El león enjaulado
El león enjaulado
El Ayuntamiento de Madrid ha tenido una idea feliz y oportuna: la de reorganizar el Parque zoológico del Retiro, llamado por el vulgo la Casa de Fieras. En todas las grandes poblaciones hay una colección de animales exóticos que divierten y enseñan a las muchedumbres con sus saltos, sus rugidos, su graznar y sus vuelos. En España estamos privados de ese recreo. El Parque de Barcelona es malo; el de Madrid peor. La falta de curiosidad y de imaginación, se ha revelado en esto como en tantos detalles de la vida. Hemos perdido las colonias que descubrimos, sin que nadie intentara, por vía oficial o particular, traer algunos ejemplares de la fauna riquísima de ellas, y hemos tenido que ir a Londres, a París, a Berlín o a Francfort para ver cómo son los tipos más interesantes de los habitadores de los bosques y estepas de Asia, África, América y Oceanía.
Representante de los huéspedes de la Casa de Fieras es el león valetudinario que so arrastra en la jaula, lanzando de cuando en cuando débil queja, más señal de dolor que de poderío clausurado. Le vimos de niños, le hemos mostrado a nuestros hijos y a nuestros nietos, y a través de las generaciones, el rey de las selvas nos ha dado una sensación de ruindad y de pobreza, modo de que las nociones más bellas y conmovedoras se truequen en siniestras caricaturas.
No sé lo que hará el Municipio de Madrid, el cual es capaz de todo lo grande cuando se empeña, y de todo lo deplorable cuando se descuida.
Lo que sí creo es que la nueva organización del Parque Zoológico ha de modificar el viejo estilo. Ya no ha de otorgarse el lugar de honor al león, la fiera brava y noble. Él significaba el romanticismo de Chateaubriand y de Zorrilla.
Ahora la fiera que está de moda es el tigre.