Gotas de ajenjo/LXXVI
Apariencia
LXXVI
El tiempo que se va siempre nos deja
en el alma fulgores infinitos;
es el recuerdo luminosa abeja
que de las flores vívidas se aleja
en busca de los cálices marchitos.
El tiempo que se va siempre nos deja
en el alma fulgores infinitos;
es el recuerdo luminosa abeja
que de las flores vívidas se aleja
en busca de los cálices marchitos.