Historia XII:Strafford y Pym
El consejero de Carlos, Strafford, gobernador de Irlanda, volvió a Inglaterra. Por su consejo, Carlos convocó el Parlamento de Inglaterra, que no había sido reunido desde hacía once años, y le pidió un tributo para alistar un ejército contra Escocia. Para decidirle, mostró cartas escritas por los sublevados de Escocia al rey de Francia, esperando que los ingleses no perdonarían a los escoceses tener inteligencias con el extranjero. Pero los diputados, irritados contra los consejeros del rey, pidieron a Carlos, antes de votar ningún impuesto, que atendiera a sus reclamaciones, y le indujeron a hacer la paz con los escoceses. Carlos se apresuró a disolver el Parlamento, que, como no había durado más que tres semanas, fué apellidado Parlamento corto (mayo de 1640).
Strafford fué nombrado general en jefe del ejército real, «con el poder de suprimir toda rebelión». Pero la guerra de Escocia tomó mal carácter. Los mismos soldados de Carlos entraban en los templos para mudar la mesa de comunión y ponerla en medio de la iglesia. Los ingleses deseaban la victoria de los escoceses, enemigos como ellos de los ministros de Carlos. El ejército escocés invadió Inglaterra sin encontrar resistencia. Carlos, que no tenía dinero, se decidió a convocar un nuevo Parlamento, que iba a durar veinte años (1640-1660). Es el más largo que ha habido en Inglaterra, y se ha apellidado Parlamento largo.
La Cámara de los Comunes, formada por nuevos diputados sin experiencia, siguió los consejos de un antiguo miembro de la oposición, Pym que se había adiestrado en los Parlamentos de 1621 a 1629. Era un caballero muy fino, de un natural tranquilo, de espíritu lucido y práctico. Veía claramente la situación, juzgaba lo que había que hacer para salir de dificultades, y, una vez que se había decidido, obraba con sangre fría y resolución.
Pym juzgó que el enemigo más poderoso del Parlamento era Strafford, el cual había reunido un ejército en Irlanda y animaba al rey para que lo emplease contra los ingleses. Strafford, para desembarazarse de Pym, llegó bruscamente a Londres. Iba a mandarle prender y juzgar por haber estado en correspondencia con los escoceses sublevados, pero Pym se le adelantó. Manifestó a la Cámara de los Comunes que, si dejaba a Strafford tiempo para obrar, iba a disolver el Parlamento y hacer venir el ejército de Irlanda. La Cámara decidió inmediatamente acusar a Strafford.
La Cámara de los Lores debía juzgarle. Strafford dijo: «Iré y mirará a mis acusadores cara a cara». Pero, en cuanto entró, los lores se negaron a dejarle hablar y ordenaron prenderle y encerrarle en una prisión.
Se le acusó «de haber traidoramente intentado trastornar el gobierno del reino de Inglaterra y de Irlanda e introducir un gobierno arbitrario y tiránico... aconsejando a Su Majestad que obligase a sus súbditos, por fuerza de armas, a someterse». Strafford había dicho en el Consejo secreto del rey: «Haced la guerra ofensiva, tenéis un ejército en Irlanda, podéis utilizarlo aquí para reducir a este reino. Estoy seguro de que Escocia no resistirá cinco meses». Se le acusó de haber querido emplear el ejército irlandés, no contra los escoceses, sino contra los ingleses. Respondió que, en caso de necesidad absoluta, Dios ha dado al rey el derecho de emplear todos los medios para defenderse, él y su pueblo.
La Cámara de los Lores no se resolvió a condenarle, porque el delito de alta traición de que se le acusaba no consiste más que en traicionar al rey, y Strafford, por el contrario, había sostenido al rey contra el Parlamento. Entonces la Cámara de los Comunes empleó un procedimiento de la Edad Media. Propuso una ley de excepción (attainder) que declaraba a Strafford convicto y condenado, no por una sentencia, sino por una ley.
Era preciso, como para toda ley, el acuerdo de las dos Cámaras y el consentimiento del rey. La Cámara de los Lores vacilaba. En aquel momento, Carlos intentó librar a Strafford apoderándose por sorpresa de la Torre de Londres donde estaba encerrado, y la reina intentó hacer venir el ejército a Londres, Pym lo supo y lo comunicó a los lores, que aprobaron la condena.
Era necesario también el consentimiento de Carlos, y éste había prometido a Straffbrd que «no se tocaría a un pelo de su cabeza». Pero una muchedumbre armada llegó debajo de las ventanas de Palacio lanzando gritos de muerte contra la reina, Carlos perdió la cabeza y firmó la sentencia. Strafford fué decapitado (mayo de 1644).
Laud había sido preso al mismo tiempo. En prisiones estuvo cuatro años y luego fué decapitado.