſtê corregido, y taſſado por los del nueſtro Conſejo: y eſtando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho principio, y primer pliego: y ſuceſsiuamente ponga eſta nueſtra cedula, y la aprouaciõ, taſſa, y erratas, ſo pena de caer, ê incurrir en las penas contenidas en las leyes, y prematicas deſtos nueſtros Reynos. Y mandamos a los del nueſtro Conſejo, y a otras qualeſquier juſticias dellos, guarden, y cumplan eſta nueſtra cedula, y lo en ella contenido. Fecha en Valladolid, a veynte y ſeys dias del mes de Setiembre, de mil y ſeyſcientos y quatro años.


YO EL REY.


Por mandado del Rey nueſtro ſeñor.


Iuan de Amezqueta.



E

V EL Rey, Fazo ſaber a os que eſte aluara vieren, que eu hei por ben de fazer merced a Miguel de Ceruantes de Saauedra, de le dar licença para que poſſa imprimir nos meus Reynos de Portugal, ò liuro intitulado, Ingenioſo Hidalgo don Quixote de la Mancha. E iſto por tẽpo de dez anos, que començaraon da feytura deſte em diante. Dentro do qual tempo hei por ben, è mando, que nehũ Impreſſor, nem liureiro, nem otra alguã peſoa de qualquier calidad, ê condiçaõ que ſeia non poſſaõ imprimir nem vender o dito liuro, nos ditos meus Reynos, é ſenhorios, nem traçellos de fora delles, ſaluo aquellos libreiros, ou peſſoas q̃ para iſſo tiurem poder, ê licẽça do dito Miguel de Ceruantes. E qualquier outra peſoa que ſin ſua licença imprimir, vender, ou traxer de fora o dito liuro, durante os ditos dez anos, perdera pera elle todos os bolumes q̃ lle foren achados: e alẽ diſſo encorrera en pena de cinquenta cruzados: á metade para minha Camara, ê otra metade pera quen o acuſar. E mando a todas minhas juſtiças, oficiaes, ê peſoas dos deſtos meus Reynos, ê ſenhorios a q̃ eſte aluara for moſtrado, e o conheceimento delle pertenecer, que o cumpraõ, e guarden, e façaõ inteiramẽte cumprir e guardar, como nelle ſe cõthem. O qual quero que vala, tenha força, e vigor, como ſe foſſe carta per mi aſinada, e paſſada pela Cancelleria, ſen embargo da ordenaçaom do ſegundo liuro, titul.40. que diz, que as coſas cuyo effeito ouer de durar maes de hũ anno, paſſe per cartas: e paſſando por aluaras naon va Kaõ: e vallera outroſi, poſto que naõ ſeia paſſado pilla Chanzilleria, ſin embargo da ordenazaon en contrario. Antonio Campello o fez, en Valladolid, noue de Febreyro, de mil ſeyſcientos e ſinco anos.


REY.


AL DVQVE DE
BEIAR, MARQVES DE
Gibraleon, Conde de Benalcaçar, y
Bañares, Vizconde de la Puebla de
Alcozer, Señor de las villas
de Capilla, Curiel, y
Burguillos.

E

N FE Del buen acogimiento, y honra, que haze vueſtra Excelencia a toda ſuerte de libros, como Principe tã inclinado a fauorecer las buenas artes, mayormẽte, las q̃ por ſu noblez a no ſe abate al ſeruicio y grangerias del vulgo, he determinado de ſacar a luz al ingenioſo hidalgo don Quixote de la Mancha, al abrigo del clariſsimo nõbre de vuestra Excelencia, a quien, con el acatamiento que deuo a tanta grãdeza, ſuplico, le reciba agradablemente en ſu proteccion, para que a ſu ſombra, aunque deſnudo de aquel precioſo ornamẽto de elegancia, y erudicion, de que ſuelen andar veſtidas las obras que ſe componẽ en las caſas de los hombres que ſaben, oſè parecer ſeguramẽte en el juyzio de algunos, que no conteniẽdoſe en los limites de ſu ignorancia, ſuelẽ condenar con mas rigor, y menos juſticia los trabajos agenos, que poniendo los ojos la prudẽcia de vueſtra Excelencia en mi buen deßeo, fio, que no deſdeñarà la cortedad de tan humilde ſeruicio.
Miguel de Ceruantes
Saauedra.



