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Estudios históricos por Lord Macaulay/Al que leyere

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

AL QUE LEYERE.


Cuatro estudios históricos de los más notables é interesantes que produjo el claro ingenio de lord Macaulay publicamos en este volúmen.

Muy poco diremos acerca de ellos, porque su más cumplido elogio consiste en ser de quien son, bastando que recomendemos á nuestros lectores más principalmente el que se refiere á la guerra de Sucesion de España en tiempo de Felipe V, por ser asunto de tanto interes para los españoles, y los relativos á los conquistadores ingleses de la India Clive y Hastings. Hallarán en el primero, además de imparcialidad suma y de muy elevadas consideraciones acerca del carácter español en ciertos períodos de la historia, una reseña brillantísima del estado militar, político y literario de nuestra patria bajo Cárlos V y Felipe II, bien que salpicada de algunos errores nacidos de las opiniones religiosas del autor, que distaron mucho siempre de ser las que inspiraron, así la conducta de aquellos príncipes como la de sus pueblos; y en los que hacen referencia á los conquistadores de la India, podrán ver sin gran esfuerzo, comparándolos con los conquistadores españoles de América y de Asia, que nuestros antepasados aventajaron á los ingleses, sin género de duda, no sólo en bizarría, en grandeza y en heroismo, sino tambien, y esto es lo más importante, dada la diferencia de los tiempos, en moralidad y en justicia.

El estudio consagrado á la historia de Federico el Grande, lleva al lector como por la mano desde los humildes principios del marquesado de Brandeburgo hasta la terminacion de la guerra de los Siete años, cuando despues de haber vencido y desbaratado á la coalicion, el rey de Prusia se restituyó á su capital para reparar el estrago producido por la lucha en toda la extension de sus dominios, en todos los ramos de la administracion y de la riqueza pública y privada. De sentir es que Macaulay suspendiera su obra en este punto, y que no la completara con el estudio de aquel período de reconstruccion, por decirlo así, y de las relaciones políticas de Federico y de sus costumbres durante él; cosas todas que al ser tratadas por escritor tan competente y de tanto ingenio habrian hecho del estudio que nos ocupa uno de los más perfectos, amenos é instructivos de cuantos produjo. A pesar de esta falta, el ensayo puede considerarse completo en la parte militar, administrativa, política y literaria del reinado de Federico hasta la paz de Hubertsburgo, que puso término á la guerra de los Siete años.

Si la historia goza del privilegio de agradar de cualquier modo que se escriba, como decia Marco Tulio, cuánto más deleitable no será su lectura cuando se expongan los hechos cual lo hace Macaulay, consignando en ella así todo lo grande y memorable de los sucesos políticos y militares, como todo lo que haya sido parte á disminuir ó acrecentar la felicidad de los hombres, pintando con vivos colores el cuadro de las relaciones domésticas, de los usos, de las costumbres, de los espectáculos y del modo de ser de los pueblos descritos; así el estado de la agricultura, de las artes mecánicas, de las comodidades de la vida, como el progreso de las ciencias, de las artes y de la literatura, é interpolando esto de anécdotas curiosas, de relaciones interesantes que así amenizan la narracion, imprimiéndola el encanto de la buena novela histórica, como contribuyen de una manera eficaz á fijar las ideas en la mente de quien lee. Recorriendo las páginas del presente volúmen, hallará el lector la confirmacion de esta verdad; porque, como en los Estudios Literarios[1], abundan en ellas las descripciones, los cuadros de costumbres, los retratos de personajes importantes y cuanto es parte á prestar animacion, movimiento, color, atractivo, vida, en fin, á los asuntos que se tratan en él, pudiéndose decir que bajo este aspecto Macaulay es el primero de los historiadores que haya logrado alcanzar la perfeccion ideal de la historia, la cual consiste, como él mismo lo declara, en saber amalgamar en la proporcion debida la poesía y la filosofía para imprimir de una manera indeleble en las imaginaciones las verdades generales, representando con calor los caracteres y los incidentes particulares; amalgama de elementos opuestos que hasta lograrla él ninguno ántes consiguió realizar.



  1. Tomo XI de esta Biblioteca.