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Historia X:Alemania después de los tratados de Westfalia

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Capítulo 10 – Restauración católica en Austria
Alemania después de los tratados de Westfalia

de Charles Seignobos


Los asuntos del Imperio fueron arreglados de suerte que quedaran satisfechos los príncipes protestantes y se quitara todo poder al emperador en el Imperio.

Los príncipes calvinistas debían tener los mismos derechos que los príncipes luteranos. —Las religiones debían permanecer en el mismo estado en que se hallaban en 1624, y los príncipes conservaban los bienes de la Iglesia que ocupaban en dicha fecha.— Aun cuando un príncipe cambiase de religión, no podía cambiar el culto establecido en su territorio en 1624. —El príncipe podía obligar a emigrar a aquellas de sus súbditos que practicaban una religión prohibida en la repetida fecha; pero, si los conservaba, no tenía derecho a perseguirlos por su religión ni a impedirles que practicasen su culto en el interior de su casa.

La religión de cada país quedaba así definitivamente establecida y no ha cambiado desde entonces. Alemania ha permanecido dividida entre protestantes y católicos, como lo estaba en 1648. Los protestantes viven, sobre todo, en el este, y constituyen aproximadamente los dos tercios de la población.

Alemania seguía siendo nominalmente un Imperio, en ella había aún un emperador electivo y una Dieta de los príncipes y de las ciudades libres. Pero cada príncipe tenía el derecho de gobernar su territorio como soberano, de sostener un ejército y aun de aliarse con los príncipes extranjeros. No quedaba al emperador más que un título superior a los demás, pero que no le atribuía casi ningún poder.

Suecia hbía adquirido un pedazo de costa en el Báltico. Francia ocupaba una parte de Alsacia, Suecia y Francia podían de esta suerte hacer entrar fácilmente ejércitos en el Imperio. Alemania quedaba abierta al extranjero.

La guerra de Treinta Años dejaba a Alemania arruinada. Las campiñas estaban saqueadas, las aldeas destruídas, las tierras sin cultivo. Se habían hecho desiertos cuyas huellas han durado hasta el siglo XIX. Las ciudades estaban arruinadas y casi no quedaban en ellas artesanos. En ciertas regiones la población había disminuído en dos tercios. Se cree que Alemania ha tardado dos siglos en volver a tener el mismo número de habitantes y la misma cantidad de ganado que antes de la guerra.