Fábulas en verso castellano/LIII
Apariencia
Resto de una comida, que orilla de un arroyo fue servida, quedó sobre las yerbas arrojado el conchudo cadáver de un cangrejo, lo mismo que la grana colorado. Miraban y admiraban reflexivos otros cangrejos vivos aquel tinte magnífico bermejo, y cada cual de su interior exhala esta loca expresión: ¡Hermosa gala! ¡Quién el secreto raro poseyera de poderse pintar de igual manera! Oyendo la ocurrencia peregrina, díjoles un ratón, docto en cocina: Para adquirir matices tan brillantes, no hay otro medio que coceros antes: mirad, pues, lo que al mísero le cuesta la mortaja de honor que tiene puesta. Quien envidie la fama esclarecida que a los varones célebres rodea, tome su historia y vea ¡cuánto dolor acibaró su vida!