Prologo.

D

ESOCVPADO Lector, ſin juramento me podras creer, que quiſiera que eſte libro como hijo del entendimiento, fuera el mas hermoſo, el mas gallardo, y mas diſcreto que pudiera imaginarſe. Pero no he podido yo contrauenir la orden de naturaleza, que en ella cada coſa engendra ſu ſemejante. Y aſsi, que podia engendrar el eſteril, y mal cultiuado ingenio mio, ſino la hiſtoria de vn hijo ſeco, auellanado, antojadizo, y lleno de penſamientos varios, y nunca imaginados de otro alguno: bien como quien ſe engendrô en vna carcel, donde toda incomodidad tiene ſu aſsiento, y dõde todo triſte ruydo haze ſu habitacion? El ſoſsiego, el lugar apazible, la amenidad de los campos, la ſerenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del eſpiritu, ſon grande parte para q̃ las muſas mas eſteriles, ſe mueſtren fecundas, y ofrezcan partos al mundo, que le colmen de marauilla, y de contento. Acontece tener vn padre vn hijo feo, y ſin gracia alguna, y el amor que le tiene, le pone vna venda en los ojos, para que no vea ſus faltas: antes las juzga por diſcreciones, y lindezas, y las cuẽta à ſus amigos por agudezas y donayres. Pero yo, que aunque parezco padre, ſoy padraſtro de don Quixote, no quiero yrme con la corriente del vſo, ni ſuplicarte, caſi con las lagrimas en los ojos, como otros hazen, Lector cariſsimo, que perdones, o diſsimules las faltas q̃ en eſte mi hijo vieres: y pues ni eres ſu pariente, ni ſu amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo, y tu libre aluedrio como el mas pintado, y eſtas en tu caſa, donde eres ſeñor de la, como el Rey de ſus alcaualas, y ſabes lo que comunmente ſe dize, que debaxo de mi manto, al Rey mato. Todo lo qual te eſſenta, y haze libre de todo reſpeto, y obligacion: aſsi puedes dezir de la hiſtoria, todo aquello que te pareciere, ſin temor que te caluniẽ por el mal, ni te premien por el bien que dixeres della.

Solo quiſiera dartela monda, y deſnuda, ſin el ornato de Prologo, ni de la inumerabilidad, y catalogo de los acoſtumbrados Sonetos, Epigramas, y elogios q̃ al principio de los libros ſuelen ponerſe. Porque te ſe dezir, q̃ aunque me coſtô algun trabajo componerla, ninguno tuue por mayor, que hazer eſta prefacion que vas leyendo. Muchas vezes tomê la pluma para eſcriuilla, y muchas la dexê, por no ſaber lo que eſcriuiria: y eſtando vna ſuſpenſo con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete, y la mano en la mexilla, penſando lo que diria, entrò à deshora vn amigo mio, gracioſo, y bien entendido. El qual viendome tan imaginatiuo, me preguntô la cauſa: y no encubriendoſela yo, le dixe, que penſaua en el Prologo que auia de hazer à la hiſtoria de don Quixote, y que me tenia de ſuerte, que ni queria hazerle, ni menos ſacar a luz las hazañas de tan noble cauallero. Porque como quereys vos que no me tenga confuſo, el que dirà el antiguo legislador, que llaman vulgo, quando vea que al cabo de tantos años como ha q̃ duermo, en el ſilencio del oluido, ſalgo aora con todos mis años acueſtas, con vna leyenda ſeca como vn eſparto, agena de inuencion, menguada de eſtilo, pobre de concetos, y falta de toda erudicion, y dotrina: ſin acotaciones en las margenes, y ſin anotaciones en el fin del libro, como veo que eſtan otros libros, aunque ſean fabuloſos, y profanos, tan llenos de ſentencias de Ariſtoteles, de Platon, y de toda la caterua de Filoſofos, que admiran à los leyentes, y tienen à ſus autores por hombres leydos, eruditos, y eloquentes? Puesque quando citan la diuina Eſcritura, no diran ſino que ſon vnos ſantos Tomaſes, y otros Doctores de la Igleſia, guardando en eſto vn decoro tan ingenioſo, que en vn renglon han pintado vn enamorado diſtraydo, y en otro hazen vn ſermoncico Chriſtiano, que es vn contento, y vn regalo, oyrle, o leelle. De todo eſto ha de carecer mi libro, porque ni tẽgo que acotar en el margen, ni que anotar en el fin, ni menos ſe que autores ſigo en el, para ponerlos al principio, como hazen todos, por las letras del A. B. C. Començando en Ariſtoteles, y acabando en Xenofonte, y en Zoyto, o Zeuxis, aunque fue maldiciente el vno, y pintor el otro. Tambien ha de carecer mi libro de Sonetos al principio, alomenos de Sonetos, cuyos autores ſean Duques, Marqueſes, Contes, Obiſpos, Damas, o Poetas celeberrimos. Aunque ſi yo los pidieſſe à dos, o tres oficiales amigos, yo ſe que me los darian, y tales, que no les ygualaſſen los de aquellos que tienẽ mas nombre en nueſtra Eſpaña.

