El licenciado Periquín/Capítulo III
Capítulo III - De la comadreja
Comadreja es un animal como ardilla o urón. Dízese della que tiene una propiedad terrible, que es concebir por el oýdo y parir por la boca: no sé yo aya otro animal en el mundo que tal parto tenga. De la vívora se dize que concibe por la boca; si no pare por ella, es porque la ferozidad de los vivoreznos no aguarda a salir uno tras otro y hazen en el vientre de su madre por donde salir todos juntos: fuera de que, paga el aver muerto a su padre vencida del demasiado deleyte. En fin, concibe este animal por el oýdo. ¿Quién duda sino que parirá más de lo que ha concebido? De estos partos los hermanos que juntos nacen son tan parecidos que se puede tener el uno por el otro, y todos los que de allí adelante nacieren lo serán como hijos concebidos por oýdo y que nacieron por la boca. Fuera de que, paren muy a menudo, que es el diablo aver concebido una vez.
Salen todos estos hijos con sus figuras, abiertos los ojos, sin ningún miembro menos. No se parece en esto al oso, que ha menester la madre lamelle para formarle las figuras y darle gritos para que despierte, como avisándole que está en el mundo; pero estos otros hijos de tal manera nacen que ya pueden ser padres. Parece que les llegó naturaleza el nombre a la propiedad del animal: concibe por el oýdo, pare por la boca, pues llámese comadreja.
Tiene, demás desto, otra propiedad, y es que está muy poco preñada. Harto bueno es esso, para parir dos de una vez, sobre parir muy a menudo, es fuerça que sea grande el número de tan dañosos animales. Y ay quien diga que machos y hembras todos conciben. De derecho les viene ser fiscales de la nobleza de los demás animales, oficio ni útil ni provechoso. No sé yo, a lo menos, que se pueda medrar cosa buena del estudio de linages agenos, propio exercicio deste animal. Pues, yo os asseguro, señora comadreja, que no falte quien estudie el vuestro, y quiçá será el mismo hijo que vos paristes, enfermedad que no tiene declinación, antes va en aumento.
Baxa cosa, y aun por serlo tanto, no se le puso nombre de varón sino de hembra, y désse la sisó algo, pues no dixo la comadre, antes la comadreja. Grande lástima es que aya comadrejas machos, terrible animal. ¿Qué remedio contra él? Ninguno, porque concibe y pare. ¿Y los demás no hazen esso? Sí, mas no por el oýdo y boca. Harto necessario era, porque los animales ponçoñosos pican, y el que más se adelanta en ella mata con la vista, mas por lo menos mata lo que ve; pero la comadreja lo que no ha visto y quiçá no verá en su vida, y lo puede matar estando mil o dos mil leguas dello.
Yo no sé por qué no avían de yr a caça de animales tan dañosos, que ésse solo es el remedio que ay, y, cogiéndolos, matarlos, que, quando todos no se cacen, será menos el daño no siendo el número. Mas una cuchillada el tiempo y el arte la curan, pero herida que deste parto nace siempre está corriendo sangre y pocas vezes se satisfaze como deve; y quando bien se satisfaga, ¿quién sabe si dexará de parir el que concibió? Tengo para mí que muy raras vezes, pues, mueran animales en quien la medicina no es cura: y díganos el capítulo siguiente la propiedad de unas parientes muy cercanas a éstos.