Elementos de economía política: 39
Apariencia
§. IV. Comparación del valor de los metales-monedas. Monedas de cobre.
[editar] 287. Según las cifras que presenta M. de Humboldt, parece que se extrae anualmente 45 ó 46 veces menos oro que plata; por otra parte, la relación del valor del oro con el de la plata en nuestras monedas (las francesas) no es más que como 15 ½ a 1, es decir, que se puede pagar una deuda con uno u otro de estos metales, dando indiferentemente 15 ½, gramos de plata o 1 gramo de oro; de donde resulta que el valor respectivo de estos dos metales no proviene solamente de las cantidades respectivas que se obtienen de los laboreos, sino de sus gastos de reproducción combinados con las necesidades de los consumidores. En efecto, esas cifras indican que el oro es, con corta diferencia, tres veces (15/13) menos buscado que la plata; porque su alto precio, comparativamente con el de la plata, le pone al alcance de un número menor de consumidores. La plata tiene cualidades de que carece el oro; es menos pesada y menos consistente, y esto explica como las personas, a quienes una gran riqueza permitiría tener indiferentemente muebles o adornos de uno u otro de aquellos metales, prefieren la plata o el cobre dorado. El oro es, además, tan dúctil y divisible, que una pequeñísima cantidad basta para comunicar su brillante color a una multitud de objetos.
288. El oro y la plata, en virtud de la diversidad de su naturaleza y de sus usos, son dos mercancías que no pueden tener entre sí una relación invariable y exacta. «Cuando se hace decir a nuestras leyes que cuatro piezas de 5 francos valen tanto como una pieza de oro de 20, se les hace decir una mentira.» (Say.) Así se explica el agio que hay casi siempre en los diversos países entre la moneda de oro y la de plata. En realidad, cada nación no tiene más que uno de los dos metales por moneda. En Francia, como un gramo de oro vale algo más que 15 ½ gramos de plata adoptados en la correspondencia legal, se prefiera pagar en plata: en Inglaterra sucede lo contrario.
289. Todavía no se ha explicado la elección espontánea que han hecho diversas naciones en diversas épocas de un metal con preferencia a otro. Adan Smith cree simplemente que han preferido el metal que les ha servido primero de instrumento de comercio. ¿En qué consiste, por ejemplo, que en nuestros días el oro afluye a Inglaterra y la plata se concentra en Francia? Sin duda que la mayor riqueza de los ingleses opulentos o de la clase media, y la mayor circulación monetaria que ocasionan sus negocios, han contribuido a producir ese resultado y a hacer preferir aquél de los dos metales que goza en más alto grado de las cualidades que hemos asignado a la moneda. El sistema monetario inglés es evidentemente superior, pero es dudoso si convendría adoptarle legislativamente en todos los países civilizados, si la diversidad en los metales-monedas contribuye o no a mantener una cierta regularidad en el surtido de los Estados, y en fin, si hay bastante oro en el mundo para atender a las necesidades de la circulación metálica, hoy que los negocios han tomado tanto vuelo.
290. Después del oro y la plata, los demás metales-monedas han dado hasta ahora ocasión a consideraciones poco importantes. Ya hemos dicho lo bastante acerca del platino, y sólo añadiremos algunas palabras para indicar el oficio del cobre. Las piezas de cobre, ya lo hemos dicho, no son una mercancía-moneda con un valor intrínseco correspondiente al valor de las cosas que con ellas se compran; no son, propiamente hablando, más que signos que representan las fracciones de la unidad monetaria, demasiado pequeñas para que puedan representarse con plata. Ahora bien, un signo no necesita valer lo que representa, cuando siempre se halla medio de cambiarle por un valor igual de oro o de plata. En Francia, en las cobranzas no hay obligación de recibir arriba de 5 francos en piezas de cobre o de vellón (cobre mezclado con un poco de plata): esas piezas, aunque sirven de moneda, no son verdaderas monedas, y habría algún inconveniente en que circulasen por el público más de las necesarias, y en que los particulares las acumulasen en sus arcas [1].
- ↑ El cobre no es moneda legal en Inglaterra sino hasta el completo de un chelín. Es un rasgo característico de las costumbres de aquel pueblo el que, desde la reforma de los correos, los sellos de franqueo de las cartas que expide el Gobierno sirven de moneda y reemplazan al cobre. (Lo propio sucede hoy en España.) Hace mucho tiempo que en las tiendas no se dan allí a los compradores las piezas de este metal sino envueltas en un papel.