En fin ſeñor, y amigo mio (proſegui) yo determino, que el ſeñor don Quixote ſe quede ſepultado en ſus archiuos en la Mancha, haſta que el cielo depare quien le adorne de tantas coſas como le faltan, porque yo me hallo incapaz de remediarlas, por mi inſuficiencia, y pocas letras: y porque naturalmente ſoy poltron, y perezoſo, de andarme buſcando autores, que digan lo que yo me ſe dezir ſin ellos. De aqui nace la ſuſpenſion, y eleuamiẽto en que me hallaſtes, baſtante cauſa para ponerme en ella, la que de mi aueys oydo. Oyendo lo qual mi amigo, dandoſe vna palmada en la frente, y diſparando en vna larga riſa, me dixo: Por Dios hermano, que aora me acabo de deſengañar, de vn engaño en que he eſtado, todo el mucho tiẽpo que ha que os conozco, en el qual ſiempre os he tenido por diſcreto, y prudente, en todas vueſtras acciones. Pero aora veo, que eſtays tan lejos de ſerlo, como lo eſtâ el cielo de la tierra.

Como, que es poſsible, que coſas de tan poco momento, y tan faciles de remediar, puedan tener fuerças de ſuſpender, y abſortar vn ingenio tan maduro como el vueſtro, y tan hecho à romper, y atropellar por otras dificultades mayores? Alafe, eſto no nace de falta de abilidad, ſino de ſobra de pereza, y penuria de diſcurſo. Quereys ver ſi es verdad lo que digo? Pues eſtadme atẽto, y vereys como en vn abrir, y cerrar de ojos, confundo todas vueſtra dificultades, y remedio todas las faltas que dezis que os ſuſpenden, y acobardan, para dexar de ſacar á la luz del mundo, la hiſtoria de vueſtro famoſo dõ Quixote, luz, y eſpejo de toda la caualleria andante. Dezid, le repliquê yo, oyendo lo que me dezia: De que modo penſays llenar el vazio de mi temor, y reduzir â claridad, el caos de mi confuſsion? A lo qual el dixo: Lo primero en que reparays de los Sonetos, Epigramas, o Elogios, que os faltan para el principio, y que ſean de perſonages graues, y de titulo, ſe puede remediar, en que vos miſmo tomeys algun trabajo en hazerlos, y deſpues los podeys bautizar, y poner el nombre que quiſieredes, ahijandolos al Preſte Iuan de las Indias, o al Emperador de Trapiſonda: de quien yo ſe que ay noticia, que fuerõ famoſos Poetas: y quando no lo ayan ſido, y huuiere algunos pedantes, y bachilleres, que por detras os muerdan, y murmuren deſta verdad, no ſe os de dos marauedis, porque ya que os aueriguen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo eſcriuiſtes.

