Ensayo de una historia de Orizaba: Cuarta parte: Capítulo X

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época



X.


Esfuerzos del vecindario en favor de Orizaba.—Fundacion de la capilla de los Dolores.—Disputas con Jalapa, á causa de las Ferias.—Orizaba, mediante la constancia de sus hijos de entonces, logra algunas ventajas.




No presentaban muy lisongero aspecto los asuntos locales de Orizaba en los tiempos á que llegamos de nuestra, acaso, difusa y molesta narracion. Habia experimentado—como dicho se está[1]—notables menguas en el comercio, ramo de que recibia y recibe su vitalidad aun en nuestros dias. Como debe comprenderse la agregacion de las familias de Santa Anita no tuvo mas importancia que aumentar la poblacion. Apesar de la estrechez de aquellos tiempos, los hijos naturales y adoptivos de Orizaba no se desalentaban. Ménos civilizados acaso que nosotros, pero mas interesados en el bienestar comun, fuente inagotable de ventura para cada quien ó llamese particular, procuraban que el pueblo de Orizaba, como se le llamaba en esa época, diera muestras de grandeza, acosta de su laudable y buen deseo, para colocarle en un lugar preeminente y distinguido.

¡Contraste singular! Aquellas generaciones beneméritas—diga la ignorancia lo que guste—sin ruido ni estrépito, apesar de sus preocupaciones, como se apoda hoy á las creencias mas santas y benéficas, procuraban engrandecer al lugar en que nacian ó tenian las relaciones sociales mas íntimas de la familia ó la amistad.

Entanto que desmayaba el comercio, los orizabeños se alentaban mas y mas, y nunca se abandonaron al desaliento. Su fé religiosa los hacia levantar templos, y sus deseos de bienestar particular les inspiraban arbitrios y recursos para procurarselo honradamente.

La Capilla ó Iglesia de los Dolores se comenzó en 1720. El punto elegido entonces para fundarla estaba completamente desierto: la Capilla comenzó á levantarse en medio de llano, limitado al S. por algunas casas de la antigua Calle Real Vieja, y al N. por las chozas de los pocos indios que aun permanecian en el barrio de Omiquila ó Guadalupe. Grave fué el error de los que dirigieron la obra, al escoger el punto en que está la iglesia; porque sin disputa fué, en gran parte, el orígen de la irregularidad de la calle principal. Sin embargo, parece que al edificarla allí, se pensó en formar una plazuela, con lo que se explica la escesiva anchura que la calle tiene frente á la Capilla. Despues la desidia y la poca eficacia en vigilar, dió por resultado que se que se construyeran por ese rumbo las casas sin observar ninguna regularidad. En esta misma fecha el vecindario solicitó del Rey el privilegio de que en Orizaba se celebraran las ferias que en México se efectuaban á la llegada de los cargamentos de España, y logró alcanzarlo en 1725.

Con este fin, desde 1716, se edificó la casa que está situada en la calle principal, sirve de almacen de tabacos, para guardar en ella todos los cargamentos: á Orizaba ocurrian á surtirse de efectos todos los pueblos de los contornos, y aun de Puebla, Oaxaca y otras ciudades importantes.

El vecindario, en 1724, quiso darle una sancion oficial, y pretendió una órden para celebrar las ferias esclusivamente en Oriraba.

El Rey D. Felipe V, primero de la dinastía de Borbon en España, en 26 de Noviembre espidió la real cédula que sigue: “He resuelto á consulta del referido mi consejo de 10 del presente mes, que para obviar estos y otros muchos inconvenientes que de hacerse las ferias en la ciudad de México se siguen y se logre la conveniencia de ambos comercios, se celebren desde ahora en adelante en el pueblo de Orizaba; por ser temperamento templado, situado en territorio llano, tener casas suficientes donde se puedan almacenar las ropas sin riesgo de averia, y estar en mas proporcionada mediacion entre la de Veracruz y esa ciudad, etc.”

Por decreto del Marqués de Casa—Fuerte de 13 de Abril de 1725, se publicó esta real órden por bando solemne. Un extraordinario la trajo á Orizaba y la puso en manos del Alcalde mayor D. Antonio de Eliza.

La publicacion se hizo con todos los requisitos legales: el pueblo dió una corrida de toros: las casas se empabezaron y en la noche hubo una iluminacion general. Pronto se cambió este conténto en pesadumbre y despecho.


Orizaba habia arrebatado á Jalapa aquel privilegio que gozaba desde 1720. Los comerciantes de Veracruz influyeron poderosamente en desvirtuar la órden. La mayor parte de ellos tenian algunas posesiones en Jalapa, á donde iban á pasar la estacion mas calurosa del año, con sus familias. Las influncias, pues, lograron que los cargamentos se almacenaran en Jalapa, que llegó á llamarse de la Feria, por esta causa, y cuyo nombre le daban los orizabeños con cierta ironía y malignidad.

Fácil es comprender cuanto habria influido en el bienestar de Orizaba la realizacion de sus deseos, cuando Jalapa, que en 1719 era muy insignificante, y vino á aumentar “desde el siguiente,—como dice el autor de su Estadística,—en que por la vez[2] primera se verificó en ella la feria de las flotas.”

No fué bastante este contratiempo para desalentar á los orizabeños: comprendian que las ferias debian ser un gran aliciente para los adelantos de su pueblo; pero una vez malogrados sus intentos pusiéronse á discurrir otros medios que le proporcionaran vida y energía.

Lograron establecer una segunda feria, al fin, para las poblaciones de las Mixtecas, que aquí y no en Jalapa, tenian mas oportunidad de surtirse de los efectos europeos mas indispensables.

Los vecinos principales que en Orizaba figuraban en aquel tiempo, procuraban por el bienestar particular suyo; mas sin olvidarse jamás del de sus conciudadanos. No vacilamos en decirlo; aquellos viejos rancios, sin menos alardes de patriotismo, hacian é hicieron realmente mas y con mucho, que nosotros, tan aficionados y amantes del progreso.

Muchas personas acomodadas comenzaron á establecer telares en que se ocupaban multitud de operarios, representando otras tantas familias. Esta industria contribuyó á sostener á Orizaba: personas hubo que establecieron esta negociacion solo para dar trabajo al pueblo, cuidando solo de costearse y sin procurar medros ni ganancias.

La planta del tabaco, que años despues, debia ser una de las fuentes de la prosperidad de Orizaba, á ejemplo de los cordobeses comenzó á plantarse con éxito feliz. Así, pues, la falta de la concurrencia aquí del comercio temporal que se hacia á la llegada de cada flota, dió por resultado la doble creacion de un ramo de industria y otro de agricultura, que influyeron á favor del vecindario todo. Página:Ensayo de una historia de Orizaba.djvu/387 Página:Ensayo de una historia de Orizaba.djvu/388


  1. Capítulo VIII
  2. D. José Cowley. Estadistica de Jalapa, pág. 67.