Historia III:Descubrimiento de la costa de África

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Historia III:Las especias y los metales preciosos
Capítulo 3 - Los descubrimientos marítimos
y los establecimientos coloniales

Descubrimiento de la costa de África​
 de Charles Seignobos


El descubrimiento empezó por el África occidental y partió de Portugal. Los marinos italianos y los del mar del Norte iban, desde el siglo XIV, a encontrarse en Lisboa. Los portugueses aprendieron de esta suerte a navegar y empezaron a tener barcos. Pero sus marinos no sabían servirse de la brújula y navegaban no perdiendo de vista la costa.

Un hijo del rey de Portugal, el príncipe Enrique, inició las expediciones de descubrimiento. Había mandado hacer un castillo en Sagres, a orillas del Océano, cerca del cabo San Vicente. Allí había establecido un observatorio astronómico y un arsenal marítimo, y pasaba la vida preparando expediciones marítimas.

Se hablaba entonces de una comarca del África donde el oro se encontraba en abundancia. Ese país, llamado Guinea, estaba indicado en un mapa español, en el que se veía un negro con un cetro en la mano y escrito: "Este rey es el más rico señor de toda esta comarca por la abundancia de oro que se recoge en sus tierras". Se hablaba también de un príncipe cristiano muy poderoso, apellidado "el preste Juan", que reinaba al otro lado del África. El príncipe Enrique confiaba en la astrología, y los astrólogos le habían dicho que, según su horóscopo, estaba llamado a "buscar las cosas ocultas a los otros hombres". Quiso descubrir la Guinea y entrar en relaciones con el preste Juan. Empleó sus recursos en equipar barcos y envió dos o tres cada año al descubrimiento de los países desconocidos. Le costó trabajo al principio encontrar tripulaciones, pues los marinos portugueses no querían correr aventuras.

El año 1420 se descubrió una isla poblada de árboles, que se llamo Madera. Se prendió fuego al bosque y en el suelo fértil se plantaron vides que dieron un vino que pronto adquirió celebridad. El año 1431 fueron descubiertas las islas Azores, que se poblaron de portugueses.

Se tardo mucho en descubrir la costa de África. Se tenía miedo de los arrecifes que se extienden bordeando toda esa costa y en los que rompe la ola espumosa. Se dudaba en pasar del cabo Bojador, pues se creía, siguiendo la opinión de Aristóteles, que al Sur del Trópico empezaba una zona tórrida, en la que el calor era tan grande que el hombre no podía vivir.

Por último, el año 1434, el cabo Bojador fué doblado y se avanzó poco a poco hasta el cabo Verde. Se traficó entonces con los naturales de la costa de África, a que se dió el nombre de Guinea. Se les compraba goma, huevos de avestruz, esclavos negros y polvo de oro que los negros traían del interior. Se apellidó a aquel país Costa de Oro.

Los portugueses habían aprendido así a navegar apartándose de las cotas, y sabían que no hay zona tórrida. Habían visto que los países tropicales estaban cubiertos de una hermosa vegetación y habitados por poblaciones numerosas. Las expediciones empezaron a reportar algunos beneficios. No obstante, cuando el príncipe Enrique murió en 1460, dejaba todavía deudas.