En lo de citar en las margenes los libros, y autores de donde ſacaredes las ſentencias, y dichos que puſieredes en vueſtra hiſtoria, no ay mas, ſino hazer de manera que vengã a pelo algunas ſentencias, o latines, que vos ſepays de memoria: o alomenos q̃ os cueſten poco trabajo el buſcallo. Como ſera poner, tratando de libertad, y cautiuerio. Non bene pro toto libertas venditur auro. Y luego en el margẽ citar à Horacio, o a quien lo dixo. Si trataredes del poder de la muerte, acudir luego con, Pallida mors æquo pulſat pede pauperum tabernas, Regũque turres. Si de la amiſtad, y amor que Dios manda que ſe tenga à el enemigo, entraros luego al punto por le Eſcritura diuina, que lo podeys hazer con tantico de curioſidad, y dezir las palabras por lo menos, del miſmo Dios. Ego autem dico vobis, diligite inimicos veſtros. Si trataredes de malos penſamientos, acudid con el Euangelio. De corde exeunt cogitationes malæ. Si de la inſtabilidad de los amigos, aî eſtà Caton que os darà ſu diſtico. Donec eris felix, multas numerabis amicos, tempora ſi fuerint nubi la ſolus eris. Y con eſtos latinicos, y otros tales os tendran ſi quiera por Gramatico, que el ſerlo no es de poca honra, y prouecho el dia de oy. En lo que toca el poner anotaciones al fin del libro, ſeguramente lo podeys hazer deſta manera. Si nombrays algun Gigante en vueſtro libro, hazelde que ſea el Gigante Golias, y con ſolo eſto (que os coſtarâ caſi nada) teneys vna grande anotaciõ, pues podeys poner: El Gigante Golias, o Goliat, fue vn Filiſteo, a quien el paſtor Dauid matò vna gran pedrada, en el valle de Terebinto, ſegun ſe guenta en el libro de los Reyes, en el capitulo que vos hallaredes que ſe eſcriue.

Tras eſto, para moſtrarmos hombre erudito en letras humanas, y Coſmografo, hazed de modo como en vueſtra hiſtoria ſe nombre el rio Tajo, y vereysos luego con otra famoſa anotacion, poniendo: El rio Tajo, fue aſsi dicho por vn Rey de las Eſpañas: tiene ſu nacimiento en tal lugar, y muere en el mar Oceano, beſando los muros de la famoſa Ciudad de Lisboa: y es opinion que tiene las arenas de oro, &c. Si trataredes de ladrones, yo os dare la hiſtoria de Caco, que la ſe de coro. Si de mugeres rameras, aî eſtâ el Obiſpo de Mondoñedo, q̃ os preſtarà a Lamia, Layda, y Flora, cuya anotacion os darà grã credito. Si de crueles, Ouidio os entregará a Medea. Si de encantadores, y hechizeras, Homero tiene a Calipſo, y Virgilio a Circe. Si de Capitanes valeroſos, el miſmo Iulio Ceſſar os preſtara á ſi miſmo en ſus Comentarios, y Plutarco os darà mil Alexandros. Si trataredes de amores, con dos onças que ſepays de la lengua Toſcana, topareys con Leon Hebreo, que os hincha las medidas. Y ſino quereys andaros por tierras eſtrañas, en vueſtra caſa teneys á Fonſeca del amor de Dios, donde ſe cifra todo lo que vos, y el mas ingenioſo acertare à deſſear en tal materia. En reſolucion, no ay mas, ſino que vos procureys nombrar eſtos nombres, o tocar eſtas hiſtorias en la vueſtra, que aqui he dicho, y dexadme â mi el cargo de poner las anotaciones, y acotaciones, que yo os voto â tal de llenaros los margenes, y de gaſtar quatro pliegos en el fin del libro.

Vengamos aora â la citacion de los autores que los otros libros tienen, que en el vueſtro os faltan. El remedio que eſto tiene es muy facil, porque no aueys de hazer otra coſa, que buſcar vn libro que los acote todos, deſde la A. haſta la Z. como vos dezis. Pues eſſe miſmo abecedario pondreys vos en vueſtro libro. Que pueſto que à la clara ſe vea la mentira, por la poca neceſsidad que vos teniades de aprouecharos dellos, no importa nada: y quiça alguno aurà tan ſimple, que crea que de todos os aueys aprouechado, en la ſimple, y ſencilla hiſtoria vueſtra. Y quando no ſirua de otra coſa, por lo menos ſeruirà aquel largo Catalogo de autores à dar de improuiſo autoridad al libro. Y mas, que no aurá quien ſe ponga à aueriguar, ſi los ſeguiſtes, o no los ſeguiſtes, no yendole nada en ello. Quanto mas, que ſi bien caygo en la cuenta, eſte vueſtro libro no tiene neceſsidad de ninguna coſa de aquellas que vos dezis que le falta, porque todo el es vna inuectiua contra los libros de cauallerias, de quien nunca ſe acordò Ariſtoteles, ni dixo nada ſan Baſilio, ni alcançô Ciceron. Ni caen debaxo de la cuenta de ſus fabuloſos diſparates las puntualidades de la verdad, ni las obſeruaciones de la Aſtrologia: ni le ſon de importancia las medidas Geometricas, ni la confutacion de los argumentos de quien ſe ſirue la Retorica: ni tiene para que predicar â ninguno, mezclando lo humano con lo diuino, que es vn genero de mezcla, de quien no ſe ha de veſtir ningun Chriſtiano entendimiento. Solo tiene q̃ aprouecharſe de la imitacion, en lo que fuere eſcriuiendo, que quanto ella fuere mas perfeca, tanto mejor ſerà lo que ſe eſcriuiere. Y pues eſta vueſtra eſcritura no mira â mas, que â deshazer la autoridad, y cabida, que en el mundo, y en el vulgo tienen los libros de cauallerias, no ay para que andeys mendigando ſentencias de filoſofos, conſejos de la diuina Eſcritura, fabulas de Poetas, oraciones de Retóricos, milagros de ſantos: ſino procurar que â la llana, con palabras ſignificantes, honeſtas, y bien colocadas ſalga vueſtra oracion, y periodo, ſonoro, y feſtiuo. Pintando en todo lo que alcançaredes, y fuere poſſible vueſtra intencion, dando â entender vueſtros conceptos, ſin intricarlos, y eſcurecerlos. Procurad tambien, que leyendo vueſtra hiſtoria, el malencolico ſe mueua â riſa, el riſueño la acreciente, el ſimple no ſe enfade, el diſcreto ſe admire de la inuencion, el graue no la deſprecie, ni el prudente dexe de alabarla. En efecto, lleuad la mira pueſta à derribar la maquina malfundada deſtos cauallereſcos libros, aborrecidos de tãtos, y alabados đ muchos mas: q̃ ſi eſto alcançaſſedes, no auriades al cançado poco. Cõ ſilẽcio grãde eſtuue eſcuchando, lo q̃ mi amigo me dezia, y de tal manera ſe imprimierõ en mi ſus razones, que ſin diſputa, las aprouê por buenas, y de ellas miſmas quiſe hazer eſte Prologo. En el qual veras, Lector ſuaue, la diſcrecion de mi amigo, la buena ventura mia, en hallar en tiempo tan neceſsitado tal cõſegero, y el aliuio tuyo, en hallar tan ſincera, y tan ſin rebueltas, la hiſtoria del famoſo don Quixote de la Mancha: de quien ay opinion por todos los habitadores del diſtrito del campo de Montiel, que fue el mas caſto enamorado, y el mas valiente cauallero, q̃ de muchos años a eſta parte ſe vio en aquellos contornos. Yo no quiero encarecerte el ſeruicio que te hago, en tarte a conocer tan notable, y tan honrado cauallero: pero quiero que me agradezcas el conocimiento que tendras, del famoſo Sancho Pança ſu eſcudero, en quien a mi parecer te doy cifradas todas las gracias eſcuderiles, que en la caterua de los libros vanos de cauallerias, eſtan eſparzidas. Y con eſto, Dios te dé ſalud, y à mi no oluide.

(?)

VALE.